El Cinturón Verde en nuestro ideario urbano

Me gustaría compartir algunas reflexiones acerca de la enésima polémica suscitada entre algunos colectivos ciudadanos por actuaciones en nuestra Sierra de Córdoba, en este caso debido al “cinturón verde” en el entorno de nuestra ciudad.

Tras un largo proceso iniciado en 2001 con la revisión del PGOU y culminado con la disponibilidad de los terrenos, se inicia recientemente la adecuación de una infraestructura cuyo objetivo primordial es permitir la conexión de las vías pecuarias que habían quedado comprometidas debido al progresivo desarrollo urbanístico, hecho este común en multitud de núcleos urbanos a lo largo de nuestra geografía. A su vez, este cinturón de casi 20 km de longitud permite y fomenta otros usos compatibles con el tránsito ganadero: senderismo, ciclismo, educación ambiental, conexión de espacios verdes urbanos y rurales, etc.

Las declaraciones de protesta publicadas son fiel reflejo de nuestra sociedad actual, en la que nos hemos concentrado en la urbe, abandonando física y psicológicamente su entorno rural, en el que con gran dificultad persiste un resquicio de los usos forestales, agrícolas y ganaderos extensivos, generalizados hasta hace apenas dos generaciones.

Nuestro ideario urbano contempla la Sierra de Córdoba de forma estática como proveedora de ocio en la naturaleza, sin entender sus dinámicas ni empatizar con las personas que aún viven de ella,  cuyas actividades primarias han forjado, conservado y legado dicho entorno. De un plumazo, se desprecian en este caso los usos ganaderos a la vez que se alarma a la sociedad mediante expresiones como “riesgo potencial” generado por asignar el uso principal ganadero; “proyecto carece de visión más cercana a la realidad”; “masa forestal devastada”; “estado de emergencia ambiental… no se ha considerado en la elaboración del Proyecto”. Todo ello debido al necesario desbroce y adecuación de caminos de anchura mínima (2,5 m) a lo largo del 5% del trazado del cinturón para permitir el tránsito ganadero.

Pero, ¿acaso hemos preguntado a José, o a Antonio, ambos nombres reales de los escasísimos pastores en extensivo que transitan por la Sierra y que necesitan conectar sus zonas de pastoreo con la campiña?. ¿Se ha preguntado a los propietarios y profesionales forestales que todavía gestionan fincas por las que discurre el cinturón, proporcionando servicios ambientales a la sociedad sin percibir contraprestación alguna?. ¿Se tiene en cuenta la conveniencia de mantener vías con una mínima accesibilidad a los medios de extinción en los frecuentes incendios que se producen en el entorno?. ¿Están dispuestos estos colectivos, que se arrogan la portavocía de los usuarios de la Sierra en base a su percepción , a asumir las consecuencias sobradamente conocidas por los gestores del territorio ante la falta de actuaciones y gestión forestal en nuestra Sierra, o nos encontramos ante una transferencia gratuita de responsabilidad mediante mecanismos de presión--inacción?. En este contexto, argumentos como el “duro contacto de la zahorra”, con “menos agarre para las bicicletas”, etc ... constituyen toda una frivolidad con efectos nocivos en caso de ser asumidos por los organismos públicos en contra del conocimiento adquirido.

César Vicente Fernández, ingeniero de Montes.