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Elecciones andaluzas en 2014

Antonio Manuel Rodríguez

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No habrá democracia en Andalucía mientras no se prohíba al Presidente de la Junta solapar convocatorias electorales. Las últimas andaluzas fueron interesadamente separadas con las generales del Estado, pero no propias. Y las próximas volverán a ser interesadamente conjuntas con las europeas. Si como decía James Freman Clarke “un político piensa en las próximas elecciones; un estadista en la próxima generación”, Griñán ya está pensando en que su próxima generación gane las próximas elecciones. Y para ello no tendrá ningún pudor en prostituir las elecciones andaluzas a su antojo, como si fueran suyas. Patrimonio de los socialistas y no de los andaluces.

Sentí bochorno al escuchar al Presidente de la Junta en la Cadena SER. Intentó ser neutral e impecable en el proceso de sucesión interna, hasta que el inconsciente okupó su lengua dando por supuesto que sería Susana. Por el contrario, no realizó ningún esfuerzo para simular que convocaría elecciones cuando más interese al partido. Sin duda, en 2014. Para que de nuevo vuelva a ser Andalucía quien salve el desierto socialista en el Estado.

Esta vez el peligro no proviene de la derecha. La endemoniada crisis y la corrupción política están degradando el bipartidismo a elegir entre mierda y mierda con cebolla. La actitud de ambos partidos es lamentable: se toman de la mano bajo la mesa cuando lo ordena la Troika, mientras se arrojan en público mierda con la otra. Salvo los militantes más sectarios, no hay ciudadano cabal que no se aleje de esa letrina en la que meten injustamente a toda la casta política. Griñán lo sabe porque siente el hedor a la altura del cuello. Se negó varias a veces a reformar la ley andaluza para garantizar elecciones propias como en el resto de las autonomías del mismo rango. Y el destino se ha vengado haciendo coincidir más imputaciones por los ERE con las primarias de su partido. La suya pende en el horizonte como una espada de Damocles. Y ante el riesgo de imputaciones propias, elecciones conjuntas.

A diferencia de las personas que se suicidan por temor a ser desahuciadas, la inmolación se premia en política. Griñán, el presidente interino que perdió las elecciones, se autodesahuciará para romper con el verdadero peligro que acucia al PSOE y que proviene por su izquierda. La maquinaria ya está en marcha. El blindaje interno de los partidos garantizará la victoria de su sombra que casualmente ya tenía diseñada la campaña de primarias. Además de aprovechar la ligera ventaja que supone la indefinición en los líderes de IU y PP, los socialistas cuentan con el suelo electoral andaluz y con la posible fractura en el seno de Izquierda Unida. Ahí está la clave. No sería la primera vez que ocurre y siempre inducida por quienes tienen al comunismo en el corazón y al socialismo en el bolsillo.

Decía Ortega y Gasset que el PSOE es la única garantía de la unidad de España. No le falta razón. La derecha centralista necesita a las derechas nacionalistas como los ateos a dios, aunque sólo sea para negarse recíprocamente. Por eso jamás un catalán gobernará ese partido. Mejor un hidalgo vasco-navarro. En cualquier caso, siempre después de utilizar a los andaluces para sus egoístas fines de salvación. Ante la más que probable debacle de la derecha, nada mejor que solapar las elecciones con las europeas en la que competirán nuevas marcas que buscarán el voto de la clase media a la izquierda del PSOE. Con ellos, se entenderán mejor.

Por todo ello, ya están tardando los de IU en solicitar públicamente la reforma electoral de Andalucía para impedir el solapamiemto electoral con las europeas. Vaya a ser que el mismo destino termine desahuciando del poder a los mismos que se atrevieron a legislar contra los desahucios.

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