El pasado día 7 de mayo la web de la Universidad de Córdoba abría en portada con la noticia de la reunión institucional mantenida por el rector de la Universidad de Córdoba, José Carlos Gómez Villamandos, con representantes del partido de ultraderecha Vox en el Rectorado. A la reunión asistieron el propio rector, la concejala portavoz del Grupo Municipal de Vox en el Ayuntamiento de Córdoba, Paula Badanelli y el diputado por Córdoba de esta formación, José Ramírez del Río, también profesor de la Facultad de la Filosofía y Letras. Al encuentro también asistió por parte de la UCO el vicerrector de Coordinación, Infraestructuras y Sostenibilidad, Antonio Cubero Atienza.
Se trata de la primera vez desde la llegada de la democracia que la ultraderecha entra de forma oficial en nuestra Universidad. En unos momentos donde la inmensa mayoría de instituciones europeas se posicionan claramente contra los partidos de ultraderecha, xenófobos y de ideología fascista, nuestra universidad recibe y debate sobre el futuro de nuestra institución y de algunos proyectos para la ciudad (imaginamos cual) con VOX. En un momento donde la ministra de Defensa alemana, Annegret Kramp-Karrenbauer, que forma parte de uno de los gobiernos más conservadores de Europa, ha anunciado la disolución de una de las dos compañías de las Fuerzas Especiales del Ejército en su campaña de tolerancia cero con la ultraderecha, aquí nos vemos envueltos en una estrategia de ciudad donde tiene cabida el intercambio de opiniones de los representantes de nuestra universidad pública con los de la formación fascista de ultraderecha.
Cuesta imaginarse a una universidad recibiendo a una formación de ultraderecha en ningún país de occidente. Que yo conozca, la Universidad de Córdoba es la única universidad pública española que se ha posicionado legitimando a la formación de ultraderecha.
No estaría de más que los miembros de este equipo de gobierno leyeran la muy influyente conferencia que Umberto Eco impartió el 25 de abril de 1995 en la Universidad de Columbia (Nueva York) titulada “Contra el fascismo”, y que fue el inicio (por fín) de una posición común de las universidades norteamericanas de la Ivy League contra la ultraderecha.
No estaría de más recordar a este equipo de gobierno que en julio de 1936, Salvador Villa, rector de la Universidad de Granada, electo en abril de ese mismo año, fue asesinado por un pelotón de fusilamiento por parte de los fascistas, en el mismo sitio y por las mismas razones que Federico García Lorca. En el barranco de Víznar encontró la muerte a manos de la barbarie. Salvador Villa tenía 32 años y era muy amigo de Manuel de Falla y de Miguel Unamuno. Sería Falla el que salvara en el último momento a su mujer, Gerda Leimdörfer, de ser también fusilada. Gerda era hija del redactor-jefe del principal periódico judío de Berlín, cuya familia sufrió la persecución nazi.
Salvador Villa era un prestigioso arabista, catedrático de Cultura Árabe e Instituciones Musulmanas, curiosamente los mismos campos de conocimiento que coparte (solo eso) con el diputado por Córdoba de VOX, José Ramírez del Río, compañero mío de facultad, profesor en Estudios Islámicos e interpretación de textos históricos de Al Andalus. También es miembro del Centro de Estudios Al Ándalus y Diálogo de Civilizaciones. Triste paradoja que nos desvela la historia.
Vox atenta contra los principios fundamentales de la Universidad. Con su posición contra los sistemas públicos, con su posición negacionista en temas como el cambio climático, con su discurso xenófobo y con su posición contra la diversidad y la igualdad de género. En definitiva, contra los principios fundamentales del Humanismo que son la base de nuestra institución. No se qué pensarán los centenares de alumnas/os extrajeros/as al ver al rector recibiendo a la ultraderecha o las miles de mujeres que son mayoría en nuestra Universidad.
Día muy triste para nuestra institución, aunque espero que el despertar de muchas de nosotras que soñamos con otra universidad posible. Esa que siguió defendiendo José Luis Sampedro hasta el último día de su vida.
Nací en Córdoba en 1974, último año de la dictadura militar. Crecí en el Parque Cruz Conde, un barrio humilde con un gran movimiento vecinal. Mi familia provenía de la provincia, emigraron a la ciudad y empezaron sus caminos desde las portátiles y desde el recién estrenado barrio del Sector Sur. Muchos terminaron emigrando a Suiza.
Me fue bien en los estudios cuando encontré mi camino, antes me aburría en una escuela tediosa y sin sentido para mi. Me licencié en Historia del Arte en la Universidad de Salamanca y vengo desarrollando mi trabajo como profesor titular de Historia del Arte en la Universidad de Córdoba. Investigo sobre arquitectura y urbanismo dentro de su dimensión histórica y social, con una mirada atenta a los procesos postcoloniales, al exilio republicano, a la arquitectura social y rural y a la vivienda cooperativa entre otros intereses. He tenido la oportunidad de trabajar en universidades como las de La Habana, Montevideo, Cornell (Nueva York) o la de Buenos Aires. Dirigí las políticas culturales de la Universidad de Córdoba durante cuatro años, una experiencia difícil para mi.
Cuando regresé a Córdoba tras licenciarme en Salamanca, me vinculé a diversos movimientos sociales como MAIZCA y especialmente a Córdoba Solidaria, coordinadora de movimientos sociales y ONG’d de la ciudad. Posteriormente estuve muy implicado en el Centro Social Ocupado Pabellón Sur.
Escribo para canalizar mis sentimientos de justicia social y democracia en el ámbito de la ciudad en la que aspiro a desarrollar mi proyecto vital. Soy lo que soy gracias a mis amig@s. Echo de menos a David Luque y a la Carmen López, la ciudad era otra con ellas.
¿Lo que más me gusta hacer? jugar en el parque con mi hijo y sus amigos.
Estoy perdido, y por eso escribo.
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