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Sobre este blog

Soy cordobesa, del barrio de Ciudad Jardín y ciudadana del mundo, los ochenta fueron mi momento; hiperactiva y poliédrica, nieta, hija, hermana, madre y compañera de destino y desde que recuerdo soy y me siento Abogada. 

Pipí Calzaslargas me enseñó que también nosotras podíamos ser libres, dueñas de nuestro destino, no estar sometidas y defender a los más débiles. Llevo muchos años demandando justicia y utilizando mi voz para elevar las palabras de otros. Palabras de reivindicación, de queja, de demanda o de contestación, palabras de súplica o allanamiento, y hasta palabras de amor o desamor. Ahora y aquí seré la única dueña de las palabras que les ofrezco en este azafate, la bandeja que tanto me recuerda a mi abuela y en la que espero servirles lo que mi retina femenina enfoque sobre el pasado, el presente y el futuro de una ciudad tan singular como esta. 

¿ Mi vida ? … Carpe diem amigos, que antes de lo deseable, anochecerá.

Delinquir en el Parlamento... y tal cual

La portavoz de Junts en el Congreso de los Diputados, Miriam Nogueras.

Magdalena Entrenas

4 de febrero de 2024 06:00 h

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No voy a hablar de amnistía. Extramuros de la carta magna y, como mínimo, ad limine. Es claro que lo que el Gobierno quería, si aún sigue apostando por lo mismo, ante este nuevo giro de la votación parlamentaria, no tiene nada que ver con lo que quieren los puigdemonios, esos que tienen la llave del infierno de su permanencia. Ya lo han visto. Hoy quiero hablar del pantanoso terreno de un debate parlamentario que está llegando a delictivo.

Y es que los discursos que se escuchan, las frases que se oyen y las afirmaciones que se vierten en el hemiciclo que nos representa son, a todas luces, delictivas. Unos vomitan esas afirmaciones y otros las permiten sin hacer nada. Unos callan porque están secuestrados por los votos malvados y otros, por ineptitud estratosférica.

El pobre Guilarte, presidente del CGPJ, ha pedido de nuevo educadamente respeto a la imparcialidad de los jueces. Pero nada. Las infumables críticas a los jueces realizadas el martes por varios diputados durante la votación fallida de la ley de amnistía merecen, a mi entender, una querella al entrar de lleno en el terreno de lo delictivo.

La emprendedora empresaria de las hilaturas textiles, la portavoz de Junts, señora Nogueras, (que desde luego hila divinamente) dijo el martes, para justificar su NO a la ley, que “la norma tiene agujeros por donde la justicia prevaricadora española puede dejar la amnistía en papel mojado”. Habló, además, de “jueces prevaricadores”, mencionando directamente a Manuel Marchena, que condenó por el procés; a García Castellón, que investiga el caso Tsunami; y al juez Joaquín Aguirre, que indaga el caso Volhov.

Esto es, sencillamente, intolerable. Acusar a una persona de haber cometido un delito, sin pruebas, a sabiendas de que no es así, es un delito de calumnia que, en este caso, no solo socava la honorabilidad de esos jueces concretos acusados del peor delito que un juez puede cometer, la prevaricación, sino que horada de manera infame la credibilidad, la imagen y, por supuesto, la independencia de todo un poder, el judicial. Se dice, se repite, se vuelve a decir y, como nunca pasa nada, el ciudadano termina creyendo e interiorizando algo que no es cierto.

La señora Nogueras no fue la única en calumniar desde la bancada del hemiciclo, pero fue quien lo hizo con mayor solvencia. No daré la razón a quienes afirman que hay ciertos parlamentarios que no deberían serlo. El que esté ahí representa a una parte de españoles que lo ha votado y ahí debe seguir. Lo que digo es que estar ahí no da patente de corso para cometer delitos, afirmando que los jueces (hasta con nombre y apellidos) prevarican como si hicieran ganchillo.

Preservar el poder judicial es fundamental para el juego democrático, para continuar conviviendo en un estado de derecho en el que, al final del final, todos podemos ser juzgados y sentenciados por un juez. Si aniquilamos dicho poder y lo horadamos, lo vilipendiamos y acusamos falsamente a sus titulares y, además, lo repetimos una y otra vez, haciendo creer que las controversias de los ciudadanos se ventilan en procedimientos judiciales sin garantías y con jueces que prevarican, estaremos entrando en un túnel tan oscuro como peligroso. Y al final del túnel, estaremos muertos. Muertos de valores y principios democráticos.

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Soy cordobesa, del barrio de Ciudad Jardín y ciudadana del mundo, los ochenta fueron mi momento; hiperactiva y poliédrica, nieta, hija, hermana, madre y compañera de destino y desde que recuerdo soy y me siento Abogada. 

Pipí Calzaslargas me enseñó que también nosotras podíamos ser libres, dueñas de nuestro destino, no estar sometidas y defender a los más débiles. Llevo muchos años demandando justicia y utilizando mi voz para elevar las palabras de otros. Palabras de reivindicación, de queja, de demanda o de contestación, palabras de súplica o allanamiento, y hasta palabras de amor o desamor. Ahora y aquí seré la única dueña de las palabras que les ofrezco en este azafate, la bandeja que tanto me recuerda a mi abuela y en la que espero servirles lo que mi retina femenina enfoque sobre el pasado, el presente y el futuro de una ciudad tan singular como esta. 

¿ Mi vida ? … Carpe diem amigos, que antes de lo deseable, anochecerá.

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