La invasión de los ladrones de cuerpos
Como una nueva versión de esta película de culto de 1956 dirigida por Don Siegel se puede considerar lo ocurrido el pasado fin de semana en la Asamblea Ciudadana de Ganemos Córdoba. Tras la versión protagonizada por Donald Sutherland, “Los secuestradores de cuerpos” de 1978; la dirigida por Ferrara, “Secuestradores de cuerpos”, de 1993; o en la que aparece Nicole Kidman, “La Invasión”, de 2007; los habituales asistentes a la asamblea celebrada en la Facultad de Ciencias de Trabajo se mostraron sorprendidos por la presencia de unos seres que parecían unos ciudadanos más pero que se comportaban de forma extraña.
Tenían la mirada fija en el horizonte, hablaban entre ellos de forma discreta, señalaban con el dedo de forma inquisitorial y se movían de forma rigida. Parecían ciudadanos preocupados por su ciudad, pero... eran algo más: eran miembros del Partido Comunista que actuaban usando las debilidades organizativas de una convocatoria asamblearia abierta. Formaban parte de una invasión organizada con objeto de adueñarse de la Asamblea intentando que el resto de asistentes no se apercibiera de ello. Curiosamente, la película de Siegel, sin que él lo reconociera, ha sido entendida como una representación de la Guerra Fría y de la posibilidad de la extensión del comunismo.
Imagino que los convocantes, cuando vieron llenarse el salón, se mostrarían satisfechos del incremento de asistentes, si bien, pronto se dieron cuenta que la mayoría actuaban de forma coordinada siguiendo una estrategia marcada por sus lideres. Por un lado, usaron la táctica del “culo de hierro”, esto es, buscaron hacer la asamblea lo suficientemente larga y espesa como para que muchos de los asistentes optaran por ausentarse, hastiados o por tener otro compromiso, antes de llegar a las decisiones finales, normalmente las más importantes, y conseguir así ganar las votaciones. Usaron como es lógico cuestiones de orden que enmarañaron el debate y que pospusieron la toma de decisión sobre los asuntos conflictivos. Para conseguirlo, nada mejor que la táctica del “brazo de madera”, esto es, algo así como la consigna que hace que todos voten lo mismo al margen de que ni sepan por qué. De esta forma, lo que debía ser una suma de ciudadanos se convierte en una asamblea dominada por un grupo con un plan previo al desarrollo de la propia reunión.
El resultado es que no hubo ningún problema para aprobar los documentos, convertidos en trámite, pero se evitó que se adoptara la decisión de que Ganemos Córdoba se presente a las elecciones como agrupación de electores y no como coalición de partidos, pero es que esto, simplemente, no es viable. Ganemos Córdoba está propiciada exclusivamente por un partido, Equo, que ha decidido apostar por la fórmula de candidatura de ciudadanos. Izquierda Abierta, otro de sus componentes, no tiene posibilidad de actuación independiente, pues pertenece a Izquierda Unida. El resto son el Frente Cívico, la Asamblea Dignidad, y personas individuales pertenecientes a sindicatos, asociaciones diversas, o, simplemente, interesados en este movimiento político. Entre estos, destaco a los miembros de Podemos, que aún no ha formalizado su conversión en partido y que además ha decidido no concurrir como tal a las elecciones municipales.
Es evidente que si Ganemos Córdoba no pone remedio, acabarán colonizados por las vainas que habrán dejando los nuevos asistentes en forma de dudas, recelos, confusión, hasta intentar conseguir que, por cansancio, sean una réplica de ellos mismos evitando que pueda tener vida propia electoral. La clave para que Ganemos Córdoba tenga futuro está en Podemos. Solo un cambio de actitud de este fenómeno político apostando por Ganemos Córdoba de forma clara, jugándose el prestigio adquirido y asegurando el apoyo público de sus élites dirigentes, llevaría a IUCA a tener que optar por difuminarse en una candidatura ciudadana o arriesgarse a enfrentarse a esta nueva opción política que aprovecharía el impulso que ha conseguido a nivel estatal.
Al estar Podemos en el tiempo de su organización interna, que ha empezado a generar controversia entre sus componentes, no se vislumbra que cambie de actitud ante las municipales excepto que se atrevan a aparecer en las grandes ciudades. Pero para cuando vuelvan a centrarse en la lucha contra la casta y se aclaren quiénes son, la invasión de Ganemos Córdoba será imparable. A lo más que se podría esperar es a que el PCE ofreciera sus listas electorales para incluir a algún representante de la asamblea en la lista de IUCA. Pero estoy convencido de que Pedro “el hincha” y su peña saben que defraudarían las expectativas levantadas de cambio político.
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