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El coloso en llamas

Redacción Cordópolis

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Fue creada como estandarte de los Proyectos de Córdoba del siglo XXI, con el goloso patrimonio de la mayoría de los suelos públicos procedentes de la gestión del Plan Parcial Renfe. De hecho, surge como continuación de Terrenos Liberados del Ferrocarril (Telfeco), empresa que se encargó de la reparcelación y urbanización de la zona. Doce años después, languidece presa de sus deudas y de la incapacidad de financiarse a costa de sus suelos. Por si alguien no se ha dado cuenta, hablo de Procórdoba, un “Coloso” que está siendo devorado por las llamas de la crisis inmobiliaria parodiando, tristemente, la película de John Guillermin. Durante mucho tiempo, Procórdoba ha sido una empresa envidiada, que, políticamente, gustaba presidir y, socialmente, interesaba dirigir por lo que ha contado con los primeros espadas de la acción política y social municipal en su consejo de administración, algunos en decadencia, como en “El coloso en llamas” nos podemos divertir intentando recordar el nombre de los actores (Fred astaire, ...) y actrices (Faye Dunaway, ...) que “camean” por la pantalla. . Pero mientras se celebraba su poderío, nadie se tomaba en serio el fuego que comenzaba a devorarla y que amenaza con extenderse a todo el ayuntamiento.

Procórdoba comenzó su funcionamiento encargándose de grandes obras emblemáticas para las que la Gerencia de Urbanismo parecía un mecanismo demasiado burocrático y funcionarial (Parque de Miraflores, Balcón del Guadalquivir, polígono industrial Carretera de Palma, ...), pero pronto sirvió para encargarle cualquier proyecto para el que no se encontraba otra vía de financiación. El ejemplo más significativo de esto último, son las obras del nuevo estadio de El Arcángel, en sus diversas fases. Si bien al principio se podía mantener con la venta de aprovechamientos urbanísticos y suelos, pronto la crisis económica le llevó a vivir casi exclusivamente de una poliza de crédito que, en vez de servir para aportar tesorería, se constituyó en parte estructural de la empresa, sin posibilidad de cancelación. Más áun, incluso cuando el mercado inmobiliario se cerró, y ya estaba gangrenada la poliza, se siguieron encargando proyectos sin saber cómo se iban a financiar. En ocasiones, el ayuntamiento o la gerencia se comprometían a abonarlos, e incluso efectuaban apuntes contables, pero llegado el momento de su pago, nadie se responsabilizaba de ello.

Sin duda, los máximos respomsables de lo sucedido hay que buscarlos en los presidentes que ha tenido la empresa, así como en los distintos miembros de su consejo de administración, que no hicieron caso de las advertencias de los servicios técnicos y jurídicos, ni de la intervención municipal. No  obstante, Caracol Martín parece que también se ha liado en el problema. Puso en marcha un estrambótico proceso de adquisición de Vimcorsa (empresa rentable y saneada) por Procórdoba (con unos activos que pierden valor día a día y un préstamo de 16 millones de euros que supone su espada de Damocles). Todo un prodigio de artificiosidad contable montada por su asesoría jurídica externa que no ha convencido a nadie, y que han tenido que cancelar ante el peligro de acabar hundiendo a la propia Vimcorsa. Por otro lado, el ayuntamiento no parece en disposición de poder aportar el capital necesario para solventar la deuda. Justamente, los efectos de la deuda sobre las cuentas de Vimcorsa o del Ayuntamiento, son los que aconsejan que no sea absorbida la empresa por cualquiera de ambas entidades.

Pero el fuego que se propagaba, sin que los Paul Newman o Steve Macqueen cordobeses pudieran pararlo, se ha revivado con el embargo de sus cuentas por un auto judicial, a favor de Ferrovial, por el impago parcial del Fondo Norte. La deuda asciende a 3 millones de euros que se podían haber sufragado con que la Junta de Andalucía hubiera cumplido con el pago de las acciones que tenía la empresa en Palcosa, o con que la propia gerencia hubiera pagado lo que le debe a Procórdoba por el encargo de la obra. Por lo pronto, las medidas que se piensan adoptar son meros calmantes de dudosa eficacia, mientras, se mantiene a la empresa bajo mínimos, sin actividad. Solo tenemos que recordar que se le ha encargado la segunda fase de la Carretera de Trassierra, que, estando adjudicada, se ha retrasado sin fecha, a pesar de que ha recibido la transferencia municipal para hacerlo.

¿Dónde está el prometido organismo que uniera la gestión de Vimcorsa, Procórdoba y Gerencia? ¿Para qué ha servido compartir gerente entre las dos empresas? ¿Qué responsabilidad se asume por haber perdido tiempo en el proceso de adquisición de Vimcorsa? ¿Cómo puede la oposición exgobernante intentar sacar rédito político de su mala gestión? El incendio del rascacielos en “El coloso en llamas” se llevó por delante a unos pocos responsables y a algunos inocentes, pero Procórdoba es la vida real, aquí nadie sabe qué hacer, ni asume responsabilidad alguna, y se agarran a su puesto para salvarse del fuego sin chamuscarse quisiera.

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