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Mary Poppins

Redacción Cordópolis

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Cual Julie Andrews descendiendo sobre los tejados de Londres impulsada por el viento, cincuenta años después, Isabel Ambrosio ha aterrizado en la avenida del Aeropuerto para ser la candidata del PSOE a las próximas municipales. La familia Banks cordobesa, Juan Pablo, el dandy, y Rosa la sufragista, pretendían un candidato que contara con su aval. Para ello, animaron a los prácticamente desconocidos Manuel Torralbo e Isabel Baena, a que optaran a la plaza, evitando paralelamente la creación de una alternativa a su dominio del partido. Pero nuestra Mary Poppins cordobesa ha exigido que, como las niñeras que hacían cola en la puerta de los Banks, todos desaparecieran antes de ser nominada. Ni siquiera se han facilitado unas primarias desiguales con Izquierda Socialista.

Para algunos, Ambrosio es la mejor que se podía presentar debido a que no presenta aristas y a que consideran que es “prácticamente perfecta”, tal y como diría el metro mágico de la niñera. Mujer, de juventud eterna, moderada en el lenguaje, lo cierto es que se ha caracterizado por sus trabajos dentro de la organización socialista y, posteriormente, como representante de la Junta de Andalucia en la ciudad. En ambos papeles ha destacado como portavoz de los argumentarios del partido aunque, en reuniones privadas, se haya manifestado como contraria a distintas decisiones socialistas o de la Junta. A su favor, que el Padrino Durán quisiera segarle el sillón. Celosa de su vida personal, ha desdeñado la presencia social en el más puro estilo de su antiguo mentor Mellado. Para el vecindario es una gran desconocida.

Ahora le tocará abrir su bolso sin fondo y sacar propuestas y proyectos de la ciudad que vayan más allá de defender la gestión, tan cuestionable, de la Junta Andalucía en la ciudad. ¿Va a ser una vez más la portavoz de la Junta en la ciudad o será capaz de defender los intereses de los cordobeses y cordobesas? ¿Exigirá una solución para las parcelaciones? ¿Solicitará la apertura inmediata del Centro de Creación Contemporánea? ¿Cuestionará los retrasos sin fin de la Ciudad de la Justicia? ¿Exigirá más fondos para la vivienda y el empleo a la Junta? ¿Será contundente con el clientelismo socialista de las últimas décadas? ¿Evitará caer en la mera crítica de las actuaciones del PP?

La militancia socialista y la ciudad asisten escépticos a esta nueva apuesta. Esperan que, como Mary Poppins, aparte de poner un poco de azúcar a la vida, sea capaz de oponerse al poder económico, alimentar la solidaridad hacia los desfavorecidos, convivir con los trabajadores, impulsar la cultura, la fiesta y el medioambiente. Preguntada por su capacidad real de dedicarse a la ciudad y sabedora del mito de que los candidatos socialistas huyen del banco de la oposición a puestos más lucrativos, se ha apresurado a asegurar que estará al menos ocho años. Lo cierto es que, como todos los mitos, hay una componente de falsedad puesto que Salinas, Gracia y Durán sí abandonaron su “pasión” cordobesa, pero a Blanco se le impidió hacerlo (a lo que ella no se opuso) y Mellado lo intentó pero fue negado tres veces por el vecindario.

Lo cierto es que nunca ha estado peor el PSOE en la ciudad. Cuarta fuerza política en el ayuntamiento, con unos escasos 700 militantes, la mayoría unidos al partido por lazos orgánicos, institucionales o laborales. Las previsiones de mejora sus resultados solo vienen avalados por el empuje de “la que manda” en Sevilla y la fotogenia del nuevo líder estatal. Le acechan los Podemos, Ganemos y demás, que, por lo pronto, provocarán una división y recomposición del voto de centro izquierda. Mucho temo que, como le sucedió a la niñera de Disney, el viento de mayo role de nuevo y se lleve a Ambrosio a otros lares andaluces.

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