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Sobre este blog

Soy cordobesa, del barrio de Ciudad Jardín y ciudadana del mundo, los ochenta fueron mi momento; hiperactiva y poliédrica, nieta, hija, hermana, madre y compañera de destino y desde que recuerdo soy y me siento Abogada. 

Pipí Calzaslargas me enseñó que también nosotras podíamos ser libres, dueñas de nuestro destino, no estar sometidas y defender a los más débiles. Llevo muchos años demandando justicia y utilizando mi voz para elevar las palabras de otros. Palabras de reivindicación, de queja, de demanda o de contestación, palabras de súplica o allanamiento, y hasta palabras de amor o desamor. Ahora y aquí seré la única dueña de las palabras que les ofrezco en este azafate, la bandeja que tanto me recuerda a mi abuela y en la que espero servirles lo que mi retina femenina enfoque sobre el pasado, el presente y el futuro de una ciudad tan singular como esta. 

¿ Mi vida ? … Carpe diem amigos, que antes de lo deseable, anochecerá.

Divorcio y violencia (Fin)

'Juicios mediáticos'.

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Desde 1981 han pasado como en un chasquido demasiados cambios para una sociedad, tal vez, poco educada. De un extremo a otro sin pasar por la casilla de salida de la educación.

De ser imposible divorciarse, al divorcio exprés; de la guarda y custodia materna a la compartida casi por obligación, aunque los roles no hayan evolucionado; de la violencia soterrada a combatirla con medidas que, porque se cuestionan, generan más violencia. Víctimas, culpables, inocentes, verdugos, según cuando y según como; una prensa - el cuarto poder - que utiliza la violencia como entretenimiento; programas que cosifican a las “hembras” y, a renglón seguido, condenan al “macho” que las cosifica, si de cuotas de audiencia se trata.

Juicios mediáticos tan erróneos como tendenciosos que vulneran los derechos más elementales, de unos y de otros. Víctimas que se estigmatizan y hasta juzgan a veces y verdugos a los que se condena o absuelve, según toca. El juicio en los tribunales es indiferente para todos.

Modelos violentos que se exhiben y aprenden y reproducen por los menores; conceptos como la igualdad de hombres y mujeres que aún hoy se arengan o demonizan desde las políticas de los extremos. (! que mal nos hizo el fin del bipartidismo!). Políticas incorrectas, educación deficiente, efectos rebote.

Reformas que tratan de imponer por real decreto lo que la educación no ha conseguido, vulnerando derechos fundamentales. La violencia existe, pero la presunción de inocencia también.

Joaquín disfrutaba de su único hijo en régimen de guarda y custodia compartida, cumpliendo con esmero. No había mejor padre. Eso sí, no se ponía muy de acuerdo con la ex en la venta de la casa que era de ambos. Un día ella le amenazó con ir a la guardia civil si no le daba el dinero que quería… y como no se lo dio, allí fue. Sacó un audio que atesoraba con premeditación y que muchos meses antes le había grabado, cuidándose ella de lo que decía y provocando que él dijera una frase inconveniente de esas que casi todos hemos dicho en una discusión acalorada. A Joaquín lo condenaron por esa frase, solo por una frase, a la que ella había contestado “a ver si te atreves”. Joaquín tenía ahora que dejar de ver a su niño... ¿Quién reparará el efecto de la pérdida de afecto y del tiempo perdido con los hijos? ¿y si después de suspender hasta las visitas de un padre hubiera luego una Sentencia absolutoria?

La vida, las relaciones humanas son mucho más que cualquier artículo de una ley. Catalogarlas es nefasto porque cada asunto, cada vida, es diferente. Lo que necesitamos son jueces y muchos, implicados en conocer y ahondar en cada asunto y menos leyes y preceptos de un legislador que no acierta a entender que la realidad de las vidas en juego en una sala de vistas es sencillamente poliédrica.

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Soy cordobesa, del barrio de Ciudad Jardín y ciudadana del mundo, los ochenta fueron mi momento; hiperactiva y poliédrica, nieta, hija, hermana, madre y compañera de destino y desde que recuerdo soy y me siento Abogada. 

Pipí Calzaslargas me enseñó que también nosotras podíamos ser libres, dueñas de nuestro destino, no estar sometidas y defender a los más débiles. Llevo muchos años demandando justicia y utilizando mi voz para elevar las palabras de otros. Palabras de reivindicación, de queja, de demanda o de contestación, palabras de súplica o allanamiento, y hasta palabras de amor o desamor. Ahora y aquí seré la única dueña de las palabras que les ofrezco en este azafate, la bandeja que tanto me recuerda a mi abuela y en la que espero servirles lo que mi retina femenina enfoque sobre el pasado, el presente y el futuro de una ciudad tan singular como esta. 

¿ Mi vida ? … Carpe diem amigos, que antes de lo deseable, anochecerá.

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