Dorantes: pureza y técnica al servicio del piano flamenco
Hijo de Pedro Peña, sobrino de Juan Peña El Lebrijano y nieto de María Fernández La Perrata. David Peña, Dorantes, lleva el flamenco desde la cuna. Aprendió este lenguaje en casa y pronto cogió una guitarra. Siempre quiso ser músico y pensaba que su futuro estaría unido a las seis cuerdas. Sin embargo, un día, un piano en casa de su abuela se cruzó en su camino. Y hasta hoy. Décadas después, Dorantes recala en el Conservatorio Superior de Música Rafael Orozco, en una nueva sesión de la Cátedra de Flamencología de la Universidad de Córdoba (UCO), para explicar su visión y su forma de sentir el piano flamenco, una especialidad que existía antes que él pero que fue el propio sevillano el que consiguió darle otra dimensión.
Por primera vez, la Cátedra ha salido del Rectora de la UCO y se ha trasladado al conservatorio, institución muy ligada también al flamenco. Nunca antes había pasado en los 24 años que tienen estos estudios y para su director, David Pino, es todo un acierto “para una difusión del flamenco y su consolidación en los medios académicos”. En este sentido, el director del conservatorio, Manuel Ureña, ha deseado que la colaboración entre ambas instituciones no sea anecdótica“ y ha avanzado que se está trabajando para que los alumnos que estudian Flamencología en el conservatorio realicen sus prácticas en la Cátedra.
Al acto también ha asistido el vicerrector de la UCO, Juan Antonio Caballero Molina, que ha recogido el testigo de estas declaraciones y ha hablado de la importancia “de dar un paso más adelante en aras de buscar una mayor presencia del flamenco”, a la vez que ha enfatizado en la lucha por que este arte “sea estudiado y reconocido mejor para que dé más oportunidades a los jóvenes”.
Ante un auditorio repleto de profesores, alumnos de la Cátedra y del propio conservatorio, Pino se ha referido al punto y aparte que supuso la aparición de Dorantes en el mundo del piano flamenco. “Aunque hubo intérpretes, era anecdótico. Es con la llegada de Dorantes cuando este instrumento cruza fronteras”. Precisamente, el pianista ha iniciado su maestría comentando que algunas obras de las que se tiene constancia del piano flamenco datan del siglo XVIII. Él llegó a este instrumento con apenas diez años. Empezó de forma autodidacta a mezclarlo con el flamenco. La herencia la tenía en la sangre, pero sabía de la importancia de la técnica.
Para perfeccionarla ingresó en el Conservatorio superior de Música de Sevilla, siendo de los primeros gitanos en realizar formación académica. Recuerda esta etapa como unos años “muy bonitos y con mucha ilusión”. Ha tocado a grandes músicos clásicos y en sus primeros años de formación veía cómo iba adquiriendo una disciplina que le daba “mayor agilidad los dedos y un análisis mayor de la armonía”. Le abría, a su vez, “un abanico de posibilidades” al que ya tenía: el del flamenco.
“Fui autodidacta para que el flamenco, en el piano, siguiera sonando a flamenco”. Descubrió nuevas armonías, ritmos y conceptos, que se describían ya como futuristas. Ha sido el primer flamenco en alejar completamente a la guitarra para la composición flamenca en el piano y en no utilizar las armonías establecidas de ésta, camino difícil por no existir técnicas establecidas para crear, de esta, forma sonido flamenco. “El buen gusto es la base del buen músico”, califica el pianista, que busca su creatividad en “lo diario” para seguir “siendo fiel” a quien es.
A los 22 años debutó en el Real Alcázar pero no fue hasta 1998 cuando vio la luz su primer disco, Orobroy, álbum que lanzó al pianista y al flamenco a los altares de la crítica internacional. La gira de este disco le llevó por Francia, Inglaterra, Grecia, Japón y Cuba y este trabajo fue reconocido con el premio FLAMENCO HOY 1999 como mejor disco instrumental del año. A este galardón le han ido sucediendo numerosos premios y en 2018 recibió la Medalla de Oro de su provincia natal, Sevilla. Recientemente, en 2020, Dorantes ha lanzado su sexto disco, La roda del viento, una superproducción compuesta, dirigida y arreglada completamente por él mismo para piano, orquesta de cámara y coral flamenca. En él, el sevillano cuenta la gesta realizada por Magallanes Y Elcano desde el 1519 al 1522 que cambió el rumbo de la Historia. Este trabajo fue reconocido por el Ministerio de Cultura de España e incorporado a la programación oficial del V Centenario de la primera Vuelta al Mundo.
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