El huevo del dinosaurio
"Queremos agua"
(Parcelistas en el pleno municipal)
El entrecomillado que tienen ustedes ahí arriba podría ser el principio básico planetario por encima de todos los demás. No hace falta estudiarse la declaración universal de los derechos humanos para concluir que el agua es el origen de todo. Y que, por lo tanto, su acceso libre a cualquier individuo es el primer mandamiento de cualquier carta magna de cualquier país del mundo. Así visto no habría nada más que añadir. Luego está la letra pequeña. Y, sobre todo, el carajal cósmico del parcelismo.
La imagen de los parcelistas tomando ayer a grito pelado el pleno es un clásico del municipalismo contemporáneo. Hasta tal punto que podríamos decir sin equivocarnos demasiado que no hay municipalismo sin parcelismo y viceversa. Esto es lo que pasa cuando por activa o por pasiva se incuba el huevo de un dinosaurio en las puertas de casa. Que el dinosaurio se hace mayor y es capaz de comerte de un bocado.
El parcelismo es un monstruo urbanístico de tres pares de narices. Si quisiera mañana podría merendarnos con confitura de fresa y mantequilla fresca. De hecho, ya no hay planes parciales ni instrumentos de actuación capaces de domesticar a una ciudad paralela que pronto será más ciudad que la ciudad propiamente dicha. No le resulte extraño que llegado el caso desarrollen su propio anti plan general y acaben dejándonos fuera de ordenación.
Por si tal, querido contribuyente, vaya preparando la pancarta para tomar el displeno municipal de la ciudad paralela.
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