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Córdoba, “zona catastrófica”
Hace ya casi cuatro años, la ministra de Empleo Fátima Báñez anunció en Córdoba la aprobación de un plan especial para contener los altos índices de desempleo de la ciudad y la provincia. Cuatro años después, de aquel anuncio solo queda hemeroteca y mucho drama.
Córdoba es la provincia de España con la tasa de paro más alta. El desempleo duplica a la media nacional y está lejos incluso de la media andaluza, la región con el índice de paro más alto del país. Más de 100.000 personas de una provincia que no llega a los 800.000 habitantes no encuentran trabajo de ninguna de las maneras. Y muchos de los que lo tienen sufren una precariedad histórica. Córdoba es sin exageraciones una “zona catastrófica” para el empleo.
Cuando hay una riada, un huracán, inundaciones, un terremoto o graves daños provocados por el tiempo, el Gobierno se apresura a declarar la comarca o la ciudad afectada como “zona catastrófica”. No es que se produzca entonces una lluvia de millones, pero al menos se crea un equipo de trabajo y se distribuye ayuda a los afectados de una circunstancia sobrevenida y no prevista, casi siempre muy dramática.
El alto nivel de paro es un drama, pero lento. No afecta a la vez a todos por igual, sino que las cifras van goteando hasta que se desbordan. Pero sus efectos son similares a los de un huracán sin dañar las infraestructuras, ya que dejan a familias enteras a la absoluta interperie.
Aún hoy me sigo preguntando cómo una provincia con este nivel de desempleo no ha estallado, cómo no han surgido fuerzas que reclamen ya una solución y como esos planes del Gobierno que tan a bombo y platillo se anunciaron nunca llegaron, y nadie los ha pedido. No sé si es la indolencia cordobesa, que la economía sumergida sigue siendo potente o que el colchón familiar es el que está aguantando este temporal que hace que esta provincia naufrague.