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Una cuestión… ¡¡DE BIGOTES!!

Tony Sanmatías

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Hoy quiero hablar de bigotes, de esos pelos que se sitúan bajo la nariz, adornando, disimulando  y potenciando, no solamente el rictus de la boca en el hombre, sino el de la cara en general, personalidad incluida.

Pero, si alguna vez has pensado en dejarte bigote o, por el contrario ya lo tienes y quieres cambiarlo de forma, o porque le gusta a la parienta otro estilo en él…, déjame que te aconseje para que encuentres el más apropiado, no siendo que te ridiculices tú mismo. Los bigotes, hablan de nuestra personalidad, de aquello que llevamos dentro y ciertamente somos, y es posible que sin saberlo, puedes dar otra apariencia personal que no es, precisamente, la tuya. ¡¡Que son muchos los hombres que se esconden detrás del suyo!!

Veamos: Normalmente pueden ser muchos los tipos de bigotes que pueden irle bien a los hombres por determinadas cuestiones físicas. Por ejemplo, un simple bigotito fino, puede acortar distancias entre la nariz y el labio superior, igual que le sucede a las llenitas –o a los llenitos- en carnes poniéndose prendas con rayas verticales. Incluso, también es válido para disimular un labio superior fino. Vale, pero hasta ahí.

Porque, ya verás, los demás bigotes deben responde al carácter del hombre que los luzca, no a otra cosa. De tal manera que así los veremos en aquellos de nuestro alrededor.

Descifrémoslo: Los tranquilos, deberán usar bigotes muy caídos, con sus puntas tendentes a taparles el labio alto y así lo puedan disimular. Los excitables deben llevarlos rectos y poblados, aunque algunas de sus puntas sean descuidadamente más largas, como son sus tics nerviosos. Los de los creativos y los artistas, los que suelen llevar también una perilla, tenderán a estar hacia arriba en sus terminaciones laterales, debiendo ser finos, bien delineados y poblados, aunque ligeramente inhiestos no le mermarán su idiosincrasia artística, y menos su genio creativo, y para demostrar que los son, como Dalí. Contrariamente, los egoístas y los dictadores suelen llevarlo ancho, pequeño, seccionado en sus laterales, centrándolo en la mitad del labio, como si fuera un detalle de querer recortarles a otros lo que sea y puedan, aunque sean sus libertades; de los que nos reímos… cuando son imitados, como hizo Charlot, Charles Chaplin, en su película “El gran dictador”, quien, por cierto, lo llevó de por vida, quizá para reírse del matón de Hitler y sus secuaces (por no nombrar a… y otros más cercanos), y hasta para recordarnos lo que fue una barbarie criminal sin precedentes históricos. ¡¡Y menos mal que ``esos´´ de ahora, junto a los políticos, ya no llevan bigote!! Porque, de llevarlos… a más de uno -y al de los otros- se le verían sus entrañas más endiabladas, siempre teñidas de un negro maligno que acobarda.

Pero cambiemos el tercio, que lo anterior me ha incomodado soberanamente, y no quiero contagiaros con malos recuerdos. Y, ya, en parte, pertenecen a la historia, aunque alguno aún queda por otros terrenos ¡¡metiéndonos el miedo en el cuerpo miedo!!

Sigamos: Los más brutos, al revés, en plan salvaje, igual que sus barbas, como queriendo asustar ya de antemano. Los extrovertidos -o muy comunicativos y sinceros- estarán ligeramente crecidos, anchos y alargados por sus laterales, sin exagerar, como diciéndonos “toma que hay para regalar y lo hago a gusto”. Los tímidos, los llevan finos, casi despoblados, y suelen utilizarlos -¡qué lástima!- para esconderse detrás de ellos. Los huraños tendrán ``cuatro pelos´´ en su bigote y barbilampiña cara, que armonizan con su judaica condición. Los intelectuales no suelen llevar bigote alguno, todos lo meten en su sesera, incluso rapándose la cabeza, no dándole importancia a todo aquello que no sean los conocimientos. Los moteros de las Harley Davidson, los harleros, todos ellos tienen su singular bigote, ancho y caído singularmente por sus laterales. Y así con otros muchos

Comprobadlo en algunos hombres o en personajes de la historia (especialmente en los militares) y veréis que sus bigotes son así, como si fuera un traje labial a medida, acorde a su personalidad más intrínseca y recóndita. Mejor aún, estúdiatelo en ti mismo, de tener bigote.

Párate en estas observaciones, amigo lector, y comprobarás que estoy en lo cierto. Y huye de llevar el que no te convenga, y por si acaso existe alguno/a, o yo mismo, que puede descubrir que no eres tal y como aparentas ser… por tu bigote. Incluso, en algunas empresas los estudian para seleccionar al personal más adecuado y convincente, junto a otros detalles estéticos con los que pretendemos adornarnos.

¡Ah…! ¿Qué me pides un consejo –o Tony-Truco- para tus bigotes? La verdad que no son muchos los problemas que puedan darte. Si acaso un arreglo de vez en cuando. Sin embargo, te recomiendo que los cepilles a diario, antes de ducharte, para remover las células de piel en esa zona, a fin de que puedan desprenderse fácilmente al ducharte. Si vuestros bigotes fueran blancos, podéis teñirlos con un tinte capilar (cualquier marca vale), siempre acorde al color del cabello. Mejor si acudís a una peluquería para este menester, donde os aconsejarán debidamente, que puedes ser alérgico y te la puedes preparar de cara a tu salud. Y si vuestro bigote amarillea o es causa de ello por efecto del tabaco… ¡non problem! Un poco de espuma capilar de color plata bastara para anular el amarillento, siempre después de lavado, aunque también podréis lograrlo con un champú de esta misma tonalidad. Y asunto resuelto.¡¡A presumir de bigote guapo!!

Pero, ¿cómo? ¿Qué es lo que oído? ¿Qué algunas mujeres también llevan bigote? Pues, perdonadme, pero NINGUNA MUJER LO LLEVA. Tal es así que, incluso, reconociendo que algunas puedan tener pelos debajo de su nariz (quizá alguna que otra ya mayor, que en ellas es un descuido o el de sus cuidadores),  por el hecho de ser féminas no podemos admitir lo que se conoce por un bigote-bigote. Precisamente, cuando las mujeres hablan entre ellas o se acercan al gabinete de belleza para depilarse ``esos´´ indeseables pelos labiales con la cera habitual, incluso los del mentón, JAMÁS HA QUEDADO RECONOCIDO QUE SE TARTE DE UN BIGOTE. En estos casos suelen decir: “Vengo –o voy- a hacerme el labio superior”. Aunque todo sea una cuestión de bigotes…

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