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De donante de esperma a Padre Corresponsable

Juana Guerrero

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Hombres y crianza no es un binomio tan habitual como: hombres y bares, hombres y fútbol, hombres y sexo. Y aunque a muchos eso de crianza le suene a vino bueno, no pueden eludir su responsabilidad en el hecho de  hacer un bebé, porque por mucho que la ciencia haya avanzado se hace imprescindible la  semillita de un donante biológico: el padre, el cual, a diferencia de la madre, puede elegir el grado de implicación que desea tener respecto a sus vástagos sin que la sociedad se escandalice. Puede quedarse como un simple donante de esperma (la mayoría), o bien participar activamente de la crianza (ya son muchos) o ya el no va más..., que redoblen los tambores y suenen las trompetas: actuar como un ¡¡padre corresponsable¡¡ y asumir su parte de la responsabilidad en el ámbito reproductivo (si, si, les garantizo que hay unos cuantos).

Los donantes de esperma son muy útiles para las clínicas de fertilidad, pero como te caiga uno en casa y su nombre aparezca junto al tuyo en el Libro de Familia, apañada vas. Son aquellos padres que alargan su jornada laboral (horas extras en el bar de la esquina) para llegar a casa cuando la Criatura ya esté comida, limpia y dormida. Eso sí, los fines de semana comparten un rato paterno filial, pero hasta el mediodía, que el aperitivo es el aperitivo. En caso de que la criatura de una mala noche por supuesto será la abnegada madre la que se traslade vástago en regazo al sofá para no alterar el sueño del donante al cual le espera una dura jornada al día siguiente. Como si la madre se pasara las mañanas en un spa. Estos creen que el pediatra es el médico de los pies; “¿ya tiene tres años?”- dice asombrado cuando cuentan las velas de la tarta de cumpleaños de su retoño- “qué rápido pasa el tiempo” (a la madre se le ha pasado un pelín más lento); en ocasiones llegan incluso a confundir su nombre: “¿María?”. “No papá, Eugenia, me llamo Eugenia” .“ Ah, ¿al final no te pusimos como la abuela?”...

Afortunadamente ese modelo está en decadencia. ¿o no? . Y paulatinamente los hombres (algunos) se van implicando más en el cuidado de la descendencia, eso sí, cada cual como puede. No lo tienen fácil, no han sido educados para ello y cambiar un pañal, usar el sacamocos  o poner un pijama de esos que llevan muchos corchetes puede convertirse en una actividad de alto riesgo. Estos Padres desbordados, aunque le ponen voluntad no siempre consiguen muy buenos resultados. Prometen que esa noche se encargarán ellos del biberón y del pañal pero se quedan dormidos y no hay llanto ni codazo que los despierte. “Cariño, que buena noche ha dado la Criatura. Ha dormido del tirón”, dice desperezándose. “No cariño”- dices tú con la ojera profunda, los ojos ensangrentados y apretando los dientes- “aquí eres tú el único que, de nuevo, ha dormido a pierna suelta”. Por no hablar del tiempo que invierten en cada acción: cuando terminan de vestir a la criatura (por supuesto con la ropa que tú has preparado porque eso de combinar prendas tampoco es lo suyo) hay que volver a cambiarla porque ya ha ensuciado de nuevo el pañal. Estos padres más actuales pasan bastante tiempo con sus criaturas y asumen parte de las tareas relacionadas con la crianza, las más sencillitas. Algo es algo. Por mínimo que sea su grado de implicación, generan mucha simpatía entre la población femenina (anhelante de cierta ayuda por parte de sus donantes) y en cambio despiertan la ira de sus congéneres masculinos por ponerlos continuamente en evidencia.  La ternura y sex apil que despierta un padre en un parque infantil es inversamente proporcional a la que genera una madre. Pero señores, no se equivoquen, esas mujeres no buscan sexo, buscan que alguien las libere de sus retoños. Una vez superados los inconvenientes iniciales deciden ser ellos quienes solicitan la excedencia para el cuidado, pero no para que la madre  no sacrifique su trayectoria profesional, sino porque piensan que quedarse en casa cuidando del crío es un chollazo: no madrugar, no responsabilidades, todo el tiempo en la calle, cervecitas,…Cuando llevan dos días en casa se acusa su rol de Padre desbordado y descubren lo que realmente supone llevar las labores domésticas y un crío a la vez: madruga más que cuando salía a trabajar, las salidas se ven interrumpidas continuamente por cuestiones climatológicas o por los variados virus que el pequeño coge, y acaba tan cansado que no le da el cuerpo ni para un chupito. Total, que acaba renunciando a la excedencia, metiendo al niño en la guardería a jornada completa y delegando en la madre, a la que ahora le tiene mayor respeto y admiración. La Criatura conoce de su debilidad y se aprovecha continuamente de ella.

Hay hombres que tienen buena voluntad e intentan colaborar pero a veces se encuentran con las madres sufridoras que no les permiten acercarse al retoño, quizá para protegerlo. Eso irá en detrimento del padre y sin duda de ellas, que no podrán contar con un respiro.

Por último tenemos el modelo de padre evolucionado, el del siglo XXI, el Padre Corresponsable. Ha tardado lo suyo en llegar, pero..., señoras y señores, pasen y vean, que aquí lo tenemos, cumpliendo al 50% con los cuidados de la criatura y asumiendo su parte de la responsabilidad en el tema de la reproducción. Lo de las labores domésticas aún no lo tiene muy interiorizado. Eso lo dejaremos para el siglo XXII, no vayamos ahora a estresarlo y volvamos a la Edad Media. Él puso la semillita y está dispuesto a cuidar de la planta. Toda una novedad. Alterna las noches en vela con la madre, distribuye equitativamente el tiempo de descanso y de ocio, baña a la criatura, le da de comer, cocina, pasea carrito, hace la compra (con la lista que tú has elaborado y no ajustándose demasiado a ella, pero no nos vamos a poner ahora tan tiquismiquis), acude a pediatría y consulta diariamente la agenda escolar, y aunque después de todo eso deja la casa hecha un asco, podemos afirmar que en lo que se refiere exclusivamente a la Criatura: no hace ni más ni menos de lo que hace la también corresponsable madre. Pero... sorpréndanse: ésta no se lleva ni un solo aplauso y tiene que estar todo el día escuchando cómo adulan al padre de su criatura: “qué suerte que tienes”, “anda, te podrás quejar...”. Son tan pocos los padres corresponsables que todo el mundo te da la enhorabuena (salvo tu suegra que por supuesto piensa que su hijo está esclavizado y que tú eres una vaga egoísta y una fresca). ¡Perdonen, ¿mis aplausos para cuándo?¡ . Curiosamente  donde el mundo ve a un padre corresponsable a su lado coloca a una mu´ mala madre que como no cumple con todas sus obligaciones maternales tiene que buscarse un pobre suplente abnegado y sacrificado. ¿Que yo tengo suerte de tenerlo como padre corresponsable?, la suerte la tiene él de contar conmigo como madre de su criatura. Le estoy dando la posibilidad de que disfrute de nuestro vástago en todos los aspectos, y le estoy proveyendo de un espacio para que se conozcan y se disfruten mientras yo me tomo un respirito (o dos). No creo que haya nadie que le haya dicho al padre corresponsable la suerte que tiene de contar con una madre corresponsable (mu´mala madre) que le va a ayudar a transmitir a su criatura valores fundamentados en la igualdad entre los sexos y en el respeto a la otredad. Creo que más bien le han manifestado sus condolencias, a pesar de que la mu´mala madre está tan agotada física y psicológicamente como él.

En fin,  juzguen ustedes lo que tienen o son en casa, pero en un día como hoy, 19 de marzo, deberían moderar sus felicitaciones porque “padre no es el que dona, sino el que cría (de manera corresponsable)” y hoy es el Día del Padre no el del Donante de Esperma.

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