Soy una barcelonesa trasplantada a Córdoba, donde vivo creyendo ser gaditana. Letraherida, cinéfila aficionada, cultureta desde chica, más despistada y simple de lo que aparento y, por lo tanto, una pizca impertinente, según decía mi madre. Desde antes de tener canas, dedico buena parte de mi tiempo a pensar y escribir sobre el envejecer, que deseo armonioso. Soy una feminista de la rama fresca. Yo, de mayor, vieja.
¿Dónde están las mujeres republicanas?
No salgo de mi asombro. Mañana de domingo en tiempo navideño. Zascandileo por la casa, feliz de no tener que preparar ningún exceso hipercalórico. Clic-clic. Entra un whatsapp. Miro con curiosidad. Se trata de un autodenominado Calendario Republicano 2025. Bienvenido. Semejante título promete un ejercicio de memoria y reconocimiento. Pincho el link y empiezo a pasar los meses. Las páginas dedicadas a cada mes están ilustradas con dibujos, poemas, citas y, cuál es mi sorpresa, cuando compruebo que ni una sola de las personas citadas, nombradas, dibujadas, es una mujer.
Encuentro a Rafael Alberti, Antonio Gala, León Felipe, Luis Cernuda, Blas de Otero, José Agustín Goytisolo, Antonio Machado, Miguel Hernández, Gabriel Celaya, Antonio Gala, Federico García Lorca, Miguel de Unamuno y Pío Baroja, personas más o menos contemporáneas de nuestro país, dedicadas a las letras. Algunas relacionadas con la República, otras no. Me sorprende que también se haya considerado de interés republicano retrotraernos al siglo XVI e incluir a otros próceres de las letras patrias, como Francisco de Quevedo o Miguel de Cervantes. En el terreno literario también ha habido memoria para incluir a escritores e incluso cantautores que no son de nuestro país, como Bertold Brecht, Georges Brassens, José Saramago, Mario Benedetti, Paul Éluard y Pablo Neruda. El calendario republicano que se nos ofrece incluye algunas píldoras literarias, citas de textos que pertenecen a políticos renombrados como Juan Negrín y Federico Engels y, no os lo perdáis, alguien se ha acordado de incluir palabras de Marcelino Camacho. No digo más.
Ni una sola mujer es nombrada, citada, señalada. Parece claro que las palabras de las mujeres, sean en forma de poema, de texto literario o de cita política no merecen ser recordadas porque, al parecer, no construyeron la República.
Pero la cosa no queda aquí. Cuando nos asomamos al interior del calendario y contabilizamos las efemérides que se destacan en cada uno de los doce meses, vemos que de los 42 hechos que se señalan para la memoria republicana sólo se nombra a tres mujeres con nombre y apellidos: Mariana Pineda, Rosa Luxemburgo y Dolores Ibárruri. En el mes de marzo se cita al colectivo de las 129 mujeres muertas el 8 de marzo en Nueva York. En total se cita a 38 hombres y 4 mujeres (3 con nombre y un colectivo).
Así pues, mirado en su totalidad este llamado Calendario Republicano no ofrece ni un solo texto de alguna de las muchas e importantes mujeres que construyeron la República, en el ámbito de la política, del pensamiento, de la literatura y el arte: Clara Campoamor, Victoria Kent, Federica Montseny, María Zambrano, M. Teresa León, Margarita Nelken, Manuela Ballester, Lucía Sánchez Saornil, Concha Méndez, María de Maeztu, entre otras muchas. Tampoco considera de interés incluirlas en el recuerdo de los diversos meses del año 2025. A pesar de que la obra y acción de estas pensadoras, artistas, políticas y escritoras han transformado la vida de las mujeres de nuestro país, bastante más que la de los ellos que ocupan las páginas del citado calendario republicano, a cuyos autores dedico esta pequeña lista, para su iluminación futura.
Cuando escribimos suele ser una buena práctica dar a leer el texto o la propuesta a otras personas que, desde diversos lugares del pensamiento, pueden iluminarnos acerca de los aciertos y déficits de nuestro trabajo. Una práctica de humildad que nos evita disgustos.
Vivan en nuestro corazón las mujeres de la República que nos dieron el voto, el divorcio, la escuela y la mayoría de edad.
¡Vivan!
Sobre este blog
Soy una barcelonesa trasplantada a Córdoba, donde vivo creyendo ser gaditana. Letraherida, cinéfila aficionada, cultureta desde chica, más despistada y simple de lo que aparento y, por lo tanto, una pizca impertinente, según decía mi madre. Desde antes de tener canas, dedico buena parte de mi tiempo a pensar y escribir sobre el envejecer, que deseo armonioso. Soy una feminista de la rama fresca. Yo, de mayor, vieja.
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