José García Román: “La gente humilde es la que construye los milagros”
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En el deporte cordobés suceden, de vez en cuando, episodios de éxito contra lógica y pronóstico. Lo normal por aquí es festejar dignas derrotas o salvaciones de categoría, esos títulos de pobres que valen más que la vida porque no hay mayor motivo de júbilo que conservarla cuando uno la ha puesto en juego. José García Román (Córdoba, 1966) ha visto lo suficiente -y desde todos los ángulos posibles- como para entender que no hay nada imposible. Incluso que la capital tenga un equipo masculino en una de las grandes ligas profesionales de un deporte de sala. Jamás en la historia hubo ninguno en baloncesto, balonmano o fútbol sala, lo que supone un triste récord para Córdoba. Sí lo tuvo en fútbol: una aventura de diez meses en Primera encajada en un periodo de 46 años... para descender. Los datos están ahí y retratan con fidelidad esa pastosa mediocridad asumida del deporte cordobés, que exporta héroes y se muestra incapaz de generar equipos recordables.
Pero a veces sucede. En este curso, un modesto club llamado Itea Córdoba CF Futsal logró quedarse muy cerca de la máxima categoría del fútbol sala. Riadas de personas poblaron las gradas del Palacio Municipal de Deportes Vista Alegre, que este año cumple 25 años desde su inauguracíón y jamás había llenado todo su aforo para un partido con un protagonista local en liza. Un equipo que ascendió a Segunda por casualidad -la expulsión de otro club y el descarte de candidatos-, compuesto por jugadores reclutados a toda prisa por la provincia de Córdoba y apoyado económicamente por una empresa montillana de instalaciones eléctricas y por el denostado Carlos González -expropietario del Córdoba CF-, se convirtió en una de las mayores sensaciones en la historia moderna del deporte en la capital. José García Román es su presidente.
Funcionario de profesión, exárbitro de fútbol e impulsor de varios proyectos en medios de comunicación de ámbito local, se embarcó en un desafío que en apariencia no se diferenciaba de los muchos que surgen, como chispas en medio de la noche, en el inquieto mundo de las ideas cordobesas. Luego llegan el plan, el método, la ejecución... En fin, todos esos pasos posteriores en los que la mayoría se quedan encallados. García Román -y su equipo de colaboradores- mantuvo la entereza, se tragó los sinsabores y se estimuló con los evidentes avances. Un grupo de chavales que peloteaban en el pabellón de Fátima con las camisetas patrocinadas por una web deportiva local -Minuto 90- acabó, cuatro años después, llenando con casi cuatro mil personas el Palacio de Deportes Vista Alegre y con el escudo del Córdoba CF en el pecho. ¿Un milagro? Quizá. Pero de fabricación casera. “Los milagros los contruye la gente humilde”, asegura García Román, que no pierde la sonrisa mientras repasa con CORDÓPOLIS, paseando por las instalaciones del Colegio Salesianos -un templo del fútbol sala-, una historia que merece ser contada.
PREGUNTA. José García Román, con el deporte en vena desde...
RESPUESTA. Desde chico, aquí precisamente donde estamos, en el Colegio Salesianos. Aunque el otro día, con motivo de la permanencia del Córdoba, estuve recordando otro episodio similar. Fue con el Levante, que al final nos mantuvimos por el golaverage, y corría el año 1978. Por esos años empezaba a ir a ver al Córdoba como aficionado. Más tarde lo viví desde otras facetas, como en la etapa en los medios de comunicación, que te dan una visión diferente. Pero vamos, que yo he sido de todo. He estado vinculado al deporte como árbitro, entrenador... Siempre en el fútbol. Como árbitro estuve en Primera Provincial. Nunca me planteé más porque lo tenía como un hobby, compaginándolo con los estudios. Al delegado Ernesto Crespo, que en paz descanse, le pedía que no me pusiera partidos muy lejos los domingos porque tenía que sacar tiempo para todo.
P. Varias décadas vinculado al fútbol y terminas de presidente de un club de fútbol sala y con tus hijos practicando el baloncesto.
R. Sí, esto se ha ramificado. Mis tres hijos juegan al baloncesto y los tres con el dorsal 90 [José García Román fundó una revista transformada después en web de información deportiva, Minuto 90], aunque el grande me ha salido rana este año y se ha puesto el 3. Será su último año de junior. Luego tengo otro con 11 años y el pequeño con 6 que quisiera que lo vieras jugar: ese va a ser el crack. El tema es que ellos estudian en el Colegio Virgen del Carmen y allí lo más fácil es jugar al baloncesto. Lo del fútbol sala fue un poco de rebelarte contra lo que era ese deporte en Córdoba. Yo llevaba un medio de comunicación y me daba cuenta del potencial que tenía el fútbol sala. Sin embargo, no había ningún equipo en la capital. Hablaba con la gente y me decían que sí, que había una deuda pendiente, que había que sacarlo adelante. Pero a la hora de la verdad, cuando das el paso, te encuentras muy solo. Todos esos apoyos que te dicen se te van cayendo la mayoría. Buenos, empezamos y la verdad es que la cosa ha salido por encima de las expectativas. Quién nos iba a decir a nosotros que en cuatro años hemos pasado de la liga provincial hasta rozar el máximo campeonato profesional.
"En cuatro años hemos pasado de la liga provincial hasta rozar el máximo campeonato profesional"
P. Te ha tocado vivir desde dentro una especie de milagro.
R. Bueno, hemos tenido mucha suerte. Y mucho trabajo también, claro. Ha sido una recompensa a mucho esfuerzo y desvelos. Los milagros los contruyen la gente humilde. El primer año estuvimos en Provincial y conseguimos ascender a Tercera. Ese primer año hicimos el equipo rápido y nos topamos con un rival que pagaba por encima de la media de ese año en Segunda B. Pero bueno, aquel proyecto duró poco y al final fuimos nosotros los que ascendimos. De aquella época hay jugadores que todavía están con nosotros. Manu y David Leal se sumaron cuando el equipo subió a Tercera. Quedamos campeones y ascendimos a Segunda B. La idea era consolidarse en una división nueva, pero pese a los inconvenientes nos quedamos cuartos. Fue un éxito. Y al año siguiente nos quedamos subcampeones, jugamos la Copa del Rey y nos encontramos con el premio inesperado de poder meternos en Segunda División. Y ahora llegamos como novatos y hacemos un pedazo de temporada. Esto es un sueño. A mí me dices que iba a pasar esto cuando estábamos en el pabellón de Fátima, con veinte personas en la grada viéndonos... Yo pensé que teníamos que irnos a Vista Alegre aún estando en Tercera, porque si éramos el equipo representativo de este deporte en categoría masculina debíamos jugar en la instalación más emblemática de la ciudad. Y me acuerdo de me decían que el pabellón no lo íbamos a llenar nunca. Por eso, cuando yo me asomé desde la bocana de Vista Alegre y ví cómo estaba el graderío ese día de la Copa contra El Pozo, me dije: Ya nos podemos retirar de esto, porque lo hemos conseguido.
P. Esta última temporada, el Itea CCF Futsal ha sido el equipo masculino que más cerca ha estado de la élite en deporte de sala.
R. Sí, así es. Hemos estado muy cerca. Además, estamos en una liga de grupo único y con 16 equipos. Aquí no hay varios grupos clasificatorios ni nada de eso. Te la juegas cada semana y tienes que ir viajando por toda España para al final meterte en unos play offs de ascenso a Primera División. Lo que hemos vivido era impensable. Si ya era un sueño salir de la liga provincial y llegar hasta donde hemos llegado, imagínate la temporada que hemos hecho. Había gente con equipos profesionales y a nosotros, que acabamos de llegar, se nos escapó por unas pinceladas en los últimos minutos de la última jornada. Ha sido un premio para mucha gente, una alegría para personas trabajadoras y humildes, y también un mensaje claro: podemos llegar a más.
"A mí me dices que iba a pasar esto cuando estábamos en el pabellón de Fátima, con veinte personas en la grada viéndonos..."
P. Todo ha sido una película a cámara rápida. Ha crecido el equipo, pero también el impacto mediático, el peso social...
R. Nuestra media de afluencia en Vista Alegre es mayor de la que tienen en Primera División. Tú ves un pabellón de Primera y no hay tanta gente. En muchos sitios es, obviamente, por falta de espacio. En Jaén, por ejemplo, están volcados con su equipo de fútbol sala pero allí entran solamente 700 personas. Hay otros pabellones en los que la asistencia media ha estado en unas 500 personas, mientras que nosotros nos hemos movido en Vista Alegre en cifras entre los 1.800 y los 2.000 aficionados. Eso es un lujo. Desde la LNFS se han fijado en esto. Piensan que si somos un recién ascendido y se forma esto, puede ser mucho mejor en el futuro. No somos los únicos que pensamos que el fútbol sala en Córdoba tiene un margen de crecimiento. De eso se dan cuenta hasta los rivales. Te puedo decir que gente que ha venido por aquí han comentado que les ha sorprendido. Todo esto te anima a seguir, pese a que las dificultades son bastantes y algunas, muy grandes.
P. Más allá de los resultados deportivos, habéis transmitido un mensaje que ha calado: hubo honestidad en el planteamiento, sabiendo lo complicado que era pero sin caer en ese victimismo que tanto ha lastrado al deporte cordobés. Aquí estamos siempre muy cómodos celebrando las derrotas dignas.
R. Estamos hablando un proyecto muy modesto. Cuando a mí me felicitan por esto, de verdad te digo que los verdaderos artífices son Itea y el Córdoba CF, que son los que nos han permitido estar ahí. Y, después, los jugadores. Ellos han demostrado la calidad que tenían. Era una pena que esta generación se retirase sin haber vivido esto. Fíjate que hemos estado a punto de despedir a una generación de jugadores de fútbol sala, que algunos están ya en la treintena, pensando que eran mediocres. Y luego te das cuenta de que muchos de los componentes de la plantilla tienen sitio en cualquier equipo de Primera División. Yo he sido un mero trabajador. Hemos tenido fútbol sala en Córdoba por el Córdoba CF y por Itea. Lo mío es hacer el día a día y no perder la ilusión. Ese es el papel que me corresponde. Y los futbolistas se merecían vivir esto.
"Era una pena que esta generación se retirase sin haber vivido esto"
P. Se ha producido un efecto conmovedor en este equipo. Los jugadores, precisamente por su procedencia, se han empleado con un entusiasmo fuera de lo común. Eran conscientes de que estaban ante la temporada de sus vidas y jugaron cada partido como si no hubiera un mañana. No quisieron despreciar la oportunidad que les dio el destino.
R. Los jugadores son muy buenos, pero es que además han dado el doscientos por cien. Para ellos ha sido el sueño de su vida. Jugar en una categoría profesional y que todo el mundo te reconozca. Terminaban los partidos y la gente estaba esperándoles en la puerta del pabellón para animarles, hacerse fotos con ellos... Eso vale mucho. Se sintieron importantes y sacaron a relucir su calidad.
P. ¿Va a salir el club a competir en Segunda?
R. Yo no puedo ser pesimista. Sé que va a estar muy difícil, económicamente hablando, pero voy a agotar todos los recursos habidos y por haber para que este proyecto salga. Sería muy duro. Lo fácil sería dar un portazo y decir adiós. A mí no me gusta ir con un mensaje pesimista. Yo quiero, tengo a gente que está dispuesta a seguir trabajando y mucho camino andado, con objetivos conseguidos. Esa parte está hecha. Lo que viene ahora no depende de mí. La Liga me impone unas condiciones y hay que cumplirlas. Yo no me quejo de las normas, ojo. Es lo que hay. El año pasado echaron al Cerro Reyes, que fue campeón, porque no pudo cumplir las exigencias económica para ser admitido y nosotros fuimos beneficiados de eso. Ahora me puede tocar a mí.
"Lo fácil sería dar un portazo y decir adiós. Lo que viene ahora no depende de mí. La Liga me impone unas condiciones y hay que cumplirlas"
P. Y habrá clubes con los colmillos afilados esperando la caída de Córdoba para meterse.
R. Es que esto es así. Aquí hay muchos detrás. Después de que se decidan los ascensos, los que se quedan a punto estarán pendientes para meterse en el puesto del que no pueda cumplir los requisitos de la Liga. Las cosas chungas se transmiten rápido. Y ahí están esperando. Yo quiero ser optimista y hasta el último momento voy a luchar por este proyecto, para que no muera. ¿Que es complicado? Pues claro, y mucho. Pero ahí vamos a estar. A día de hoy [la entrevista se realiza el pasado jueves] nos faltan 60.000 euros y conseguir esa cantidad en Córdoba en tan pocos días no es sencillo. Pero después del día 20 hablamos.
P. Sin el apoyo del Córdoba CF, complicado. ¿Te ha decepcionado la determinación del club blanquiverde de no renovar su respaldo?
R. Queda pendiente una conversación con ellos. Es duro, sí. Ellos nos dieron mucho, pero considero que nosotros también les dimos mucho tanto al propio club cordobesista como a su afición. Su imagen y su nombre tienen un valor y nosotros, con nuestra temporada, lo hemos defendido siempre y le hemos dado una visión positiva en el fútbol sala. Hemos ido por toda España defendiendo este escudo y los colores blanquiverdes. Y no solo el equipo sénior. También el juvenil, que ha subido a la División de Honor. Y los tres equipos femeninos. Ahora mismo, nuestro club tiene más fichas federadas de mujeres que masculinas. Estamos destacando con todos nuestros equipos. Creo que es un proyecto que merece la pena apoyar.
P. Lo bueno es que no es una idea ni un plan de futuro, sino una realidad presente y con posibilidades de expansión. Y hay cantera.
R. Esto es como todo. Pongamos que llega aquí un mecenas. Puede apostar por algo que puede llegar a la élite o algo que ya está consolidado y muy cerca. Hemos andado buena parte del camino. Lo tenemos todo.
P. ¿De qué presupuesto estamos hablando?
R. Nosotros hemos sido un club modesto. La Liga te pide para ser admitido un presupuesto mínimo de 140.000 euros, del cual tienes que tener cubierto el 75% con patrocinios antes del 20 de junio. Este año, el Itea CCF se ha ido a unos 190.000 euros de presupuesto en total. Pero ojo, estamos hablando de que el Betis, por ejemplo, tiene 500.000 euros. El Burela, otro de los clubes potentes, también está por ahí. Nosotros nos situamos en la parte media, más bien baja. De los 16 equipos que compitieron en la pasada temporada en Segunda, nuestro presupuesto puede estar en torno al 12. Ten en cuenta que todos nuestros jugadores son de aquí. Si hablas con otros clubes, todos se sustentan en fichajes de fuera. Un caso como el nuestro en una categoría profesional es inédito. Todos nuestros jugadores, excepto uno, y nuestro entrenador son de la provincia de Córdoba.
"Le dimos mucho tanto al propio club cordobesista como a su afición. Hemos ido por toda España defendiendo este escudo y los colores blanquiverdes"
P. Desde la óptica que te da el haber trabajado el deporte como practicante, en medios de comunicación y ahora en la dirección, ¿qué crees que sucede en Córdoba para que los clubes no alcancen las máximas categorías? Hay jugadores, entrenadores, afición... ¿Dónde radica esa incapacidad para entrar en campeonatos profesionales?
R. El principal problema es el económico. No es porque nosotros lo estemos pasando ahora. Fijate cuánto puede costar en llegar a un proyecto en la LEB Oro de baloncesto o en el balonmano. El deporte masculino está en desventaja con respecto al femenino en estos deportes, porque ya sea en fútbol sala o en balonmano hay muchos grupos y eso lo abarata muchísimo. Nosotros tenemos que viajar por toda España. Los costes son muy altos. En Córdoba no hay tejido industrial. Lo he vivido como medio de comunicación y como club. Hay empresas que te ayudan, pero te dicen que ni siquiera lo pregones porque luego vienen otros detrás pidiendo. Es una dinámica difícil. Parece que hasta les da miedo patrocinar. Le dan a uno y van veinte a pedirle.
P. Tampoco es que exista mucha cultura del patrocinio o de que se entienda lo que es una inversión en deporte o cultura. Aquí vamos más por la vía de la subvención, de los favores debidos...
R. Yo lo he vivido. A veces vas a las empresas y te das cuenta de que la publicidad no la ven como una inversión, sino como un gasto. Si a la empresa le va bien, pues colaboran contigo como haciendo un favor o compartiendo su éxito, pero sin pensar en cómo eso lo pueden rentabilizar o qué les va a suponer en su imagen de marca, en su implantación en el sentimiento de mucha gente que, al final, son sus clientes.
P. Si era así antes de la crisis, después...
R. ¿Cuántos proyectos del deporte cordobés ha matado la crisis? En Córdoba sobrevive mejor el deporte femenino porque es más viable, pero si te pones a montar un equipo masculino en cualquier disciplina con la idea de acercarte o llegar a la élite, los costes son enormes. Si no tienes un respaldo económico detrás, la aventura es imposible.
"A veces vas a las empresas y te das cuenta de que la publicidad no la ven como una inversión, sino como un gasto"
P. Y luego, aparte del equipo que más se ve, está la base de la pirámide: cantera, entrenadores, labor social...
R. En ese sentido, nosotros hemos ido a contracorriente. Hemos empezado la casa por el tejado. En una entrevista que le hiciste a Rafa Sanz hace unos años, él hablaba de que la cantera se había quedado para sacarle el dinero a los padres, para cobrar las cuotas. Y eso es una verdad como un templo. Mira el fútbol sala. ¿Quién era yo para sacar un proyecto de fútbol sala? Sin infraestructura, sin pabellón, sin nada... Cuando hay clubes que han liderado el fútbol sala en Córdoba en las últimas décadas. Esos clubes quitaron finalmente a su equipo senior, porque es lo que costaba más dinero, y se quedaron trabajando las bases. Ahí juegas sobre seguro. Nuestro trabajo ha sido al contrario. Hemos empezado por un equipo senior, porque era lo que no había en Córdoba, y a partir de ahí empezar a crecer por debajo. Nos dimos cuenta de que nos hacía falta un equipo juvenil. Y lo hicimos. Nuestro club se está abasteciendo de una generación que formaron otros, ojo, pero que como no creemos cantera nos podemos ver con que no tenemos jugadores. Mi proyecto para el año que viene es montar un senior B, para que los chavales que salgan del juvenil puedan tener durante dos o tres años una transición. Hay chavales que con 17-18 años aún no han explotado, pero tienen cualidades. Tú ves nuestro equipo de Primera y se basa en jugadores que estaban en el Ategua hace cinco o seis años. Si no les damos continuidad, a la vuelta de tres o cuatro años no tendremos a jugadores nuestros y habria que recurrir a los de fuera, que es algo que va contra la idiosincrasia de este proyecto. Nosotros hemos nacido para los jugadores de Córdoba.
P. ¿Crees que se montan clubes con una función exclusivamente mercantilista?
R. Vamos a ver. Las escuelas no dejan de ser una forma de buscar trabajo de ciertas personas, lo que es una cosa muy válida porque hay personas fenomenales y capacitadas que se dedican a eso de manera profesional. Es un trabajo como el tuyo y el mío. Tienen una función y es que los chavales hagan deporte.
P. Lo que quería decir es que todos esos espacios -escuelas, asociaciones, clubes...- forman un sistema del que deben salir los más capacitados para desembocar en un equipo de élite. Sería el proceso ideal. Además, el contar con un equipo profesional en la ciudad es el principal estímulo para que un niño se decida a practicar un deporte.
R. En fútbol sala puede haber setenta escuelas, pero el chaval cuando vaya creciendo y quiera jugar como juvenil en División de Honor, pues se dará cuenta de que tiene que jugar con nosotros porque somos el club que está más alto. Es positivo que haya escuelas, equipos en los barrios. Es bueno y saludable porque ahí está el principio de todo. Pero luego hay una evolución. En fútbol, sobre todo, estamos viendo cómo hay niños que se van a jugar a otros clubes de otras ciudades cuando tienen nueve o diez años. Yo creo que hasta cadete, al menos, debería estar en su entorno natural. Es mi opinión. Y en fútbol debería ser lo natural que los mejores acabaran en el Córdoba CF, porque es el que más cerca los coloca de la élite. Y el que se dedique al fútbol sala, pues está claro que a día de hoy somos nosotros los que ocupamos ese lugar. Cada cual tiene que hacer su labor y a su nivel.
"En fútbol, sobre todo, estamos viendo cómo hay niños que se van a jugar a otros clubes de otras ciudades cuando tienen nueve o diez años"
P. ¿En quién te fijas? ¿Cuál es tu modelo?
R. La verdad es que no. Como ha sido todo tan rápido... Mi lema, eso sí, es trabajar desde la modestia, sabiendo siempre que no somos más que nadie. No se puede ir con la prepotencia, pero también te digo que es complicado porque hay gente que ve que te interesas por chavales y te pueden coger antipatía. Es una labor que normalmente hacen los entrenadores, pero yo siempre les digo que hay que tener cuidado y respetar a todos los clubes. Es una faceta que he tenido que vivir en alguna ocasión y la verdad es que no me gusta.
P. Lo ideal es que si te conviertes en referente, los jugadores acuden de manera natural.
R. El problema es que este año teníamos un juvenil aquí en Salesianos, pero por detrás no teníamos nada. En cualquier colegio hay escuelas de fútbol sala, no pasa por ejemplo como con el balonmano, que están más concentradas en un club. El caso es que encuentras dificultades para hacerte con tus propios jugadores y nos ha costado la misma vida meter la cabeza en un colegio. Vamos a montar la escuela en el Concepción Arenal. A partir de ahora ya no vamos a ningún club. El que libremente quiera, que venga a nosotros. Como tendremos de todas las categorías, pues ya se podrán ir formando. Si hay alguien muy bueno en un club que nos interesa, pues ya hablaremos con ese club, con los padres y con el jugador, pero ya no tendremos que ir a un club a por cuatro o cinco jugadores de golpe.
P. La labor de un presidente de club no parece que sea precisamente idílica, sino más bien una jungla de problemas y trampas. ¿Por qué todo esto? ¿Qué componente vocacional tiene?
R. Soy un poco Quijote metido en un cuerpo de Sancho. ¿Qué hago yo aquí metido? Mi vinculación al fútbol sala es que jugaba porque es difícil juntar a 22 para jugar un partido de fútbol, y en nuestra época no había fútbol 7. Yo no estaba vinculado a este deporte más allá de cubrir las noticias que generaba este deporte, lo mismo que cualquier otro. ¿Componente vocacional? Por así decirlo, el amor a Córdoba. Esto te cuesta dinero, a veces mucho. Por no hablar del tiempo que le quitas a tu familia. Lo que a mí me compensa es que ves que estás haciendo un servicio para la ciudad. Si lo pones, no se lo cree la gente. Cuando llegas siempre te encuentras los típicos comentarios de gente -que, por otra parte, desconoce de verdad cómo es esto- que dicen: Este viene a llevarse el dinero. De hecho, me enteré cuando llegué a esto que iba alguien diciendo que yo iba a llevármelo. Y yo le contesto: si ellos durante tanto tiempo no se lo llevan y llego yo y en un año me lo llevo, o yo soy muy listo o ellos muy torpes. Ya en serio: no hay dinero que llevarse. Al contrario. ¡Madre mía!
"Soy un poco Quijote metido en un cuerpo de Sancho. ¿Qué hago yo aquí metido?"
P. Al final, en todos los clubes encontramos al mismo perfil. Los presidentes sois gente, y discúlpame el término, un poco majara.
R. Yo ahora comprendo y admiro más a los que llevan tanto tiempo metidos en asuntos de gestión de clubes modestos. ¿Cómo se cuadra un presupuesto? Me imagino lo que estarán pasando algunos.
P. Porque millonarios, aquí, vienen pocos.
R. Yo soy un modesto funcionario, con un sueldo normal para que mi familia viva sin que le falte de nada pero sin lujos. Esto es una locura. Para cualquiera que quiera meterse en fútbol sala, baloncesto, balonmano... Da igual. Es un lío monumental. Pero también es como una droga. No te niego que hay veces que te dan ganas de decir que cierras el chiringuito. Hasta aquí hemos llegado. Lo dejo y que lo coja otro. Lo que pasa es que yo no sirvo para eso. Reconozco que sería lo lógico, pero no lo haré porque yo... El año pasado, cuando se nos dio la circunstancia de poder entrar en la Segunda División, estuve a punto de hacerlo sin González [el exdueño del Córdoba CF, que tenía entre sus planes un club propio de fútbol sala y fue el que aportó la cantidad de 70.000 euros para el ingreso del equipo en Segunda], pero si llego a hacerlo hubiera sido una ruina. Ahora, sin el Córdoba CF, lo normal es decir que esto se acabó. Pero yo voy a luchar hasta el final.
P. Habéis dejado un mensaje: se puede salir con aspiraciones sin ser rico.
R. Yo, si algo tengo claro, es que soy un simple trabajador. Me dejo todo lo que tengo en este proyecto, porque lo que hago me gusta hacerlo hasta el final, pero también te digo que Itea y el Córdoba CF me tienen cogido con alfileres y si ellos me dejan caer, pues me caigo. Sin ellos en el proyecto es muy, muy difícil. Es que es muy duro renunciar. Es que es muy importante lo que hemos hecho. ¿Cómo les digo a los jugadores que no salimos? ¿Cómo les digo que lo dejamos? Porque aquí se cobrará mucho o poco, más bien lo segundo, pero todo el mundo está al día. Aquí todo el mundo cobra hasta el último euro que nos hayamos comprometido.
"Es como una droga, pero no te niego que hay veces que te dan ganas de decir que cierras el chiringuito"
P. Y para terminar de redondear el cuadro, nos encontramos con que hay una generación de oro en el fútbol sala español con claro acento cordobés. Es algo verdaderamente inédito e increíble. Existe un ramillete de jugadores de primer nivel, estrellas en sus clubes e internacionales absolutos. Ha habido convocatorias de la selección española con cinco o seis futbolistas nacidos en Córdoba, cais el cuarenta por ciento de la lista. Más los que sobresalen en categorías base. Y los que juegan en ligas profesionales en Europa. No se había visto algo así jamás en ningún deporte.
R. Es que es algo histórico. En Córdoba ni en ninguna ciudad. Que digas que una provincia tiene seis internacionales... Te vas al extranjero y te encuentras a seis o siete de nivel bárbaro. Otros más en Segunda, en equipos punteros. El UMA de Málaga ha subido con tres jugadores de nuestra provincia. Bebé, Andresito, Barrón, Rafa López, Boyis, Lolo Urbano, Jarque, Colacha... Todos esos y los que me dejo atrás. Es algo impresionante. Y es una generación que ha salido cuando el fútbol sala estaba desaparecido en Córdoba. En la capital no había nada. Cuando llegamos había cuatro o cinco equipos en Segunda B. Pero fíjate en un dato: nosotros estamos en Segunda, pero para la temporada que vienen han desaparecido todos los de la provincia en Segunda B. Eso significa que no estamos haciendo cantera. Es una generación que se crió en Bujalance, en Ategua, y que llegaron a la élite. Pero como no sigamos generando jugadores, estaríamos destinados a traer jugadores de fuera.
P. Y si tienen que venir de fuera, que sean algunos de estos cordobeses recuperados.
R. Sería maravilloso, un sueño. La mayoría están ahora en un nivel muy superior, jugando por títulos nacionales y europeos, pero estoy convencido de que pronto alguno volverá y podrá hacernos disfrutar. Es una tarea que tenemos pendiente. Los más jóvenes les tienen como ídolos, así que imagínate lo que sería para ellos compartir cancha con gente de este nivel y de esta experiencia.
P. Aún está en el aire el porvenir del equipo y ya piensas en situaciones de futuro. Lo tuyo parecen las causas imposibles. Algunos no conocen tu faceta de activista social en los 90 con la restauración de la iglesia de San Agustín como reivindicación.
R. Aquello fue cuando se ofreció en Córdoba la posibilidad de estudiar Historia del Arte. Yo ya tenía mi trabajo de funcionario en Hacienda, pero me gustaba y decidí matricularme. Y en el primer curso fuimos a ver la iglesia de San Agustín. Yo tenía 27 o 28 años, era diez años más grande que los chavales que estaban en Primero, y formé un grupo con aquellos jóvenes con los que coincidíamos en la vergüenza que nos causaba el estado de San Agustín. Así que montamos una asociación llamada APRISA (Asociación por la Restauración de la Iglesia de San Agustín). Y empezamos a luchar. Encontramos el apoyo de una vecina del barrio, Llanos, y de Julián Hurtado, y la verdad es que empezamos a movernos. Aquello era un poco utopía. Me decían que era imposible arreglarlo. Me decían que por qué se me había metido esa idea en la cabeza. Y yo ni era del barrio de San Agustín ni nada. Les chocaba que me hubiera involucrado tanto en una iglesia que ni era de mi barrio. Pero al final lo conseguimos. Yo recuerdo que le dije a Llanos: “Yo solo espero que el día que se inaugure la iglesia tengamos un banco para ti y tu marido, y para mí y mi mujer, en la última fila”. Y allí estuvimos. Para mí es un orgullo todo aquello y aún más que la gente se acuerde y que me digan que es hoy una de las iglesias más bonitas de Córdoba. Es que me acuerdo cuando la veías en ruinas y eso imponía mucho más que ahora. Recuerdo con mucho cariño aquella lucha por la iglesia de San Agustín.
"Recuerdo con mucho cariño aquella lucha por la iglesia de San Agustín"
P. ¿No te parece una metáfora de lo que sucede ahora con el equipo de fútbol sala?
R. En cierto modo puede ser. Sobre todo por lo difícil de la situación y porque es normal que mucha gente te diga que es imposlble, que mejor no hacer nada. El año pasado subimos nosotros junto al Noia. Este equipo llevaba cinco años jugando la fase de ascenso y no lo conseguía. Nosotros todavía no habíamos ni nacido y ellos ya estaban jugando por subir. Pues fíjate que después de todo eso, han descendido. Y nosotros, en nuestro primer año, no solo nos hemos salvado sino que hemos hecho una temporada descomunal. Somos el mejor equipo de todos los que ascendieron. Ha sido un lujo todo lo que hemos vivido.
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