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Sobre este blog

Nací en Córdoba en 1974, último año de la dictadura militar. Crecí en el Parque Cruz Conde, un barrio humilde con un gran movimiento vecinal. Mi familia provenía de la provincia, emigraron a la ciudad y empezaron sus caminos desde las portátiles y desde el recién estrenado barrio del Sector Sur. Muchos terminaron emigrando a Suiza.

Me fue bien en los estudios cuando encontré mi camino, antes me aburría en una escuela tediosa y sin sentido para mi. Me licencié en Historia del Arte en la Universidad de Salamanca y vengo desarrollando mi trabajo como profesor titular de Historia del Arte en la Universidad de Córdoba. Investigo sobre arquitectura y urbanismo dentro de su dimensión histórica y social, con una mirada atenta a los procesos postcoloniales, al exilio republicano, a la arquitectura social y rural y a la vivienda cooperativa entre otros intereses. He tenido la oportunidad de trabajar en universidades como las de La Habana, Montevideo, Cornell (Nueva York) o la de Buenos Aires. Dirigí las políticas culturales de la Universidad de Córdoba durante cuatro años, una experiencia difícil para mi.

Cuando regresé a Córdoba tras licenciarme en Salamanca, me vinculé a diversos movimientos sociales como MAIZCA y especialmente a Córdoba Solidaria, coordinadora de movimientos sociales y ONG’d de la ciudad. Posteriormente estuve muy implicado en el Centro Social Ocupado Pabellón Sur.

Escribo para canalizar mis sentimientos de justicia social y democracia en el ámbito de la ciudad en la que aspiro a desarrollar mi proyecto vital. Soy lo que soy gracias a mis amig@s. Echo de menos a David Luque y a la Carmen López, la ciudad era otra con ellas.

¿Lo que más me gusta hacer? jugar en el parque con mi hijo y sus amigos.

Estoy perdido, y por eso escribo.

 

El brazo político

Arsenal del grupo de ultraderecha que atacó en Alcoy la sede de un colecctivo LGTBIQ+ en 2021.

Pablo Rabasco

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Escucho una y otra vez por parte del PP y VOX la acusación de “gobierno ilegítimo” de España sobre el actual gobierno, acusación que ahora se agudiza por el estrecho resultado de las elecciones y los posibles pactos. Esta supuesta ilegitimidad lo es en buena parte por haber sido apoyados en la investidura de hace cuatro años y por votar a favor algunas leyes por parte de Bildu y de los partidos independentistas catalanes. Estas acusaciones tratan sostener esa idea de que estas formaciones (Bildu especialmente) no son sino el brazo político de criminales, unos por ser supuestamente herederos del terrorismo de ETA y otros por querer realizar un referéndum fuera del marco de la ley (no se si del de la democracia, como concepto).

Si nos atenemos a la expresión de violencia física extrema de un brazo militar y otro político, como en el caso de ETA y HB durante los años duros del terrorismo en España, está claro que las heridas están ahí, muchas personas trabajan en el proceso de paz en Euskal Herria, en la justicia y la mediación de una historia durísima, y otras dedican sus esfuerzos en tratar de sacar réditos políticos constantes del conflicto.

Pero pensemos un poco en esto del “brazo político”. En mayo de 2018 ETA anunciaba el fin de la lucha armada, comenzaba el proceso de paz tan ansiado por todas.

En ese mismo año, en Estados Unidos, se dieron cuenta de un dato escalofriante. La mayor amenaza del país en cuestión de terrorismo no provenía del terrorismo islámico, sino de los grupos terroristas de ultraderecha. Estos grupos, exaltados en su culto al suprematismo blanco, llevaron a cabo el 70% de los atentados y complots terroristas en USA, ataques en los que murieron 39 personas en los primeros ocho meses de 2018. Desde ese 2018 fecha del fin de ETA han venido ocurriendo cosas como esta, solo unos ejemplos; el 14 de febrero de 2018 Jacob Cruz, conocido por sus comentarios públicos racistas, homófogos y xenófagos contra la población inmigrante, se revistió con iconografía nazi, entró en una escuela y abrió fuego contra profesoras y niñas/os, matando a 17. En Italia los fanáticos de ultraderecha apuñalaron y mataron a dos ciudadanos africanos en la ciudad de Macerata. Un año después, el terrorista Brenton Tarrant entró en una mezquita en una ciudad de Nueva Zelanda y asesinó a 51 personas dejando heridas a otras 49. Estaba en contacto con los grupos de ultraderecha de Austria y Francia. Los asesinatos los retrasmitió en directo desde su cuenta de Facebook donde exhibía armas con inscripciones de héroes fascistas y nazis. El 3 de agosto de ese mismo año, Patrick Crusius asesinó a 23 personas dejando a otras 23 heridas, la motivación, que eran de origen hispano. Poco antes del acto terrorista publicó un manifiesto donde alertaba de la “invasión hispana” de Texas que alentaba la mezcla de razas. Decenas de casos como estos. Hasta el atentado del 11S contra las Torres Gemelas, el atentado terrorista con más víctimas mortales en territorio norteamericano fue el de Oklahoma City de 1995, el ultraderechista Timothy McVeight activó una bomba matando a 168 personas dejando más de 500 heridos, lo hizo como parte de la “revolución conservadora”. En 2011 Anders Behring Breivick, afiliado a la ultraderecha populista del que llegó a ser responsable local del movimiento juvenil del partido, asesinó en la isla de Utoya (Oslo) a 92 jóvenes.

En 2020 hubo 44.692 delitos de corte político en el mundo, de los que más de la mitad fueron cometidos por grupos o individuos de la ultraderecha.

En España hemos vivido la violencia y el terror de la ultraderecha desde el final de la dictadura, sin pausa, sin treguas. Contra políticos, sindicatos, feministas, inmigrantes, personas del colectivo LGTBI, movimientos sociales… Una ultraderecha violenta alentada aquí por parte de la iglesia católica y con vínculos con las grandes fortunas.

De todo esto, nos queda un ambiente tóxico que no nos merecemos nadie.

Y si, VOX es un “brazo político” y si, el PP pacta con VOX. Y si, la gran mayoría de los grupos violentos de ultraderecha en España los apoyan.

Sobre este blog

Nací en Córdoba en 1974, último año de la dictadura militar. Crecí en el Parque Cruz Conde, un barrio humilde con un gran movimiento vecinal. Mi familia provenía de la provincia, emigraron a la ciudad y empezaron sus caminos desde las portátiles y desde el recién estrenado barrio del Sector Sur. Muchos terminaron emigrando a Suiza.

Me fue bien en los estudios cuando encontré mi camino, antes me aburría en una escuela tediosa y sin sentido para mi. Me licencié en Historia del Arte en la Universidad de Salamanca y vengo desarrollando mi trabajo como profesor titular de Historia del Arte en la Universidad de Córdoba. Investigo sobre arquitectura y urbanismo dentro de su dimensión histórica y social, con una mirada atenta a los procesos postcoloniales, al exilio republicano, a la arquitectura social y rural y a la vivienda cooperativa entre otros intereses. He tenido la oportunidad de trabajar en universidades como las de La Habana, Montevideo, Cornell (Nueva York) o la de Buenos Aires. Dirigí las políticas culturales de la Universidad de Córdoba durante cuatro años, una experiencia difícil para mi.

Cuando regresé a Córdoba tras licenciarme en Salamanca, me vinculé a diversos movimientos sociales como MAIZCA y especialmente a Córdoba Solidaria, coordinadora de movimientos sociales y ONG’d de la ciudad. Posteriormente estuve muy implicado en el Centro Social Ocupado Pabellón Sur.

Escribo para canalizar mis sentimientos de justicia social y democracia en el ámbito de la ciudad en la que aspiro a desarrollar mi proyecto vital. Soy lo que soy gracias a mis amig@s. Echo de menos a David Luque y a la Carmen López, la ciudad era otra con ellas.

¿Lo que más me gusta hacer? jugar en el parque con mi hijo y sus amigos.

Estoy perdido, y por eso escribo.

 

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