No es el caso Montoro pero ojo
Fuego de artificio con un petardillo de kiosco
El señor Francisco Ruiz se incorporó a Sadeco como gerente en julio de 2019. Hasta ahí nada que objetar. Y presentó su renuncia en diciembre de 2023. Por motivos estrictamente profesionales, adujo en el consejo de administración que certificó su salida de la empresa. Hasta ahí todo correcto. Año y medio después, el señor ex gerente de la entidad municipal de saneamientos reaparece fichado por la empresa Contenur, líder nacional en el sector de los contenedores.
Casualidades de la vida, la misma compañía que gestiona el mantenimiento de los contenedores de Córdoba por la nada despreciable cifra de 17 millones de euros. Quiere decirse que cuando el señor Ruiz se sentaba en el despacho de la gerencia de Sadeco firmaba los contratos con la compañía que acaba de ficharlo. No sé si van cogiendo el hilo.
El grupo municipal Hacemos dice que estamos ante un caso de libro de puertas giratorias. Ya saben. Ese mecanismo de entrada y salida de la función pública que termina confundiendo los intereses generales con los privados. Generalmente en favor de estos últimos. De forma que los altos ejecutivos de las grandes compañías van carcomiendo la estructura del Estado hasta vampirizarla como una sanguijuela.
Ahí tienen el caso estremecedor del señor Montoro. Metió a su despacho privado en el Ministerio de Economía y acabó poniendo la legislación tributaria al servicio de sus clientes. Previo pago de la correspondiente minuta, naturalmente. Lo que hizo el señor Montoro es el sueño húmedo de todo buen liberal. La desintegración del Estado desde dentro.
Lo del señor Ruiz no tiene nada que ver. Al lado del caso Montoro, lo suyo es un jueguecito de la señorita Pepis. Hacemos asegura que la ley prohíbe a todo cargo ejecutivo de un organismo público trabajar para una empresa a la que ha contratado servicios por un periodo mínimo de dos años. Es decir: hasta diciembre próximo.
El señor Torrico, que es un político con el colmillo afilado, afirma que si no hay una compensación económica de las personas que cesan en su cargo la ley es agua de borrajas. “La gente tiene que comer”, argumentó con solvencia jurídica. Y lanzó su clásico pellizco de monja al concejal de Hacemos: “Lo vuestro es fuego de artificio con petardillo de kiosco”.
Para descargo del señor Ruiz hay que reconocer que el primer contrato de Contenur con el Ayuntamiento de Córdoba se firmó en 2017, dos años antes de que tomara posesión de la gerencia. Así que lo cortés no quita lo valiente o lo que quiera que diga el refranero popular.
Según parece, el servicio de mantenimiento de Contenur es manifiestamente mejorable. Por decirlo de manera amable. Lo cual quiere decir que las puertas giratorias no giran igual para todo el mundo. Y a la vista está.
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