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El sueño eterno

Redacción Cordópolis

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Veo a “la que manda” sentarse con el Big Boss Carreto y vender que, ahorrándose otra inversión para Córdoba, tendremos nuestro Centro de Congresos de bolsillo. Y me ofende. Una vez más, el PSOE piensa en términos particulares y de estrategia menor y entiende que los cordobeses somos súbditos de San Telmo, a pesar de haber mantenido una década al cunero Griñán. Habiendo un pacto con IUCA, y defendiendo ellos a muerte que el Centro de Congresos será en Miraflores o no será, se presenta la Gremlins Díaz a desilusionar de nuevo a la ciudad, demostrando que Perico García controla poco desde su puesto de comisario político de Valderas. Por cierto, ¿a qué se dedica la consejera Cortés? ¿Hará algo por nuestra ciudad o será una faraona-bis y solo pensará en su carrera personal? ¿Algún día opinará o propondrá algo para su ciudad? ¿Tendrá la osadía de prfetender luego presentarse a la alcaldía?

Los cordobeses somos ya como Marlowe Bogart en “El Sueño Eterno”, y no nos sorprende que el asesino de nuestras ilusiones pueda ser cualquiera. Se cuenta que Howard Hawks jugó con varios finales y que se decidió por uno por eliminación. Todavía, cuando vemos “The big sleep” pensamos que el asesino es lo de menos, que lo importante es el muerto  aunque no aparezca, y lo bien que lo hacen Bogart y Bacall. Como nos pasa con el proyecto de centro de congresos, todos pueden ser asesinos, pero solo hay un fallecido: él mismo, el tan necesario centro de congresos. Solo consiste en elegir la versión que a cada uno le plazca. Raymond Chandler, en su novela, lo tuvo más claro, y hasta Hawks nos hizo enamorarnos de una posible asesina, Bacall, pero es que el cine es así. Con el centro de congresos podemos culpar a Mellado, por apostar por un Koolhas fuera del ámbito reglado, a Aguilar, por vivir de una maqueta que presentó en Nueva York, de Ocaña, por no ser capaz de cerrar el expediente de contratación, de Nieto, por venderse a los intereses inconfensables del Parque Joyero y a Carreto, por jugar con todos nosotros aceptando una ridiculez para chulear al alcalde. Doce años después, venderán que Córdoba no necesita nada más, que es mentira que la ciudad pudiera rentabilizar la inversión, como con el aeropuerto. Si les dejamos, algún día dirán que Córdoba puede abandonar el Guadalquivir y conformarse con el Arroyo de Pedroches que, además, es más típico. Siempre habrá argumentos para buscar culpables, pero lo cierto es que quien se atreva a salir por la puerta puede recibir disparos amigos.

Nieto acaba de hacer el ridículo ante un Carreto empeñado en demostrar que se ríe de su sombra, y así nos va. Tras la dictadura de Castillejo, pensábamos que empezaba otra época, pero, al final, demostramos que somos presos de nosotros mismos y nuestra pasividad. Si en plena campaña andaluza Charlot Nieto cerró con Arenas la presentación de su Centro de Convenciones, ahora, en un escenario similar, el incombustible empresario de la nada ha humillado al alcalde, pactando con la Junta la renuncia a cualquier proyecto de futuro. Después de una década de dimes y diretes, y de diez millones de euros, Córdoba solo puede aspirar a una ampliación rídícula del actual Centro de Congresos y, además, nos quieren convencer de que nos hacen un favor. Al fin y al cabo, ya no seremos capital cultural y solo nos basta con llenar bares y hoteles.

Lo cierto es que Nieto no quiere reconocer que no es Bogart y que Lauren Bacall no se le enamora. La ciudad tiene que soportar, otro día más, vivir con el sueño eterno de lo que pudo haber sido. Lo malo es que ni siquiera nos queda esperar que la asesina Bacall nos seduzca.

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