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Alcohol y adolescentes

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Isabel Galindo

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El consumo de alcohol en adolescentes ( y preadolescentes) es uno de los grandes lastres de la sociedad hoy en día. El problema no reside solo en las veces que beben, ya que en principio aunque dependiendo de la edad, el consumo se reduce a los fines de semana, sino en cuánto beben. Además, se suma el factor de que cada vez es más temprano cuando los más jóvenes empiezan a hacer botellón,

Pero, ¿por qué beben los adolescentes?

Existen muchas razones por las cuales se inicia el consumo de bebidas alcohólicas, especialmente en la adolescencia, que es una etapa de incertidumbre, de cambios, que muchas veces no somos capaces de aceptar y buscamos formarnos una personalidad muy influenciada por lo que dicen los demás. Por ello, una de las principales causas es la deseabilidad social: el querer pertenecer a un grupo, el sentirse valorado, que todos sus amigos sepan que él también hace “lo prohibido”, la búsqueda de nuevas sensaciones, genera un sentimiento muy placentero que hace que la conducta se vuelva a repetir: el próximo viernes bebemos más y mejor.

Otra razón para el consumo de alcohol es la utilización de este método como vía de escape para los problemas: desde situaciones familiares conflictivas, dificultades a la hora de relacionarse (es una forma de desinhibición que creen eficaz), problemas escolares, tristeza, etc.

En España, a pesar de que está prohibida la venta a menores de18 años, es verdaderamente fácil conseguir alcohol, ya que está completamente integrado en nuestra sociedad: desde esperar en un supermercado a que pase alguien joven que te compre la botella más barata de ron o vodka en el Mercadona (con las consecuencias que tiene tomar alcohol destilado de tan mala calidad), hasta ir directamente a una tienda de alimentación, donde si no hay policía y das una apariencia que pasa de los 15 años, la botella es tuya.

Algunos programas televisivos y los personajes que aparecen en ellos, que ejercen como modelos para los adolescentes, son factores que influyen también en el aumento del consumo de alcohol.

¿Consecuencias? Muchas, desde la más trágica, donde me viene a la cabeza la reciente muerte de una niña por un coma etílico, donde sus amigos trataron de llevarla al hospital más cercano en un carro de la compra ( al fin y al cabo, siguen siendo niños jugando a ser mayores y no saben cómo actuar), hasta problemas del comportamiento relacionadas con el alcohol, pasando, por supuesto, por todo el deterioro físico que puede causar el consumo de esta droga.

El hecho de consumir con frecuencia alcohol genera que cada vez se necesite una mayor cantidad para conseguir los mismos resultados, siendo así los efectos más perjudiciales en el organismo.

Tanto los padres como la educación juegan un papel fundamental a la hora de ayudar a los más jóvenes a no caer en la rutina (también llamada dependencia) de quedar para hacer botellón todos los fines de semana, y hacerlo como único método para pasarlo bien.

En primer lugar, es fundamental concienciar de los efectos que puede tener para la salud el alcohol. No se trata de dar una “charla” inacabable, la cual el adolescente va a catalogar como “ cosas de padres”, y no va a prestar atención, sino hablar seriamente pero con libertad del tema. Explicar las preocupaciones del menor, entenderle y ponerse en su lugar es fundamental para ayudarle a comprender que no estamos hablando de una tontería sin importancia.

Es muy sano que salga el fin de semana con sus amigos, pero fomentando otro tipo de actividades, evitar que relacionen que la única forma de divertirse es con alcohol y, en la medida de lo posible, que los domingos los dediquen a realizar alguna actividad en familia.

También es necesario prestar atención a los cambios de comportamiento, que pueden estar generados por el alcohol, como mostrarse más hostil con la familia, descuidar los estudios, o, evidentemente, llegar ebrio a casa. Vigilar esto puede evitar problemas mayores posteriores. Por supuesto, si es necesario, buscad la ayuda de un profesional puede ayudar tanto al menor como a la familia a llevar la situación.

¡Nos leemos la próxima semana!

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