Franco ha vuelto
Estoy a vuestra disposición
Era cuestión de tiempo. Franco ha vuelto. Por ahora, como alcalde de Encinarejo. Pero pronto quién sabe si como ministro del Interior o vicepresidente primero del Gobierno. Y lo ha hecho, como debe ser, montado sobre la grupa de España, don Pelayo, la familia como dios manda, la gente de orden, el espíritu nacional y un antifeminismo premoderno que nos recuerda a los años color sepia de la Sección Femenina.
Usted creía que Franco estaba enterrado y aquí lo tienen de nuevo, ahora bajo las siglas de VOX y una mayoría incontestable en las urnas de un pueblecito de 1.700 habitantes a solo 19 kilómetros de Córdoba. Parece una broma del destino y, sin embargo, es una metáfora de los tiempos que vienen. Una metáfora, todo hay que decirlo, que acojona.
El caso es que este electricista carismático ha descrito una biografía política que retrata con una sencillez aterradora qué diablos está pasando en este país desde que el calentamiento global está achicharrando el planeta y la masa gris de sus habitantes. Contra todo pronóstico, el alcalde de Encinarejo no emergió de VOX como cualquiera pudiera pensar. Germinó en el PSOE, mutó al Partido Andalucista, emigró al PP y acabó en los brazos de Santiago Abascal como las brevas caen al suelo cuando maduran.
Pensábamos que la historia era una línea recta hacia el futuro, pero ahora vemos, a través de este entrañable ejemplo de Encinarejo, que también puede ser una inquietante espiral hacia quién sabe dónde. Cualquier día menos pensado nos despertamos con la Ley de Peligrosidad Social en el BOE y la carta de ajuste en la UHF.
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