Jueves Bello
Les hablaré de la belleza. Porque estos son días para ella. La belleza que nos reconforta y que nos saca del cenagal del invierno. La belleza, en la elección de las cosas, en la voluntariedad de belleza para nosotros mismos. De eso hablamos.
De la belleza en las calles de la ciudad. Porque hay intencionalidad en ella y porque la primavera invita a este juego.
Belleza en el escenario de la discoteca Palazzio. Lugar horrible reconvertido en bello gracias a la belleza de los Corazones Estrangulados, que nos regalaron un concierto histórico el pasado viernes congregando a los bellos jóvenes cuarentones, modernos con honra de recuerdo ochentero, mucho más modernos que cualquier cosa que hoy discurra por nuestras bellas calles.
Belleza también sin mérito, en las cunetas de la entrada al pueblo. Porque la belleza natural está repartida y no atiende a razones sociales, económicas o culturales. Los Pedroches tiene cunetas bellas en estos días, invadidas por la floración tan oportuna como casual de las amapolas.
Belleza del fracaso, en los versos de Chatterton, tallados por Elena Medel durante ocho años. Con ese simple dato —el tiempo— uno siente el escalofrío de la reflexión aplicada a cada palabra, pero es que leyendo este poemario uno entiende mejor a Elena y concluye que el fracaso también puede ser bello.
Belleza, claro, en las carreteras solas cuando el atardecer pierde su nombre.
Incluso belleza en el cuidado aplicado a los exornos de los pasos de Semana Santa. Belleza, en mayor medida, para este jueves bello.
La primavera tiene ese punto efectista, pero todavía no nos hemos dado cuenta así que es tiempo de disfrutarla.
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