Vaffanculo Day (a los populistas, con o sin intención de serlo)
El plátano es conocido en la India como la “fruta de los sabios”. Se trata del fruto (con forma de baya) de los plataneros; árboles robustos de rizoma carnoso. Su origen se sitúa en el norte de la India. Es una fruta que contiene
un alto contenido de potasio, hierro y magnesio. Igualmente es una fuente de vitamina B. Mi hijo pequeño lo toma (y disfruta) como fruta indispensable. Es difícil describir el plátano de otra forma.
La “quenelle” es una especialidad gastronómica francesa (muy popular en Lyon) que adopta la forma de una croqueta o una albóndiga. Se la suele elaborar con pasta de sémola o harina y se la mezcla con mantequilla, huevos y leche. Suele llevar carne triturada o pescado. Se la acompaña de una sabrosa salsa. Es difícil describir la quenelle de otra forma.
Los plátanos se han convertido en objetos que, al ser lanzados contra alguien (fundamentalmente en los campos de fútbol), adquieren el significado de un acto xenófobo y racista. El destinatario es así identificado como un animal. Como un mono. La rica quenelle
se ha transformado en un gesto consistente en extender un brazo hacia el suelo y cruzar la otra mano sobre el hombro. La intención de su creador, el cómico francés Dieudonné M´bala, era la de convertirse en un gesto antisistema (sic). El resultado es que la extrema derecha francesa ha adoptado como imagen de marca este curioso gesto (Jean Marie Le Pen, el líder de la extrema derecha francesa, se fotografiaba realizando este gesto y afianzando su intención y significado). Los plátanos y la quenelle no siempre son y significan lo mismo. La intención es capaz de borrar la huella natural.
¡Za Dom, Za Dom, Za Dom! gritaba el futbolista croata Josip Simunic en el campo de fútbol. Sus seguidores le contestaban: ¡Spremni!, ¡spremni! Gritos apasionados de jugador y seguidores. ¿Inocentes gritos de aficionados? ¡No! Ese grito forma parte de las consignas del régimen pro nazi creado en Croacia en 1941 (Estado Independiente de Croacia). Era la consigna de la Ustasha (organización paramilitar que se especializó en el asesinato en masa de comunistas, gitanos y judíos). ¡Por la Patria, por la Patria, por la Patria! ¡Listos! contestaban. Nada es lo que parece. Todo se transforma mediante la intención.
El conocido cómico italiano Beppo Grillo (hoy convertido en líder político del Movimiento 5 Estrellas) se pilló un enorme cabreo cuando un numeroso grupo de diputados de su formación votaron a Laura Boldrini como presidenta de la Cámara de Diputados italiana. Esta mujer procedía del ámbito de los movimientos sociales. Era una auténtica novedad. Se había distinguido en la defensa de inmigrantes, gitanos y refugiados. Fue durante una época presidenta de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Beppo Grillo se cabreó. No podía haber alguien con prestigio que lo pusiera en evidencia. Tiempo después, el cómico Grillo, colocó en su blog una pregunta: ¿Qué harías con la Boldrini dentro de un coche? Una de las primeras respuestas fue: “llevarla a un campamento de gitanos y que la follara el jefe”. La pregunta podía ser inocente o transgresora. ¿Cuál era la intención? El cómico francés
Dieudonné realizó un video promocional donde pretendía defenderse de las acusaciones de antisemitismo. Esta era su respuesta: “No tengo que elegir entre judíos y nazis, soy neutro, no había nacido. ¿Quién provocó a quién? ¿quién robó a quién? No sé, aunque tengo mi propia idea”. En este caso no hace falta descifrar ni las palabras ni la intención.
Nota: se imaginan ustedes que un reputado escritor (y firmante de causas justas) expresara sus dudas sobre la larga lista de agravios que las mujeres arrastran desde hace siglos con estas palabras: “asesinatos, marginaciones voluntarias o no, malos tratos, humillaciones, asesinatos... ¿no harían bien preguntándose el por qué les ocurre siempre igual? ¿O estará el resto del mundo equivocado?”. Hace unas semanas un reputado escritor (y firmante de causas justas) expresaba sus dudas sobre la larga lista de agravios que los judíos arrastran desde hace siglos con estas palabras: “pogromos, guetos voluntarios o no, exterminios, persecuciones, expulsiones... ¿No harían bien preguntándose el por qué les ocurre siempre igual? ¿O estará el resto del mundo equivocado?”
¿Realmente es necesario escribir semejante estupidez para oponerse a la política de un gobierno? ¿O la intención es otra y su significado también?
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