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Pompeya

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Fidel Del Campo

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La bahía de Nápoles, llena de influencias hispanas, merece tres paradas básicas. La ciudad de Nápoles, Herculano, sobre la que tengo aquí anotados algunos consejos y cómo no, Pompeya. Si Herculano es un pequeño reducto con la esencia de lo que se puede esperar de una ciudad romana fosilizada, Pompeya es lo mismo en versión XL. Una ciudad sacada de las cenizas y rocas del Vesubio, donde patear calles, pasos de peatones y adoquines de más de 2.000 años. Una grandeza que incide, es lo malo, en el decreciente estado de conservación del yacimiento y en la masiva presencia de turistas. A pesar de ello, es imperdonable no dedicar una jornada al yacimiento de yacimientos, a una de las cunas del interés por la Antigüedad y la arqueología clásica. Añado consejos:

Llegar en tren. Indispensable coger en Nápoles el circunvesubiano, que también para en Herculano y acaba en Sorrento, la puerta de la bellísima costa amalfitana. Este cercanías te pasea por las vegas volcánicas que rodean el Vesubio y para justo en el acceso al yacimiento.

Huir de las horas puntas. Lo mejor es centrar la visita a primera hora de la mañana, cuanto más temprano mejor para huir de las horas centrales con más visitas y normalmente con mucho más calor. Es vital ir preparado para el sol y el calor. En verano ni se te ocurra presentarte a mediodía, morirás fosilizado emulando a los pompeyanos.

No quieras verlo todo a toda prisa. Pisarás un recinto de decenas de hectáreas donde vívian más de 20.000 personas. Construído a lo ancho, con edificios bajos, con una extensión superior por tanto al de una ciudad media actual. Mejor infórmate antes sobre los rincones más significativos. Prepárate para encontrate con casas y calles cerradas al público. Mantener todo abierto sería imposible dados los crecientes problemas de conservación, la falta de fondos y la afluencia millonaria de visitantes.

No te pierdas los siguientes sitios:

El Foro. Centro administrativo de la ciudad. Un espacio rectangular presidido por templos, edificios de oficinas de la época y dotado de un aire marcial que sigue impresionando.

Los teatros. Justo detrás del Foro verás el espacio reservado para el ocio pompeyano. Un precioso teatro casi intacto al que se le añade un segundo rincón escénico, más pequeño, con un graderío semicircular que podría ser usado hoy mismo para cualquier representación gracias a su acústica perfecta.

Templo de Isis. Adyacente a los espacios escénicos está este recinto escondido, olvidado por los turistas. Era recinto sagrado para creencias egipcias, muy queridas por los romanos de inicios de la era imperial. Destila aún misterio y silencio. Asemeja un patio abierto, con un gran altar central y está lleno de relieves y detalles orientales. Es un remanso de paz y magia.

Casas, villas. Hay decenas, pero es vital entrar en la Casa del Fauno, donde está el célebre mosaico de Alejandro Magno (es réplica) y donde se aprecia cómo vivían los romanos ricos, a todo trapo, vamos. Patios porticados, lujosas estancias cubiertas de frescos, fuentes, mosaicos y belleza por doquier. Fuera de las murallas y tras un maravillos paseo entre ciudad, tumbas y calles empredradas está la Villa de los Misterios. Algo así como un cortijo de la época. Una casa de recreo cuajada de pinturas mistéricas, dicen que de cultos a Baco. Se conserva incluso la gran cocina de la mansión y se respira el decadente y dulzón olor de la burguesía, que también había por entonces.

De tabernas, burdeles, termas y graffitis. Verás decenas de locales comerciales, incluídas tabernas con su barra de mármol intacta para servir comida y bebida. También se conservan recintos para la prostitución, con frescos eróticos incluídos. Presta atención a los muros de algunas calles. Se conservan pintadas de la época con alusiones a favor o contra vecinos o incluso con mensajes políticos. También hay que entrar en alguna de las termas, casi todas intactas, donde casi casi se puede colgar la toalla para darse un baño.

Palestra y anfiteatro. Dos construcciones fuera del recinto urbano. La Palestra era cuartel militar y de entrenamiento. Su enormidad da idea del poder del Estado. Al lado el grandioso anfiteatro con todo lo que puedes esperar de un espacio hecho por y para la gloria de los gladiadores.

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