La ciudad, amiga
La ciudad es una amiga con la que diariamente uno se reconcilia y se enfada. Esta columna ya la he escrito antes.
La reconciliación llega, un año más, con Cosmopoética. La cultura ha de servir para “hacer hombre”, como nos recordó Juan que decía Oteiza. Así, yo que no conocía ni a Oteiza ni a Silvia Pérez Cruz y que no pude verla ayer en directo en el Teatro Góngora por otros motivos que no vienen al caso, disfruto ahora en Spotify de sus canciones. Eso hace hombre, creo, pero no genera, a priori, pernoctaciones. Porque Cosmopoética, o la cultura, ha de “hacer hombre”, sin más pretensiones, que ya está bien de hermanar cultura y turismo, con una visión cortoplacista y cateta. La decisión municipal de unificar en torno a una empresa la gestión del festival ha sido un acierto, especialmente por el hecho de que haya conseguido esta licitación una empresa como El Dispensario: seriedad, trabajo y gusto. Por ahora, mientras se mantenga algo de cordura en esta ciudad seguirá siendo Cosmopoética y no Poemanight o cualquiera otra ocurrencia.
Decía que nos reconciliamos y nos enfadamos, porque mañana (entiéndase mañana como una metáfora del futuro, inmediato o no) leeremos en los periódicos que la Iglesia ha inmatriculado Las Tendillas, porque no estaba inscrita en el registro y porque nada se lo impide. Es ficción, por ahora. Y ahí está el problema: no tanto que la ley se lo permita –que evidentemente también- sino que nadie haga nada. ¿A qué espera el Ayuntamiento de Córdoba para salir en defensa de nuestro patrimonio? Y si es legal, que se cambie la ley, que ya estamos hartos.
Una de cal y otra de arena da Córdoba. Y así andamos, enfadándonos, reconciliándonos; como la vida misma.
Decía que esta columna ya la he escrito antes, cuando hablé de la importancia de estar donde uno está. Si estás, que estés, pero andar entre dos aguas no tiene sentido. Lo digo porque el lunes estuvo el alcalde en un acto de Cosmopoética, se hizo una foto con el Premio Nobel LeClézio, la colgó en Twitter y luego se marchó. LeClézio, salvo desconocida sesión privada con el primer edil, no hizo hombre de Nieto. Por si acaso, los de la radio grabamos toda la conversación y la dejo aquí por si a alguien le apetece.
No es fácil cumplir este precepto en este mundo de impactos pero “Si estás, que estés”. Ocurre en la radio: algunos invitados entran en el estudio y me preguntan ¿tengo que apagar el móvil? Y yo pienso: ¿qué vas a hacer con él durante la entrevista? ¿jugar al tetris?
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