¿Los políticos que merecemos?
Siempre pensé que la ciudadanía tiene los políticos que se merece, los que más se le parecen. Al fin y al cabo, es esa ciudadanía la que mayoritariamente elige a unos o a otros para que los represente y, por tanto, son los que se merecen. Pero empiezo a dudar ya de este sofisma. ¿De verdad nos merecemos otras elecciones porque los diferentes líderes de los partidos políticos sean incapaces de ponerse de acuerdo? ¿De verdad nos merecemos a estos políticos?
Hagan un ejercicio social. Si hoy, o mañana, o pasado, quedan para charlar, comer, tomar unas cañas o cenar con la familia o los amigos pregunten si les apetece volver a votar en otoño en las elecciones generales. A buen seguro, la opinión mayoritaria será que no, que ya está bien, que llevamos en Andalucía tres elecciones en seis meses, y que no queremos unas cuartas, encima generales. Que se pongan de acuerdo y que nos dejen tranquilos unos añitos, que hay muchas cosas que resolver.
Durante el año sin gobierno, aquel entre 2015 y 2016 en el que también se repitieron las elecciones, bajó el paro en España y mejoraron todos los indicadores económicos del país. Esto, escrito así, podría interpretarse como la mejor defensa de la anarquía como sistema político (o del neoliberalismo salvaje): para qué hace falta entonces tener un Gobierno. En estos tiempos, el verdadero centro de poder político no está en los ayuntamientos, las comunidades o en Madrid. Está en Bruselas, está en Washington y empieza a estar en Pekín. La estabilidad, el crecimiento, depende de la cantidad de billetes que imprima el Banco Central Europeo. Pero no solo.
Prácticamente desde 2015, en España no se ha aprobado ni una ley. Desde entonces, el país no sabe qué hacer con los elevados precios del alquiler, con el temible reto del cambio climático, lo que va a pasar cuando Reino Unido se vaya de Europa, cómo regular el tremendo avance de la tecnología o qué hacer con los parados de larga duración, que empiezan a enquistarse sin que nadie encuentre una solución. Tampoco hemos afrontado el reto de cómo vamos a pagar las pensiones dentro de unos años, cómo vamos a evitar la quiebra de la Seguridad Social o cómo vamos a proteger los avances sociales consolidados y hoy en peligro.
A los políticos se les pide que sean responsables y sobre todo que no generen problemas. Que no se conviertan en un problema, porque si cunde esa idea entramos en terreno peligroso. A todos. Es alucinante que en España pactar con alguien penalice. Es increíble que se pongan vetos, cordones sanitarios o líneas rojas sin mirar por el interés general. Y flipante que se decidan tomar decisiones muy complejas en pequeños referéndums de sí o no.
¿De verad que nos merecemos esto?
0