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De espíritus y exorcistas

Luis Medina

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En tiempos de crisis la necesidad de esperanza y la búsqueda de horizontes suelen provocar un resurgimiento de todas las variedades de esoterismo, sectas y viajes chamánicos, entre otras actividades, como un aumento en el gasto en juegos de azar y de ventas de libros de autoayuda. Por ello, no debe sorprendernos que un club tan consolidado en valores deportivos (al menos antes de Mourinho) como el Real Madrid, saque a pasear el espíritu de Juanito cada vez que las cosas se ponen feas a doble partido.

El problema es que con tanto recorte el presupuesto de dicho espíritu no da para muchas alegrías y lleva un bagaje más bien pobre en sus últimas invocaciones. Quizá, en un uso perverso de sus competencias, y jugando ante alemanes, Pepe acabe pisando la oreja de Marco Reus y luego pidiendo perdón y haciéndose hasta colega suyo; pero mucho me temo que hubiera sido más útil acordarse del gran extremo de Fuengirola durante los 90 minutos del partido de ida, más que nada por ir ganando tiempo y posibilidades de éxito.

Para el Barcelona, el espíritu de Juanito no es muy indicado. Pero no es un gran problema para el equipo que a lo largo de su historia dispuso del portador de la mano de Dios, y actualmente de su Messías, eso sí, un poco afectado por los oportunos recortes de inspiración divina.

En el caso del Córdoba, hay pocos espíritus positivos domiciliados a ese lado de la Ribera. Y, como en la canción “Los fantasmas del Roxy” de Joan Manuel Serrat , los correspondientes blanquiverdes, en su caso, deambularían despistados asustando a cajeras del Eroski, o confundiendo pandillas aburridas de adolescentes del Centro Comercial El Arcángel. Pero no ha faltado en esta semana un buen exorcismo. Eso sí ha funcionado. El nuevo estadio perdía espuma por la boca de lo que fue el despacho de Luna Eslava. El espíritu de Alfredo Duro ha sido expulsado, por fin, del escudo enfermo del club local. Nunca un espíritu había hecho tanto en tan poco tiempo para que la cabeza de la afición no parase de dar vueltas sobre sí misma. El Twitter del club lo agradecerá. Y el presidente, aunque quizá ahora aún no lo crea, también. Ha dado un paso hacia el aficionado. Ojalá se haya exorcizado igualmente dicho espíritu de las posibles gestiones en materia de dirección deportiva. Aunque los fantasmas no se reflejen en los espejos, hay espíritus que pueden tener la tentación de trabajar en la sombra. Es posible, tras tanto escorzo mientras se debatía dentro del enfermo, que no le queden muchas ganas.

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