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The Matrix

Redacción Cordópolis

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Lo tengo claro. El gobierno de Nieto parece convencido de que la mejor solución para nuestro patrimonio es “The Matrix”. Su intención  cuasiinfantil es conseguir una recreación virtual del mundo en que vivimos y hacer que todos caigamos rendidos ante la inteligencia artificial y el poder de las máquinas y que acabemos conectados mediante un cable enchufado a nuestro cerebro, hasta que pensemos que la realidad es como se ha recreado. Los concejales de Nieto son como el Sr. Smith y los demás hombres de negro que actúan como defensores del mundo dirigidos desde Zero One.

Hago esta reflexión al asombrarme el “espectáculo” de “mapping” de la Corredera con el que se conmemora el XX aniversario de la declaración de nuestro Casco como Patrimonio de la Humanidad, que continúa el camino comenzado por el audiovisual de la Mezquita y del Alcázar. Un valor único como la Corredera es usado como mero soporte de una especie de videojuego donde todo se simplifica y se cocina para ser consumido en un tiempo rentable económicamente. Nuestros dirigentes, como nuevos e incultos ricos, se quedan con la boca abierta ante estos fuegos artificiales mientras que no levantan la vista para no ver la degradación de nuestro Casco.

Como en Matrix, asistimos a un mundo irreal que oculta el fracaso de lo humano que ha quedado convertido en un esclavo de las máquinas. De esta forma, en vez de mantener adecuadamente o darle vida a nuestro patrimonio nos dedicamos a crear una ficción políticamente correcta, un producto al servicio del turista y de los cordobitas. Evidentemente que se pueden y se deben introducir nuevas tecnologías en la comprensión de nuesto patrimonio, pero no hasta el punto de que lo tapen, lo oculten y lo prostituyan. Es como si para conocer Córdoba bastara con pasarse por el controvertido Centro de Visitantes de la Puerta del Puente.

Poco les importa que la Corredera sea un  proyecto fallido de recuperación integral debido a que a la inversión de regeneración urbanística desarrollada por el Ayuntamiento y la Junta de Andalucía hace ya veinte años, no le ha seguido una recuperación socioeconómica adecuada de la plaza. Se ha convertido en una gran terraza donde tomar el sol rodeado de ofertas de platos del día, mientras que el Mercado de Sánchez Peña languidece, la casa de Doña Ana Jacinta se ha quedado con el fantasma de Procórdoba y el Pósito ve como se le declara BIC al mismo tiempo que se anuncia una arriesgada actuación como Gran Mercado-Bar Gastronómico.

De igual manera, la zona de Axerquía Norte se ha quedado sin la inversión prometida y ninguna de las dos administraciones se muestran preocupadas por ello. El documento de rehabilitación pactado con el vecindario ha quedado olvidado y ahora cada una hace la guerra por su cuenta, como se desprende de la recién anunciada actuación sobre la plaza de San Agustín (que falta hace). Mientras, se ha frenado la rehabilitación de viviendas, a la par que se han incrementdo las obligaciones de los propietarios a través de las ITES.

Por otro lado, la Ribera parece haber consumido el impulso generado por el plan Urban y todo apunta a que va a acabar siendo otra gran terraza-velador sin que se haya conseguido una verdadera integración con el río. Da verdadera pena ver algunos de los tacones que aún existen, o el estado de algunas de sus edificaciones, como la del antiguo “Don Manuel”. Es lamentable que no se haya conseguido erradicar la prostitución o la baja calidad de la mayoría de sus instalaciones hosteleras. El peligro reside en que el “boom” hostelero pase y los cierres de negocios lo conviertan en un cementerio.

Nada sabemos de la recuperación de los cines de verano como equipamientos, o de ocupar los espacios generados por los antiguos cines Andalucía o Magdalena; tampoco nada se sabe de la culminación de la manzana de san Pablo como gran jardín; no hemos conseguido liberarlo del virus que supone el tráfico y el aparcamiento en las calles (veáse la plaza de la Magdalena) y ha sido sustituido por la epidemia de veladores que azota la ciudad. El plan del Casco, o el plan de Accesibilidad han quedado superados por la realidad y ya nadie sabe qué modelo de casco tenemos.

Aquellos que abominamos de The Matrix, ocultos en Sion esperamos a nuestro elegido, el Neo que sea consciente de la verdadera esencia de lo que nos rodea y sea capaz de realizar la hazaña de que lo humano vuelva a mandar en el Casco. Para ello, nada mejor que recordar el espléndido, callado pero olvidado trabajo que realizó el profesor Roso para conseguir que el Casco fuera declarado Patrimonio de la Humanidad y el Libro Blanco que de él se derivó. Pasados veinte años aún marcan la ruta a seguir.

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