Cocinando todos juntos
Desde pequeña he sentido una enorme curiosidad por los fogones. Tenía la necesidad de meter “las manos en la masa” y revoloteaba alrededor de mi madre con la excusa de “yo quiero aprender” o con la pregunta “¿esto cómo se hace, mamá?”. Vaya, que era un poco mosca…
Mi madre -que es muy lista y como se suele decir, “las madres siempre llevan razón” (la mía la lleva el 99’9% de las veces)- optó por cargarse de paciencia y enseñarnos a mi hermana y a mí a cocinar aprovechando esa curiosidad, y de paso nos daba una clase práctica en el más puro sentido estricto de la palabra. Ella tenía la creencia de que si nos apartaba de la cocina o nos lo prohibía, nosotras como niñas que éramos y como lo prohibido es lo más atractivo, íbamos a hacer todo lo contrario. Y para que nada saliera ardiendo o perdiéramos algún dedo, nos colocó un delantal y comenzó la gran hazaña. Digo hazaña porque aprender a encender el gas ya lo era, ya que la vitrocerámica apareció por mi casa años más tarde.
Lo mismo que digo y afirmo que los adultos son los responsables de lo que comen sus hijos, también opino que tienen en su mano la posibilidad de despertarles el gusanillo por la cocina, y no hay mejor forma de hacerlo que cocinando con ellos. Lo ideal es elegir un momento, por ejemplo: una tarde de estas de hastío o un día lluvioso pueden ser perfectos para comenzar la actividad o simplemente escoger cocinar como una actividad más, como un juego para realizar en familia.
Como ideas para cocinar todos juntos hay mil, por ejemplo: galletas, magdalenas, pizza casera, pasta con verduras, hamburguesas caseras, brochetas de pescado con verduras, macedonia de frutas, huevos revueltos con lo que os apetezca, etc. Sólo es cuestión de echarle un poquito de imaginación o de preguntarles a ellos.
“La creatividad es la inteligencia divirtiéndose”. A Einstein
Con este propósito incluyo en esta entrada un par de recetas: una de galletas saludables y otra de masa de pizza casera cien por cien natural (con grasas de origen conocido), sin azúcar y sin harinas refinadas.
Base para galletas
- 250 gr de harina de espelta integral.
- 1 pizca de sal.
- 100 gr de panela o xilitol o un plátano machacado que esté maduro o un chorreón de miel.
- 16 gr de levadura química tipo Royal®
- 100 gr de mantequilla a temperatura ambiente en trozos o 100 g de aceite de coco.
- 2 huevos medianos.
A esta masa base le podemos añadir estos rellenos o los que se nos ocurran:
- Dos cucharadas de coco rallado, 180 g de chocolate negro mínimo 70% cacao, y unos arándanos.
- 100 g de pasas, 100 de g de nueces en trocitos.
- 100 g de granulado de almendras, 100 g de fruta deshidratada…
Preparación: Precalienta el horno a 200ºC con calor arriba y abajo y forra 2 bandejas con papel de horno. Mezcla la harina, la sal, la panela o xilitol o plátano o miel junto con la levadura, la grasa elegida y los huevos en un recipiente mediano. De ahí saldrá una masa que se quedará “hecha una bola”. A esa masa se le añaden los rellenos elegidos. Después hacemos bolitas de unos 30 g y las colocamos en las bandejas forradas con papel de horno bien separadas. Saldrán unas 20 ó 30 unidades según el tamaño que les hayamos dado. Hornea durante 12 minutos a 200ºC. Dejar enfriar en una rejilla o cesta donde pase el aire.
Masa para pizza casera integral
Ingredientes:
- 200 g de agua templada.
- 50 g de AOVE.
- 20 g de levadura prensada fresca de panadería o un sobre de levadura seca de panadería.
- 370 g de harina integral de espelta.
- 1 cucharadita de sal marina yodada.
Preparación: precaliente el horno a 250 ºC. Vierta el agua templada, el aceite y lavadura y mezcle con unas varillas. Incorpore la harina y la sal y vaya mezclando con las manos hasta obtener una masa homogénea que dejamos reposar cubierta con un plástico o dentro de una bolsa de plástico durante una media hora. Cuando haya pasado el tiempo, la extendemos hasta que quede finita y la colocamos en una bandeja de horno untada con aceite o en una lámina de silicona. Podemos hacer dos pizzas grandes o mini pizzas.
Lo que le pongamos encima es cosa de nuestra imaginación, pero por ejemplo, podemos utilizar salsa de tomate casera a la que le hemos podido añadir zanahoria, cebolla, ajo, pimiento rojo; queso mozzarella de verdad; atún, champiñones frescos, jamón york, jamón serrano, aceitunas, etc.
Son recetas fáciles, participativas, divertidas y con un resultado muy vistoso a la vez que apetitoso. Probad este tipo de actividad que igual tenéis a futuras estrellas Michelin en casa o simplemente despertáis curiosidad y fomentáis responsabilidades. Además les permitís ensuciarse, jugar, desarrollar su creatividad, ensuciar (para después limpiar, ¿eh?), conocer nuevos alimentos, activar su imaginación…
¿Y si cocinamos todos juntos?
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