Hoy ha muerto Paul Newman
Hoy ha muerto Paul Newman. Miro y veo que ocurrió por primera vez el 26 de septiembre de 2008, año en el que comienza la crisis y, según mis cálculos, se produce la extensión masiva de facebook en España, medio por el que una y otra vez me entero del deceso del bello entre los bellos. Así que la muerte de Paul Newman, la depresión colectiva, y la entrada de Zuckerberg en nuestras vidas ocurrieron a la vez, y eso algo tendrá que significar, seguro que Alex de la Iglesia sabría interpretarlo. Cada vez que veo la noticia me llevo un pequeño disgusto hasta que recuerdo que es la misma de siempre, e imagino esas miles de personas que cada día se sobresaltan y entristecen por una muerte que se produjo hace ocho años. Pues Newman no para de morirse, la crisis no se va y facebook no hace más que pedirnos el teléfono.
Hace 69 años murió Manolete. Ayer hicieron 69 años y organizaron algo en la plaza Conde de Priego, decorado que en tiempos provocó que Castilla del Pino dijera aquello de que viniera todo el mundo a ver Córdoba antes de que desapareciese. Unos señores leyeron unos poemas, palabras laudatorias, y un chico vestido de corto o de señorito o no sé abrió un capote delante del semicírculo de varones poetas por un día para que lo inmortalizara la prensa. Según las breves crónicas que le dedican, por toda autoridad estaba el alcalde de Cabra. Creo que también hubo flamenco. No somos nadie.
Llevo dos días ordenando armarios. Hay un momento en que tienes que hacerlo, las cosas no te van del todo bien y estás convencido de que tiene que ver con eso. Llevas ya semanas en que cada vez que estás delante de sus puertas te sientes culpable, hace mucho de la última vez, y algo no hicimos bien, tiramos lo que no debimos, o mantuvimos en mal sitio un objeto, un documento, una fotografía. He vuelto a pensar si hay que seguir guardando esa ropa dos tallas menor de la que uso, esos libros que no volverás a leer, saco y tiro pequeñas esculturas, regalos sin sentido, diplomas, y recoloco todas las cajas, apoyando bien unas en otras, cerrándolas mejor, encajándolo todo. Esta vez sí. Salgo a caminar y noto una pequeña cojera, una asimetría extraña, cada vez que avanzo el pie izquierdo, el llavero, dentro de mi bolsillo, golpea contra el mechero y produce un ritmo exacto e incómodo. Sigue pasando, habrá que volver a mirar.
Nota: En la imagen, detalle del monumento a Manolete, realizado por Manuel Laviada en 1956, en la plaza Conde de Priego
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