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Sobre este blog

Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.

El patio de Monipodio

El exministro José Luis Ábalos llega al Congreso acompañado por su entonces asesor, Koldo García.

Alfonso Alba

14 de junio de 2025 20:13 h

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Koldo (Rinconete), Ábalos (Cortadillo) y Cerdán (Monipodio) podrían ser los protagonistas cuatro siglos después de una de las Novelas ejemplares de Cervantes, que tan bien retrató aquella Sevilla que se enriquecía y corrompía con el monopolio del comercio de América. Dos pícaros y un mafioso (no hay que olvidar que la mafia como tal fue una exportación española al sur de Italia) para los que el fin justifica los medios, y que se aprovechan de un sistema corrupto donde todo el mundo tiene un precio.

Me he leído los 490 folios del último informe de la Guardia Civil en el que la UCO coloca a Santos Cerdán como el Monipodio del siglo XXI en una burda trama de corrupción donde una de las conclusiones que saco es que los implicados eran muy burdos y muy torpes. Aunque la esencia no deja de ser la misma que Cervantes retrató: el latrocinio patrio.

A estas alturas de la profesión, con varios sumarios de corrupción a las espaldas, el caso Koldo, primero, y el caso Cerdán, después, es un despropósito. La trama, porque lo era aunque cutre, no tomaba medidas de precaución. Se enviaban mensajes por Whatsapp muy comprometedores, se grababan entre ellos, colocaban a sus peones en puestos clave de los ministerios e intercedían para que determinadas constructoras se llevaran grandes contratos.

El caso Cerdán acaba de empezar. No se conocen sus cuentas, no se ha requisado su teléfono móvil, no se le ha detenido, ni se ha registrado su casa. Estaba aforado y no se podía. Pero lo que nos dice el primer informe es que este trío se llevó al menos 550.000 euros en mordidas, un dinero que en el mundo de la corrupción política es calderilla. En Córdoba, hubo una trama (Fitonovo) en la que se acusó a un funcionario de ADIF de recibir más de un millón de euros. La adjudicación de contratos que supuestamente hizo es por una cantidad muy inferior a las millonarias adjudicaciones a constructoras que ahora están bajo sospecha.

El modus operandi que describe la Guardia Civil es hasta cañí. Usaban palabras en clave para tratar de eludir a la investigación. Así, en vez de preguntar que de qué partido era un alcalde se referían a cuál era “su ganadería”. Cuando el otro respondía “el PSOE” los investigadores no tenían ni que haber acabado el COU para concluir a que se refería la trama cuando hablaba de ganaderías.

Es por eso que me sorprende muchísimo que nadie sospechara nada. En la villa y corte de Madrid se hablaba, y mucho, sobre la vida trastocada de Ábalos. En Euskadi se conocían hasta los antecedentes penales de Koldo García. Quizás Monipodio, Cerdán, mantenía una fachada “franciscana”. Pero en el informe se le llega a escuchar que “es muy caro mantener a la familia en Madrid” y quizás ahí radique la madre del cordero.

La política, en España, se ha convertido en una profesión. Son muchos los que llegan sin una profesión previa pero de las de verdad, la de haber echado más horas que la puerta en un puesto de trabajo, con años cotizados en la Seguridad Social. Esos políticos sin oficio previo acaban sentados en un coche oficial, con unos salarios dignos aunque no disparados y codeándose con la gente que sí que tiene pasta, que sí que maneja y que controla. Con los que a diario van a reservados de restaurantes y dejan facturas infinitas. Muchos de esos políticos quieren ser como ellos y, claro, el salario público no les da. Y se corrompen.

Ábalos necesitaba paletadas de dinero para sobrevivir a su modo de vida. Koldo estaba obsesionado con quitarse la hipoteca y poder pagar su casa de Benidorm. Cerdán, que era muy caro mantener a la familia. Creo que en esta trama no vamos a ver coches de lujo como el Jaguar aparcado en el garaje de Ana Mato, sino aspiraciones de una clase media que se viene arriba.

Son estos tres pícaros los que con su avaricia y con su mal entendido concepto de cargo público se van a llevar por delante al último gobierno progresista de la Unión Europea. Como unos caballos de Troya involuntarios, le van a abrir la puerta de La Moncloa al PP y a Vox. Al final, no va a hacer falta aquel “el que pueda hacer, que haga” de Aznar. Koldo, Ávalos y Cerdán se han cargado la credibilidad de todo un Gobierno y la de su “jefe”, Pedro Sánchez, que por más piruetas políticas y por más Manual de Resistencia que escriba es imposible que sobreviva al tsunami que se le viene por delante.

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Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.

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