Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

El ladrillazo

Alfonso Alba

0

El dinero que le deben a Hacienda (que somos todos) 29 constructores y promotores cordobeses es casi casi similar al presupuesto del Real Madrid, para que se hagan una idea. Según la lista de morosos que el Ministerio hizo pública el lunes (curiosamente después de que se celebrasen las elecciones generales, que en España somos muy transparentes), esos 29 constructores y promotores cordobeses acumulan una deuda con Hacienda de 449 millones de euros. El presupuesto del Real Madrid es de 530 millones. El del Barça, de 506. El del Atlético de Madrid, de 171 millones. Una barbaridad, oigan.

Esta semana, un lector de Cordópolis calculaba que si esos constructores pagaran de golpe su deuda con Hacienda todos los cordobeses (todos) salimos a algo más de 1.400 euros. También, que se podía pagar toda la deuda del Ayuntamiento de Córdoba y la mitad de la deuda de la Diputación de Córdoba. Que se podrían construir casi tres Palacios del Sur o la mitad de una autovía a Jaén. También, que ya que nos ponemos, en vez de Metrotrén podríamos construir varias líneas de tranvía en toda la ciudad, que sustituyesen a los autobuses de Aucorsa. En fin, por soñar que no quede.

De Despeñaperros para arriba, los andaluces tenemos fama de muchas cosas. Una de ellas, de ser amantes del fraude fiscal, de pícaros, de evitar pagar lo que nos corresponde con Hacienda. Ya saben: hay que ver los jornaleros andaluces que cobran el paro. Ajá. Que cobran poco más de 400 euros durante seis meses. De lo que no tenían fama nuestros constructores es precisamente de ser mucho más insolidarios que 40.000 jornaleros juntos. ¿Recuerdan aquellos fabulosos titulares del póker de constructores cordobeses que asombraban a España antes de que nos estallara el ladrillazo? Yo sí.

Hoy, este periódico publica una entrevista con Alejandro Ibáñez, arqueólogo jefe de la Delegación Provincial de Cultura, en la que habla de lo que ocurrió a finales de los ochenta y principios de los noventa con Cercadilla. Que había que construir la estación y liberar terrenos. El desarrollo. El progreso. Se construyó la estación a costa de cargarnos un edificio probablemente único en el mundo (crimen arqueológico contra la humanidad, como poco). Se liberó suelo a cascoporro. El Ayuntamiento, gracias a aquello, pudo construir todo el Parque de Miraflores y el Balcón del Guadalquivir, y aún le sobró. Pero alguna vez se han preguntado quiénes fueron los propietarios de esos solares que construyeron a precio de oro. ¡Bingo!

Los mismos que (sigan leyendo la entrevista) decidieron que había que desmontar todos los arrabales occidentales de la ciudad, que aquello no valía un duro. Vale. Los arrabales se destruyeron. Los pisos se construyeron. El dinero se generó y se quedó en unos pocos bolsillos. ¿Se generó empleo? Desde luego. ¿De calidad? Lo dudo. Pero aquello fue pan para entonces y hambre para hoy.

Dudo que en el futuro un turista quiera venir a ver los maravillosos bloques de pisos construidos en plena burbuja inmobiliaria en el lugar donde se extendían los arrabales de la Córdoba del siglo X, aquella que iluminó el Occidente de entonces y que tanto sale en los discursos de los políticos que permitieron aquel expolio salvaje. También dudo de que esos 29 constructores vayan a devolver los 449 millones de euros que nos deben a todos. Y cada día empiezo a dudar más de que salvo alguna excepción vayan a pagar por lo que hicieron y lo que dejaron de hacer.

¿Quién se ha atragantado con el ladrillo?

Etiquetas
stats