Inestabilidad[es]
Se acerca ya el primer día del mes de la espantada general, agosto, y miren ustedes qué casualidad que nuestro señor Presidente del Gobierno, ha escogido precisamente ese día, para dar las necesarias explicaciones de la cosilla esa del asunto de los papeles del ex-tesorero de la casa. Casualidad, seguro, pura casualidad. Ya les adelanto que el próximo 1 de agosto tampoco habrá revolución, ni guillotinas, ni siquiera habrá explicaciones, al menos, las que la decencia política y el sentido común están esperando. Todo lo contrario, quienes por esos días aún sigan anteponiendo sus neuronas al esperpento patrio frente al goce terrenal de amodorrarse con el arrullo del mar, podrán asistir, con casi toda certeza, al programado y medido discurso, divagante hasta la extenuación, que la secretaría de argumentario, FAES mediante, debe estar hilando mientras usted y yo vamos pensando ya en sacarnos la arena del culo más que en montar la armadura del sistema autárquico que podría salvarnos de la barbarie final.
Habrá insultos, de los semánticos y los metafóricos, habrá carcajadas y desconoje general al otro lado de la puerta del Congreso, habrá giros argumentales, evasivas ingeniosas y chistes hechos, pero no habrá ni absoluto rastro de lo que todos estamos esperando, la explicación sencilla, sin ambages, de la asunción de responsabilidad y disposición absoluta a la causa judicial. Podría decirse lo mismo de la precipotada salida del actual Presidente de esta nuestra Comunidad. Digamos, sencillamente, que la urgente coincidencia con ciertos aspectos de la causa de los ERE invita a la sospecha. No es que tenga especiales habilidades para la gran política, pero sí que tiendo a tener buen tino cuando noto que mis gorgojos personales se inflan por efecto de la estrategia de partido.
Sea como fuere, lo cierto es que al común de los mortales, rozando estas fechas, la estabilidad política tiende a preocupar entre poco y nada. Es otro tipo de estabilidad la que forja las inquietudes del españolito medio, la del buen tiempo meteorológico que haga allá donde la encarecida litrada del depósito del coche le permita llegar. Habría que reconocer, no obstante, que existe otro tipo de españolito medio, más bien desarrapado e interesadamente olvidado por las agencias de viajes, que responde a un perfil cuya creciente preocupación se centra más bien en su estabilidad digestiva, la del comer a diario y sobrellevar los rigores del tiempo con cierta decencia.
Pero como de la desgracia de los primeros podría llegar la alegría de los segundos, intentaré dar respuesta del tiempo que nos viene en esta última semana de julio. Si bien el pasado miércoles les dije que mediando esta semana tendríamos un episodio aún por definir, entre fresco y caluroso, con por aquel entonces cierta predominancia del escenario caluroso, lo cierto es que llegando la fecha acordada seguimos en esta aburrida estabilidad. No se me preocupen, que es cuestión de días. El estrechamiento anticiclónico del que les hablé se ha retrasado en el tiempo ligeramente, pero para nuestra fortuna el mismo ha derivado en una mayor profundización del centro de bajas presiones, que aunque en las próximas horas irá debilitándose, podría acabar derivando en una ligera vaguada que arrastre hasta nosotros vientos húmedos de componente suroeste, acompañados de un descenso de las temperaturas que será más acusado cuanto más al oeste.
La incursión de esta masa atlántica, podría deparar un final de julio pasado por agua en la vertiente noroccidental de la Península, un pequeño paréntesis que a parte de un ambiente mucho más llevadero para quienes tienen la desgracia de pasar estos días enclaustrados en el hogar, podría deparar alguna que otra sorpresa en forma de chubasco aislado. Pero eso está por ver. Lo que sí parece casi seguro es que la jornada del sábado tendremos un pequeño episodio de inestabilidad atmosférica, que chafará a quienes hagan día por las playas onubenses y aliviará el peso de este, hasta la fecha, un tanto inestable verano.
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