Brillo recuperado en San Cayetano
La capilla de los titulares de la hermandad de Jesús Caído, que fue reabierta este sábado, luce tras una segunda fase de restauración llevada a cabo por el dorador Rafael Barón
Es uno de los elementos patrimoniales más destacados de Córdoba; una de sus obras barrocas principales. De ahí la importancia que tienen las labores de rehabilitación en el conjunto que comenzara el pasado año. Este sábado se pudo comprobar de cerca el resultado de una nueva fase en esos trabajos de restauración, que llevó a cabo, al igual que en la anterior, Rafael Barón. La capilla en la que se encuentran los titulares de la hermandad de Jesús Caído recuperó, gracias a la nueva intervención del dorador a lo largo de los últimos dos meses, gran parte de su esplendor. Sobre todo, volvió a mostrar un aspecto mucho más próximo al que fuera el original. Los trabajos, que culminaron días atrás, pudieron ser observados de cerca tras un acto que sirvió para la reapertura, con la presencia de las imágenes de la mencionada cofradía, de un rincón de enorme valor dentro de un espacio que en su totalidad también lo posee como es la iglesia conventual de San Cayetano.
La reapertura de la capilla de Jesús Caído tuvo lugar este sábado después de que Rafael Barón, reconocido dorador cordobés -entre sus trabajos se cuenta el camarín de la Virgen del Carmen, en el mismo templo-, haya concluido la fase de restauración en la pared sur del espacio, en la que se encuentra la imagen del Sagrado Corazón de Jesús. Ésta luce gracias a una labor que permitirá disfrutar a partir de ahora de su estética original. Para ello, se efectuó una limpieza del muro y una restauración de la decoración mural, entre otras intervenciones. “Esta parte se rehízo en 1904 y estaba muy verde al emplear purpurina. Con láminas de oro se ha recuperado las formas y el brillo. Se ha limpiado la yesería y se ha recuperado el perfilado, que en 1904 se pintó en rosa oscuro”, explicó Barón, quien añadió que gracias a desprendimientos se vio que el color “era azul añil”. Por otro lado, “se ha limpiado el retablo y se ha refrescado”, al tiempo que se ha rehabilitado el zócalo inferior con mármol, “a juego con el resto del conjunto”.
Resultado de los arreglos desarrollados por Rafael Barón, que fueron posibles gracias a un convenio firmado en mayo entre la Diputación de Córdoba y la iglesia conventual de San Cayetano, es una capilla con una imagen mucho más próxima a la que fuera original y sobre todo con “una luz tremenda”. La reapertura de este espacio dentro del templo carmelita, comenzó con una eucaristía y continuó con palabras del hermano mayor de la corporación de Jesús Caído, Rafael Madueño, y del restaurador. También asistieron y e intervinieron Salvador Fuentes, vicepresidente de la Diputación en el instante en que se rubricó el acuerdo para la obra, y María Dolores Amo, actual delegada de Empleo de la institución provincial -de por medio, cabe recordar, hubo un cambio de gobierno-.
Desde este sábado, además, las imágenes de Nuestro Padre Jesús Caído y Nuestra Señora del Mayor Dolor vuelven a ocupar su lugar dentro de la capilla -hasta el viernes estuvieron ubicadas en la de Santa Ana-. Gracias a estas labores de restauración, la iglesia conventual de San Cayetano ofrece de nuevo uno de los más importantes conjuntos barrocos de la ciudad al fiel y al visitante. Aunque todavía “hace falta mucho más” para dar su máximo esplendor a este espacio, tal y como indicó Rafael Barón. “La idea es seguir buscando colaboración para continuar, ya que al fin y al cabo es un patrimonio que todos podemos visitar”, señaló el dorador, que apuntó que el próximo paso sería restaurar “todas las yeserías que bordean el retablo de Jesús Caído”. Lo que está claro es que estos trabajos son necesarios, pues “la capilla merece la pena”.
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