Cáncer de Mama ¿Te apuntas a la vida?
Hoy, 19 de Octubre, es el día que se destina en todo el mundo a hacer campaña para concienciar a la mujer de la importancia de hacer un diagnóstico precoz, para detectar y tratar a tiempo el cáncer de mama. La supervivencia en aquellos casos de detección precoz es muy alta, de ahí la insistencia en la concienciación.
El cáncer de mama representa el tipo de cáncer con mayor frecuencia en la mujer y la incidencia de éste asciende al 28.5% del total de cánceres femeninos. Anualmente se diagnostican 22.000 casos en España y aún es la principal causa de muerte por cáncer en la población femenina. No obstante, el número de muertes por cáncer de mama desciende lentamente en nuestro país, debido fundamentalmente al diagnóstico precoz y a las mejoras en el tratamiento de estos tumores.
Por tanto, vamos a dedicar esta entrada a las pruebas habituales que se utilizan para diagnosticar un cáncer de mama, las llamadas pruebas de screening. Lógicamente, si encontrásemos algo anómalo en ellas, habría que plantear un estudio algo más complejo.
Autoexploración mamaria
Normalmente es el primer paso para detectar un cáncer de mama. Muchas mujeres acuden a su ginecólogo a raíz de notarse un bulto en la mama, de casualidad o realizándose una autoexploración. Ésta debería hacerse con una periodicidad de al menos una vez al mes, márcate una rutina para no olvidarlo. Puedes aprovechar en la ducha también pues aquí es más fácil y lo puedes hacer más habitualmente.
Técnica:
Comienza desnuda delante de un espejo colocando tus manos en la cintura (Paso 1).
Valoraremos:
Tamaño de las mamas: salvando las asimetrías lógicas de tamaño que toda mujer tiene, no debe existir una diferencia muy importante entre ambas mamas y sobre todo, el contorno debe ser homogéneo y no presentar asimetrías. Los pezones deben estar más o menos simétricos también y sin retraer hacia adentro.
Aspecto de la piel: que no existan hundimientos de la piel o lo contrario, bultos que sobresalgan, enrojecimiento, dolor o presencia de la llamada piel de naranja.
Ahora levanta tus manos por encima de tu cabeza (Paso 2) y busca exactamente los mismas alteraciones que en el paso anterior. Por último, bájalas (Paso 3) y sigue el mismo procedimiento.
Exploración de los ganglios claviculares y axilares:
Comienza por la zona de la clavícula, ve palpando hacia abajo por toda la zona y continúa por tu axila. En esta zona tenemos las cadenas de ganglios que ves en la imagen adjunta, por lo tanto has de explorarlos para percibir engrosamientos, dolor, enrojecimiento o cualquier signo que se salga de lo habitual (Paso 4)
Los ganglios forman parte del sistema linfático y normalmente, transportan agua, sustancias químicas y glóbulos blancos, pero también pueden transportar células tumorales desprendidas del tumor primario y por tanto estas células son retenidas en los ganglios, de ahí la necesidad de incluirlos en la autoexploración.
Exploración de la mama:
Pasamos ahora a la posición de decúbito. Acostada, coloca una toalla o almohada bajo tus omóplatos de manera que estés algo más elevada por la parte de los senos. La palpación de la mama se hará con la mano contraria al seno explorado y con la yema de los dedos, buscando igualmente anomalías anatómicas, bultos, zonas de dolor y alteraciones de cualquier naturaleza, así como zonas adheridas a planos profundos.
Puedes dividir la mama en cuatro cuadrantes para facilitar que no dejas ninguna zona sin palpar. La exploración se realizará circularmente (Paso 5 ) y de forma concéntrica, desde la periferia de la mama hacia el interior, en una dirección y al finalizar, en la contraria.
Posteriormente pasaremos a hacer palpaciones radiales desde la periferia hacia el pezón imaginándonos que hubiésemos convertido nuestro pecho en la esfera de un reloj (Paso 6), palpando cada “franja horaria” desde fuera hacia dentro, sin dejar ninguna zona sin palpar.
Exploración del Pezón:
Por último, coge el pezón entre tus dedos y exprímelo para asegurarte que no tiene ningún tipo de secreción ya sea transparente y acuosa, amarillenta o lechosa (fuera de las lactancias, obviamente) o sanguinolienta. Comprueba que el pezón no está retraído o adherido a los planos profundos para lo que tirarás de él suavemente comprobando que se desplaza sin dificultad.
Ahora repite exactamente el mismo procedimiento en la otra mama y explórate con tu mano contralateral.
Explora tu mama en la primera parte del ciclo menstrual pues ahí estará menos densa y te será más fácil reconocer estructuras anómalas.
Si encuentras cualquier signo extraño o anormal, consulta inmediatamente con tu ginecólogo.
Marcadores tumorales
En una analítica de rutina, en la que englobarán pruebas generales de orina y sangre, también se pueden detectar (previa petición de éstos específicamente por parte de tu médico) los llamados marcadores tumorales, que son unas proteínas, que en el caso del cáncer de mama, se llaman antígeno carcinoembrionario (CEA) y el CA 15-3. Si existiese alguna anomalía en éstos, se comenzaría un estudio más complejo en búsqueda del tumor primario.
Mamografía
Es la técnica de imagen más eficaz en el diagnóstico del cáncer de mama. El protocolo de indicación de ésta difiere entre las distintas comunidades e incluso entre los distintos países. Por tanto, la elección del mejor programa de cribado dependerá, entre otros aspectos, del riesgo individual, de los objetivos de la política sanitaria y de los recursos económicos.
Aunque todos los trabajos confirman que la mamografía salva vidas, los beneficios no parecen ser tan llamativos cuando la edad de inicio de esta prueba está por debajo de los 50 años, ya que “pocas mujeres desarrollan cáncer de mama en este tramo de sus vidas”, indica el principal investigador, Jeanne Mandelblatt, de la Universidad de Georgetown (EEUU).
En términos generales, suele existir consenso más o menos de la importancia de hacer una mamografía de control sobre los 40 años y si ésta es normal, continuamos con la siguiente a los 45 años y de aquí hasta los 50 años bianualmente. A partir de los 50 años anualmente hasta los 69. No obstante, en la actualidad se discute si resultaría más eficiente hacer el cribado cada dos años en lugar de cada uno, dado que de esta forma eliminaríamos los falsos positivos que se dan con el cribado anual y evitaríamos biopsias innecesarias, paso siguiente a una mamografía alterada.
Es muy importante llevar siempre las mamografías anteriores para poder comparar y ver cambios con relación a las anteriores.
La mamografía es una técnica que consiste en la realización de una radiografía especial con un aparato de rayos X llamado mamógrafo, específico para la mama. La dosis de radiación recibida es muy baja (0,1 a 0,2 cGy por radiografía) y con ella se consiguen detectar anomalías de la mama incluso en fases muy precoces y con tumores aún milimétricos. Esto eleva enormemente la tasa de supervivencia.
Es bastante inocua dada la baja radiación recibida, pero a algunas pacientes puede resultarle algo molesta ya que es necesario hacer una compresión importante en la mama para que no quede ninguna zona sin explorar. En mamas muy pequeñas es especialmente molesto por la dificultad de realizar esta compresión. No obstante, a pesar de esta posibilidad, hemos de ser conscientes de que la mamografía salva vidas.
Revisiones ginecológicas periódicas
Por último, no olvides hacer tus revisiones ginecológicas anuales. Acude cada año a tu ginecólogo quien además de explorar tu mama, lo hará también para el resto del aparato reproductor en prevención de otro tipo de tumores femeninos que van aumentando en frecuencia, como es el cáncer de cérvix uterino. Habitualmete estas revisiones cuentan con una ecografía del aparato reproductor, vaginal habitualmente y que es completamente indolora, una exploración visual, toma de muestras para hacer una citología y cualquier otra exploración que el ginecólogo estime oportuna dependiendo de la paciente y de sus necesidades.
Confía en tu médico y cuéntale cualquier cosa que te preocupe o cualquier dato que puedas encontrar fuera de la norma.
Bueno, qué...¿Te apuntas a la vida?
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