La transición necesaria

Nuestro sistema energético es responsable de la contaminación de ríos, suelos y mares tanto en su fase de extracción como de transporte. La quema vertiginosa de combustibles fósiles está transformando la composición química de nuestra atmósfera y océanos, ocasionando un cambio climático abrupto, con una velocidad y violencia que pone en cuestión el mantenimiento de la civilización tal como la conocemos y la acidificación de nuestros mares que pone en solfa los ecosistemas marinos y recursos pesqueros.

Asistimos también al agotamiento de las reservas de los combustibles fósiles de calidad, de fácil acceso y baratas de extraer, que es la raíz de las guerras más violentas que están ocurriendo y grandes oscilaciones de su precio en el mercado que está teniendo como consecuencia la contracción de la economía.

Nuestro país carece de recursos fósiles, somos fuertemente dependientes de la importación, imposibilitando la soberanía energética; más de tres cuartas partes de la energía consumida en España proviene del exterior, lastrando nuestra economía con cantidades en torno al 4% del PIB.

Es por tanto urgente impulsar la transición energética hacia un modelo 100% renovable. Para ello necesitamos acciones en todos los niveles de la administración del estado: gobierno central, comunidades autónomas y municipios. Necesitamos extender en la sociedad las alternativas que comienzan a desarrollarse, como cooperativas de energía, de producción y consumo de alimentos de cercanía y ecológicos,

que son menos dependientes de insumos energéticos.

El sector eléctrico es el que más rápido ha incorporado energías renovables, pero aún el 60% de la energía eléctrica que utilizamos proviene de fuentes convencionales, por lo que aún resta mucho que andar. El desbloqueo de la moratoria de instalación de renovables y la autorización del autoconsumo sin recargos de peajes, con balance neto permitiría una rápida penetración de las renovables en este sector.

La fuerte caída de los precios de las tecnologías renovables de producción eléctrica es un factor de primer orden para facilitar la rápida expansión de las mismas en el sector.

Las fuentes renovables tienen la virtud de que son escalables y en el caso de la solar el recurso está casi omnipresente en el territorio por lo que permiten la generación distribuida y con ello el control y acceso democrático a la misma.

Este esfuerzo debe ir acompañado de profundas y rápidas medidas de ahorro energético. Un sector con grandes posibilidades es la rehabilitación de viviendas y edificios, reduciendo las necesidades de calefacción y refrigeración.

La transición a renovables y ahorro energético tiene ventajas adicionales positivas como reducir nuestra factura energética y una gran capacidad de generación de empleo.

Con todo, el sector eléctrico es una cuarta parte de nuestros consumos energéticos y por ello debemos acometer también en el resto de los sectores como el transporte, la calefacción y procesos de calor industriales en los que apenas hay penetración de las renovables. En otro momento me ocuparé de ellos.

José Larios Marton. Miembro de EQUO Córdoba y del Comité Ejecutivo Federal de EQUO