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Sobre este blog

Desde muy pequeña he sentido que mi mundo lo dirigían como en “El Show de Truman”, pero con Fofito. Me esforzaba en tener una vida seria y, desde arriba, alguien iba soltando “extras” y guiones absurdos que me hacían perder la dignidad a base de risa. Llegó un momento en que mientras protagonizaba esas historias, mi mente solo pensaba -para sobrevivir- en cómo iba a escribirlo. Por lo que ya no puedo seguir siendo testigo en silencio. Necesito vaciar mi cerebro y madurar.

Rakel Winchester

Viajar para una persona tímida, disléxica, medio zurda, P.A.S, T.O.C y con visión espacial -Parte I : Atocha

Tren en Atocha

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Porque aunque hayas vivido en Madrid, viajado en AVE desde que existe, cogido la misma ruta 837463772 años, la gota de Shinchán aparece una semana antes, sí o sí.

1. Llegarás a tu estación mil horas antes, vaya a ser que pierdas en tren, y pasarás esas mil horas caminando de punta a punta, simulando hablar por teléfono, mirando repetidamente la pantalla de salidas de tren -aun sabiendo de toa la vida de dios que es VIA 2- sin dejar de mirar el reloj de la estación, el reloj de tu teléfono, el reloj de cualquier viajero que lleve reloj de pulsera (cosa complicada, aunque siempre hay un ochentero con un Casio digital de los que te dejan la muñequita blanca de no darle el sol) y memorizando “COCHE SEIS, ASIENTO 2D”. (Batallando con que tu mente no repita cosas como: COCHE D, ASIENTO DOS SEIS, COCHE 2, ASIENTO SEIS D... y variaciones, combinaciones y permutaciones de esos tres elementos tomados de tres en tres).

2. Aunque sepas que por la cinta esa de detectar peligros en el equipaje tiene que pasar todo, al atravesar el pasillito ese, llevarás la maleta al hombro, la chupa, las gafas puestas, te harán pasar y pasar 836463728 veces hasta que te organices, y de tu boca solo saldrá un “huy, que pava, perdón!” todas las veces que te hagan volver a pasar y que olvides dejar TODO en la cinta detectora. Todo acompañado de un TIC en el ojo y llevando a tus espaldas una megacola de peña que por tu culpa cree que va a llegar tarde. Y por supuesto, el detector manual que te pasa por el cuerpo el seguridad, hará que te piten todos los piercings, pinchos y hebillas del cinturón, abridores de bar olvidados en el sujetador, aros del doble sujetador, hierros de las botas, empastes... que na más que faltará que saques unos cuernos heavys a la voz de “soy todo metal”.

3. Cuando busques en el suelo COCHE 6, pa colocarte a la altura de la puerta de tu vagón, los carteles estarán borrados por el paso de los años por lo que, haciendo uso de nuevo del comodín de la llamada telefónica falsa, caminarás decididísima a cualquier sitio donde haya gente con maletas, así a ojo, rezando porque sea el lugar correcto para entrar al COCHE 6.

Contarás mentalmente los espacios, pero cuando vayas por COCHE TRES tendrás un ataque de amnesia severa, y ya no sabrás si ibas por COCHE UNO o por COCHE 24 (pero mirar atrás, NUNCA!!!) por lo que pasarás uno de los dos minutos que te dan pa buscar corriendo como una posesa sin saber como coño contaste para estar frente al vagón-cafetería. Que por supuesto estará cerrado, por lo que en el otro minuto imitarás al resto dando al botón de abrir la puerta, soooola como la una, que nunca se abrirá porque seguramente tu dedo se dirija, con los nervios, a una pegatina o una luz.

4. Cuando consigas entrar, no tendrás claro si COCHE 6 es el de la izquierda o el de la derecha. Porque tú no distingues entre derecha e izquierda. Porque piensas en “derecha”, haces el gesto de come, pero también comes con la izquierda. Haces el de fumar, pero fumas con las dos manos. Porque pensar en IZQUIERDA y en DERECHA, te lleva 20 minutos de gestitos que te hacen parecer tomajaretaperdía. Porque te da mareo. Y siempre, sabiendo que tienes 50% de posibilidades de acertar, entrarás en el COCHE 5. Y por supuesto tu asiento estará ocupado, porque tú eres del COCHE 6. Y petrificada quedarás disimulando como que te llama el hombre invisible, y te darás cuenta ya por Puertollano de que el fallo es tuyo, e irás a tu vagón. E igualmente estará tu asiento ocupado. Y te dará corte decirlo porque la persona está mu cómoda en calcetines y con la mesita llena de magdalenas, papeles, cocacolas Y CASCOS DEL AVE en las orejas.

Por lo que, o bien te irás con tu maleta a la cafetería simulando tener mucha sed, o bien te sentarás en otro asiento vacío y pasarás el viaje levantándote porque llega el inquilino verdadero del asiento donde estás, o bien te tocará al lado alguien que se duerme en tu hombro -y meándote que llevas desde chica- o lleva unos auriculares y un mp3 oyendo música mu fuerte, y cantando mu fuerte y mu malamente, cosas como Bumburi o Manolo García. O sea, maneras de cantar que, salvo que las canten los cantantes propios, da mucha vergüenSa escuchar. Y como vayas a mear, siempre entrarás y encontrarás a alguien meando que no ha cerrado.

5. Te pondrás la alarma para no acabar en Logroño y, al sonar, saldrás siguiendo a la masa de gente para encontrar la salida. Mu formal y decidida. Hablando por tfn con nadie otra vez. Y no recordarás si te recogían en Méndez Álvaro, en Dénmez Alrabo, si por ahí no era que no entran los coches, o si era en la parada de taxis o si en el parking principal. Por lo que, siguiendo a la masa, verás que se empiezan a dividir en caminos distintos. Pero como te da corte pararte, mirar o preguntar, lo harás por intuición.

ERROR.

6. Llegará un momento en que la humanidad al completo habrá llegado a su casa y tú seguirás caminando, sin caminos, hasta llegar a lo que parece la parte de atrás del decorado del mundo en el Show de Truman. Con la limpiadora fregando. Un panel de madera hasta el cielo sujeto por unas escuadras gigantes, que es la parte de atrás del paisaje del mundo. Nadie lo ha visto pero yo sí.

Claro que nadie es TÍMIDA, DISLÉXICA, MEDIO ZURDA, P.A.S., T.O.C. Y CON VISIÓN ESPACIAL.

Y muy decidida darás la vuelta y continuarás andando kilómetros, decidida e intimando por tfn con tu amigo imaginario telefónico. Llorando.

7. Seis horas más tarde, después de haber perseguido 7372829293 grupos de gente con maletas que ya estarán cenados y acostados, y después de pasar 74828293 veces por el decorado de atrás del fin del mundo, llegarás a esas cintas largas donde se camina más rápido con la maletica, y te darás cuenta -una hora más tarde- de que te has subido a la única cinta que no va. Que está parada, vamos. AVERIADA. Por lo que simularás que Sí VA caminando a paso megaligero. Mu ridícula.

8. Ya de noche, perderás la vergüenza y preguntarás, después de batallar con tu mente y tus miedos 836472882 veces, por fin a alguien por la salida de los taxis.(Animándote mentalmente con frases como: venga, a la de tres!, amos Rakel, que tú puedes!!, venga, con energía!!) Pero claro, los chinos no hablan español.

9. Cuando consigas salir a la calle, a UNA CALLE SIN NOMBRE Y CON MIL NÚMEROS, verás cómo 7483837463892 taxis reinan los alrededores y jamás verás el principio ni el final de la cola de taxis. JAMÁS. Madrid es todo TAXIS. Nadie coge un taxi ni sale de un taxi. Todo es Taxis. Todo.

10. Entrarás de nuevo a la estación para protegerte del sol, porque está amaneciendo, y acabarás -sin saber cómo- donde están los galapagos. Lloras again.

Y allí, donde los galápagos, queriendo que te abracen como se abrazan los galápagos, pensarás que es hora de volver a Córdoba.

Y vuelta a empezar

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Desde muy pequeña he sentido que mi mundo lo dirigían como en “El Show de Truman”, pero con Fofito. Me esforzaba en tener una vida seria y, desde arriba, alguien iba soltando “extras” y guiones absurdos que me hacían perder la dignidad a base de risa. Llegó un momento en que mientras protagonizaba esas historias, mi mente solo pensaba -para sobrevivir- en cómo iba a escribirlo. Por lo que ya no puedo seguir siendo testigo en silencio. Necesito vaciar mi cerebro y madurar.

Rakel Winchester

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