Tarjetas: uso y disfrute
(Interior noche; cuarto de baño de ese bar; contrapicado cenital)
-Saca la tarjeta.
-¿Cuál?
-La mejor.
-Tengo la de CajaSur
-Será de Bankia.
-No; aquí pone CajaSur. Es roja.
-Roja, roja, no; más bien magenta.
-Nadie en su sano juicio es capaz de decir “Magenta”.
-Eso es verdad.
-Magenta. Manda huevos. Es un poco gruesa.
-Pues usa la de la Seguridad Social, que es más finita.
-No sé, no sé... Mejor la de Aucorsa.
-Vale. Tengo más: la de Cecosam, la VIP de ese bar, la del videoclub...
-¿Todavía hay videoclubs? No me lo puedo creer.
-Sí; por lo menos en mi barrio hay videoclub. Ayer alquilé “American Psycho”, por cierto.
-Es mala.
-No te creas; no es tan mala.
-Y hablan de tarjetas, creo.
-Sí.
-Por cierto; no es por meter presión, pero ¿podrías hacerte esa cosa?
-Sí, joder; pero es que es blanco sobre blanco en este puto lavabo. No veo un pimiento.
-Descuelga el espejo.
-Hostia, qué buena idea.
-Claro, coño.
-Aquí, mejor.
-Sí.
-¿Tienes 10 pavos?
-¿Un billete, quieres decir?
-Sí. De los nuevos.
-Pues sí.
-Pues hazte un turulo.
-Venga.
-Es que son los mejores.
-Sí; y crujen cuando los rulas. Me gusta cómo suena.
-Y a mí.
-Toma, dale.
-... Qué bien.
-Oye ¿tú me quieres?
-No es el momento.
-Pues salgamos.
-Salgamos.
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