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José Carlos Gómez Villamandos: “Los partidos tienen que estar lo más lejos posible de la Universidad”

José Carlos Gómez Villamandos | ÁLEX GALLEGOS

Alfonso Alba

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Hace cuatro años, José Carlos Gómez Villamandos (Córdoba, 1963) se citaba con CORDÓPOLIS tras convertirse, por sorpresa, en rector de la Universidad de Córdoba. Una intensa campaña electoral lo había dejado más delgado. Ahora, se presenta a la reelección en el cargo por otros cuatro años más. Y lo hace sin rivales. A diferencia de lo que ha ocurrido en otras universidades españolas, donde los candidatos a renovar en el Rectorado no dejan de perder las elecciones, Gómez Villamandos se convertirá en el máximo responsable de la UCO por aclamación.

Como hace cuatro años, mantiene su máxima: “Más vale hacer una transición que una revolución”. Es la frase que ha marcado su mandato y que vuelve a repetir. La transición parece haberle salido bien. Los órganos de gobierno de la Universidad no están tan fracturados como en las tensas elecciones de 2014, la institución académica ha recuperado oxígeno financiero e incluso se plantea iniciar nuevos y grandes proyectos de inversión.

Gómez Villamandos no quiere conceder entrevistas en suelo universitario. No quiere confundir su cargo, en funciones aún, con su candidatura, aunque se da por hecho que volverá a ser rector. Desde la cafetería del hotel Los Gallos, responde con muchas más tablas que hace cuatro años. La experiencia que da estar bajo los focos durante tanto tiempo.

PREGUNTA. Hace cuatro años justos nos citábamos en el mismo sitio tras ser elegido rector en unas durísimas elecciones. Echando la vista atrás, ¿cómo recuerda esa elección para el gran reto que supone dirigir la Universidad de Córdoba?

RESPUESTA. Bueno, hace cuatro años la situación era intensa, mucho más intensa, el resultado no estaba claro y ahora lo está algo más. Ya ha pasado ese momento y esa campaña, que se desarrolló con mucha tensión dentro y fuera de la Universidad, que se llegó a transmitir. Ese reto, en aquel momento, se logró una vez que la comunidad universitaria se transformó en hacer lo que hicimos: sentarnos, ponernos a trabajar y empezar a cambiar todo lo que había que cambiar. Tanto cambiamos y tan rápido lo hicimos que muchos de los que habían estado con nosotros nos pedían que fuéramos algo más despacio. Pero entendíamos que los grandes cambios había que hacerlos rápido para consolidarlos en el tiempo, como así ha sido.

Los grandes cambios había que hacerlos rápido para consolidarlos en el tiempo

P. Ahí va un análisis propio. Aquellas elecciones se celebraron en el año 2014, justo antes del inicio de un nuevo ciclo político en toda España que contrajo grandes cambios. Se llegaron a interpretar esas elecciones a rector como un aviso sobre el cambio que se estaba produciendo en España, un que la gente estaba cansada de lo antiguo. ¿De verdad ha habido un cambio, más que ruptura con el mandato rectoral anterior?

R. Siempre lo digo: antes que una revolución prefiero una transición. Hay veces que hay que hacer revoluciones, sí, pero prefiero siempre las situaciones de transición. Creo que ha sido una evolución natural y necesaria para la Universidad, había que darle un enfoque y una visión diferente a la que se había tenido hasta ese momento por que la situación estaba cambiando. Además, había que transmitir algo que se estaba debilitando como es la confianza dentro de la comunidad universitaria. Había que reforzar esa confianza y había que reforzarla hacia la ciudad y la provincia de Córdoba. Intentamos que todos los cambios de tipo político que se estaban produciendo no nos influyeran lo más mínimo. Siempre lo hemos dicho, las influencias de los partidos políticos tienen que estar lo más lejos posible de la Universidad. Y es en eso en lo que hemos estado trabajando y en lo que seguiremos.

P. ¿A qué achaca que no haya habido otra alternativa en estas elecciones a rector?

R. No lo sé. La verdad es que es una situación en los tiempos que corren con cambio continuo algo diferente. En muchas universidades de España se está complicando la reelección tras el primer mandato. El candidato que va a la reelección pierde las elecciones. Creo fundamentalmente que es porque hemos trabajado, hemos sido cercanos y hemos dado solución a problemas. Cuando no hemos podido dar una solución hemos explicado el porqué. Creo que ha sido eso: generar confianza. No habremos podido contentar a todos, pero desde luego hay una gran mayoría que tiene que ver si no cubiertas sus expectativas, en vía de que se cubran.

Cuando no hemos podido dar una solución hemos explicado el porqué

P. Muchos de los que integraban la candidatura rival en 2014 ahora se llevan muy bien con usted.

R. Sí, vaya. Yo lo dije desde el primer momento y lo sigo entendiendo así: no somos partidos políticos, no es el uno contra el otro, sino distintos modelos que en un momento dado se enfrentan pero que después tenemos que convivir y convivimos. Tenía y sigo teniendo buenos amigos en lo que fue la otra candidatura.

P. Han sido cuatro años complicados sobre todo en lo económico.

R. Mucho. Los dos primeros años fueron de muchísima tensión presupuestaria y de tesorería. Tuvimos que cuadrar y ajustar mucho para seguir avanzando. Y hay que reconocer que en los dos años siguientes con el cambio en la Consejería de Educación de la Junta, con la entrada del nuevo consejero y secretario general, se ha ido modificando la situación. Algo se incrementó el presupuesto, se elaboró un plan de tesorería que nos da tranquilidad todos los meses y el pago a proveedores, y hemos logrado que en estos dos últimos años la distribución de los fondos ha empezado a cambiar, frente a lo que había antes que nos perjudicaba.

Los rankings no son un objetivo en sí, sino una consecuencia del trabajo bien hecho

P. La situación no es boyante, pero la Universidad tiene más libertad.

R. Vamos consiguiendo un margen para hacer más cosas de las que hacemos. Siempre es poco porque esta es una Universidad muy creativa. Tenemos una comunidad universitaria muy viva. Siempre hay proyectos encima de la mesa. Vamos consiguiendo un poco de cobertura e incremento a través de la transferencia de la Junta, y seguimos consiguiendo mucho a través de otras instituciones. Eso nos permite seguir manteniendo esos niveles de calidad. Los rankings no son un objetivo en sí, sino una consecuencia del trabajo bien hecho.

P. Esa era mi siguiente pregunta, si los rankings en el fondo no son los padres.

R. Los rankings los tenemos que tomar como lo que deben ser, un indicador de lo que estamos haciendo. Si en algo flaqueamos lo tenemos que mejorar. El objetivo no es estar en el ranking bien, sino hacer las cosas bien. Si hacemos las cosas bien saldremos en el ranking bien. Puede ser que el ranking vaya en una dirección y la institución en otra. Eso a veces pasa. En cualquier caso, seguimos saliendo bien por que se sigue trabajando bien.

P. Según el ranking que hemos conocido hoy [la entrevista se realiza el jueves], la Universidad de Córdoba es la más valorada de Andalucía. Entiendo que si eso es así la UCO debería tener una alta demanda de alumnos.

R. Bueno, no ocurre tanto porque los modelos que tienen nuestros jóvenes no se centran tanto en si la Universidad es buena o no, o si se quieren ir de casa o no. Es un factor que influye mucho. Los análisis que tenemos es que la mayoría de los estudiantes que se van fuera se van a cursar titulaciones que nosotros no tenemos. Por eso nos empeñamos en incrementar nuestras titulaciones. Creemos además que es un compromiso social. Qué necesidad hay, teniendo aquí recursos, de que un estudiante se vaya a estudiar a otra provincia si podemos ofertarlo en Córdoba. De los que se van estudiando lo que nosotros tenemos son pocos. Es verdad que hay algunos que se van, pero sobre todo de los que viven en zonas de la provincia donde hay tradición de estudiar fuera por proximidad con otras provincias. Luego tenemos a jóvenes deseando salir de casa y muchos casos de estudiantes que tienen la experiencia de un año fuera que luego vuelven.

La mayoría de los estudiantes que se van fuera se van a cursar titulaciones que nosotros no tenemos. Por eso nos empeñamos en incrementar las nuestras

P. Y casos lamentables de graduados y titulados que se tienen que ir fuera de España.

R. Ahí tenemos una obligación. Está bien que se vayan, pero tenemos que garantizar que vuelvan. Y que no todos se vayan, sino que alguno se quede. Todas las acciones de empleabilidad que estamos haciendo van orientadas a intentar afianzar a las personas en el territorio, sobre todo no en la capital sino en la provincia. Qué te voy a contar. La provincia despoblada año tras año con un PIB muy bajo. Si somos capaces de que nuestros alumnos se afiancen en el territorio y creen empresas, aunque no sean muy grandes, de 3.000 empleados, seguramente mejoraremos las cosas. Eso es lo que estamos intentando. En estos años nuestros estudiantes han creado 25 empresas. Nuestros estudiantes hacen prácticas en empresas muy bien incentivadas. Y ese tipo de actuaciones son en las que tenemos que trabajar.

P. La Universidad de Córdoba siempre fue vanguardia en la agroindustria. Veterinaria y Agrónomos son las dos carreras que tiran del ranking. La provincia de Córdoba será agroindustrial o no será, y eso no es solo un trabajo de la Universidad, sino también de las administraciones.

R. Totalmente. El potencial agroindustrial que tiene Córdoba es tremendo. El problema es que la provincia más que industrial es agraria. En la parte industrial es donde fallamos y donde deberíamos poner muchos más elementos de transformación y puesta en valor, que no vendamos a granel, sino con valor añadido, y que ese valor añadido se quede en la provincia. Pero además tenemos otra área donde tenemos que trabajar y lo estamos haciendo: el turismo sostenible, que todos deseamos que sea una fuente de riqueza y uno una burbuja de un día. Y también algo de lo que hablamos poco pero que tiene mucho tirón: el desarrollo tecnológico. Estos estudiantes que han creado empresas son todas de base tecnológica. Ahí nuestros estudiantes tienen una empleabilidad altísima. En todo lo que es ingeniería, muchos de ellos antes de que acaben ya están contratados. Tenemos que contribuir a una evolución también del modelo económico pero sin volvernos locos. Tenemos que saber que esto es un trabajo a largo plazo.

En la Ingeniería, muchos estudiantes ya están contratados antes de acabar

P. La Universidad de Córdoba ha puesto en marcha un proyecto que a mí me tiene fascinado: Innolivar, la revolución tecnológica en el sector del aceite de oliva. Pero también genera un debate. Por ejemplo, se va a diseñar una cosechadora autónoma para recoger aceituna. Ya veo a los robots sustituyendo al jornalero de toda la vida con su vara. Tenemos que ir acostumbrándonos a un futuro tecnológico en el que van a sobrar determinados empleos.

R. Bueno, yo creo que lo que hay que hacer es reconducir los empleos. Hay trabajos muy sacrificados y duros, de fuerza física y de condiciones. Si la máquina ayuda, estupendo. Pero la experiencia nos dice que lo que tenemos que hacer es que algunos de esos jornaleros sean los que se formen para llevar esas máquinas. Y luego, si hacemos esa transformación a la puesta en valor y a la creación de industria, esas personas tendrán su empleabilidad. En cualquier caso, y hablo de memoria, creo que ha sido en Tesla donde han tenido que cambiar las máquinas por las personas, por que las máquinas ralentizaban un trabajo que antes hacían mejor las personas. Es decir, que hay que jugar con todos los elementos en cualquier caso.

Tenemos que darle un valor añadido a esta ciudad

P. La provincia es agrícola y su futuro es agroindustrial. La capital es diferente. Citaba el turismo. Pero quizás se echa de menos una apuesta más clara por la cultura y el patrimonio. A las espaldas del Rectorado está el Anfiteatro, un proyecto que lleva diez años parado.

R. Desde que lo descubrieron, diría.

P. Sí, más o menos. Insisto, hablamos del turismo pero los turistas vienen a Córdoba a ver piedras, a ver el patrimonio, la Mezquita, Medina Azahara.

R. Por eso te hablaba del turismo sostenible. Tenemos que darle un valor añadido a esta ciudad. Tenemos que lograr que aumente el número de pernoctaciones, y eso se hace con programas culturales muy ambiciosos y atractivos. Tú lo has comentado: el Anfiteatro romano que tenemos a las espaldas del Rectorado, que es un proyecto inacabado, donde hay varias administraciones involucradas y donde no se termina de dar una respuesta. Hemos planteado varias opciones y seguimos trabajando para ver si se puede poner en valor. Pero igual con cualquier zona de la ciudad. Esa es la línea del turismo de la que te hablaba. Nuestros profesionales en arqueología, nuestra gente que trabaja en la gestión cultural, se enfoca a hacer un turismo mejor. La labor que se está haciendo de puesta en valor de yacimientos arqueológicos en toda la provincia es importante. Desde Fuente Obejuna hasta Torreparedones tenemos a nuestros arqueólogos descubriendo cosas e intentando dar riqueza a esas zonas.

P. ¿Y que una ciudad como Córdoba, con su pasado histórico, no tenga un Grado de Filología Árabe?

R. Pues nunca se ha planteado, sinceramente. De todas formas, es una titulación muy poco demandada a nivel nacional. En Andalucía solo la tiene Granada y no es ningún atractivo especial. Tenemos el área de Filología Árabe, en Ucoidiomas se da árabe... en ese sentido sí está cubierto. Pero bueno, es cuestión también de oferta y demanda.

P. ¿Le preocupa la imagen que se está dando de la universidad pública en España?

R. Me preocupa y mucho. Creo que además es injusta. La universidad en su conjunto y la pública en concreto es una institución muy seria, donde los procedimientos se realizan con muchísima seriedad y como en cualquier casa puede haber una persona que mete la pata, o que hace lo que no debe. Lo que puedo asegurar es que en la Universidad de Córdoba hay mecanismo para detectar esas infracciones, que se sancionan seriamente. No son frecuentes. Yo diría que este caso ha sido muy mediático por la implicación política. Pero se debe actuar como se está haciendo, con mucha diligencia y rapidez.

[Sobre el caso Cifuentes] En la Universidad de Córdoba hay mecanismo para detectar esas infracciones, que se sancionan seriamente

P. Está claro que la Universidad Rey Juan Carlos, aunque es pública, se ha convertido en una especie de juguete para determinados partidos. Al principio de la entrevista hablábamos de que los políticos tienen que estar lejos de la Universidad, y en este caso parece que no ha sido así.

R. A veces pasa. Las universidades tenemos que tener la política dentro, somos parte de la política, pero tenemos que resistirnos a esa influencia, a ser mediatizados dentro de los partidos políticos. Evidentemente, tenemos que colaborar con los gobiernos que correspondan con la mayor libertad. Una cosa son los gobiernos y otra los partidos. No debemos dejarnos influir por los intereses de partido nunca.

Las universidades tenemos que tener la política dentro, somos parte de la política, pero tenemos que resistirnos a esa influencia

P. Está en el consejo rectores donde se trató el tema Cifuentes. No sé cómo se vivió desde dentro.

R. Hay que tener en cuenta que la conferencia de rectores es una asociación sin capacidad normativa, sin capacidad de poder poner infracciones a nadie. Es un lobby en el mejor de los sentidos, donde buscamos intereses comunes y juntos los defendemos ante las diferentes administraciones, principalmente estatal y europea, y sirve para hacer piña. Entonces, yo creo que las declaraciones de nuestro presidente fueron contundentes. Desde el primer momento se le dio un tirón de orejas al rector de la Universidad Rey Juan Carlos, y luego hemos cumplido los procedimientos que se tienen que atender en estos casos. Evidentemente, en estas situaciones con cierto morbo lo que se espera es sangre. En eso no solemos entrar nunca, somos muy respetuosos y marcamos institucionalmente lo que dijo nuestro presidente, y lo que se ha manifestado. Nosotros tenemos capacidad de influencia como lobby hacia fuera, pero hacia adentro es más de coordinación.

P. No sé si el tema de los másters y la titulación excesiva se nos ha ido de las manos.

R. Bueno, podríamos entender que se ha ido de las manos. Creo que todas las universidades estamos en el proceso de ir reordenando nuestra oferta académica. De hecho, nosotros hemos retirado másters y hemos creado otros, siempre atendiendo a la demanda del sector productivo o institucional, y buscando alianzas con otras administraciones. No es tanto la oferta por la oferta, sino que intentamos que sea racional.

En esta ciudad lo que necesitaríamos en algún momento es dejarnos de tonterías

P. ¿Cómo se lleva el rector de la Universidad con el resto de las instituciones? Parece que bien. Al menos eso es lo que se ve en las fotos (risas).

R. Bien, bien, bien. Sonreímos, nos damos besos y abrazos (risas). Sí, nos llevamos bien y hay una gran complicidad con el resto de instituciones cordobesas, tanto con los sindicatos, los empresarios, tenemos proyectos conjuntos. Hay una cordialidad que muchas veces uno la echa de menos en otro sitio (risas). En esta ciudad lo que necesitaríamos en algún momento es dejarnos de tonterías y decir, oye, vamos a hacer todos algo por la ciudad de forma conjunta. Vamos a acordar ese modelo de ciudad, lo vamos a firmar y al que le toque gobernar pues que lo haga. Tener unas líneas estratégicas mantenidas durante el tiempo sería importante.

P. Parece que estamos inventando la ciudad constantemente.

R. Siempre lo digo. La Universidad de Córdoba sigue estando ahí porque ha habido cosas que nunca se han tocado, no ha llegado nadie a decir vamos a cambiar esto solo por cambiarlo. Si esta universidad apostó desde su creación por la investigación y la transferencia, el equipo que ha llegado lo ha mantenido. Y no habría candidato a rector que ganase si dijera que va a hacer lo contrario. Es algo que tenemos en el ADN y que no se toca. Eso es lo que le falta a la ciudad: que digamos que todas las personas que tienen responsabilidad lleguen a un pacto de esto no se toca. ¡Al menos durante diez años!

P. Pero es muy difícil.

R. Sí, lo es. Yo entiendo que es difícil, la situación política es convulsa y la aparición de otros partidos políticos crea una situación de inseguridad para todos. Entiendo que es difícil.

P. Hace diez años Córdoba era cultura, ahora vuelve a ser logística cuando ya lo fue hace 20 años. Cuando pasen otros diez volveremos a ser cultura.

R. Por eso deberíamos decir: dónde queremos estar dentro de 15 o 20 años. Hay que trazar objetivos. Que no se pueden perder. Cualquiera en su desarrollo profesional tiene un objetivo, que lo marca y lo trabaja. Luego llegarás más o menos, pero si te vas desviando constantemente... Se lo digo a los alumnos: no os pongáis a hacer másters a lo loco. Pensad dónde queréis estar con 40 años. De esa forma es de la que deberíamos enfocarlo.

Hay grandes obras que tenemos que abordar, en los tres grandes campus que tenemos en el centro de la ciudad: Filosofía y Letras, Derecho y Ciencias Laborales

P. ¿Qué retos se marca su equipo para los próximos cuatro años? Antes de la entrevista hablábamos de que quizás sean los cuatro años de las infraestructuras.

R. Sí. Hay dos grandes acciones en la que nos quedamos centrar, además de continuar consolidando el empleo y garantizando el emprendimiento de los estudiantes, que hablábamos antes. Hay grandes obras que tenemos que abordar, en los tres grandes campus que tenemos en el centro de la ciudad: Filosofía y Letras, Derecho y Ciencias Laborales tienen una situación complicada. En dos de ellos sabemos qué hay que hacer, y estamos esperando los permisos para ejecutarlo. En el caso de Filosofía y Letras estamos buscando también espacios. Además de esa gran infraestructura y la urbanización de Rabanales, que es la obra inacabada...

P. ... la obra del Murallón...

R. ... o la Sagrada Familia de Barcelona, que no se acaba nunca. Bueno, pues eso, ya está en licitación la primera fase de la urbanización y esperamos avanzar lo antes posible. Además de eso, está la pequeña infraestructura que necesitamos, el equipamiento científico, los espacios docentes, mejorar la bibliografía, los recursos para los estudiantes, mejorar las condiciones de las aulas... Toda esa pequeña obra que no es tan pequeña hay que mejorarla. Luego hay otro aspecto en el que tenemos que incidir: durante los últimos cuatro años se ha hecho una internacionalización estratégica, hemos buscado socios concretos para acciones muy concretas y ha funcionado muy bien, tanto en Sudamérica como en Norteamérica. Para eso se va a reforzar una oficina de proyectos internacionales con el objetivo de aumentar la captación de fondos. Y seguiremos buscando socios para actuaciones concretas, fundamentalmente másters y doctorados, como hemos hecho hasta ahora, pero también para los grados. Es el caso de Belmez o alguno de Córdoba donde el número de alumnos no alcanza lo que nos gustaría, como es alguna ingeniería. Queremos que con esas colaboraciones haya más alumnos. Es en esa línea en la que vamos a trabajar, fundamentalmente manteniendo las grandes líneas de actuación.

P. En el caso de Filosofía y Letras, ¿significa que su espacio se ha quedado pequeño y estáis buscando otro?

R. Sí. Queremos ampliar los espacios que tienen. Donde están, están muy bien. Están en el mejor laboratorio, solo tienen que salir a la calle. Pero estamos buscando espacios cerca para trasladar algún departamento. También aulas. Se ha hablado con la Junta de Andalucía para ver la posibilidad de cesión de algunos espacios que van a liberar en el futuro. Estamos en esa búsqueda para poder dar un desahogo a la Facultad, que ha crecido mucho. Puede morir de éxito si no la cuidamos.

Rabanales ya se está quedando pequeño

P. Y ya tuvo una gran ampliación.

R. Sí, ya tuvo una ampliación grande. Lo que pasa es que no hay posibilidad de hacer otra por esa zona. Tenemos que buscar espacios amplios para que podamos llevar a nuestros profesores o alumnos.

P. Que no es como Rabanales, que puede crecer casi hasta el infinito.

R. Bueno, Rabanales ya se está quedando pequeño. Porque crecemos. Los universitarios tendemos a la expansión. Cada vez hay más profesorado, los alumnos se mantienen, cada vez hay más servicios y el Plan General de Ordenación Urbana nos tiene también una serie de limitaciones... Pero bueno, no hemos llegado a una situación de ahogo. Pero en poco tiempo puede quedarse justo.

P. Aún queda Rabanales 21 (risas).

R. Tenemos Rabanales 21. Podemos invadir el parque tecnológico.

P. Dicen que aún quedan parcelas libres.

R. Sí, todavía quedan parcelas. Pero vamos en línea de que esas parcelas se vayan ocupando.

P. Hay otro proyecto cultural en la Corredera, el famoso Cicus.

R. El Cuex [Centro de Cultura Experimental], Cicus es en la Universidad de Sevilla, aquí se llama Cuex...

P. ¿Se nota dónde he estudiado? (Risas)

R. Sí, sí se ha notado (risas). Entonces, el Cuex en la Corredera lo planteamos al Ayuntamiento como un proyecto de ciudad, para llevar cultura a esa zona e intentar revitalizarla. Pero bueno, ese es un proyecto que yo he anunciado dos veces ya que lo íbamos a abrir en inauguraciones de curso, pero los procedimientos administrativos son tremendamente largos. Hemos tardado casi cuatro años en conseguirlo. Habiendo voluntad, ¿eh? Habiendo mucha voluntad por las dos partes, al final los procedimientos han sido un poco largos. Ya tenemos la cesión, se está trabajando en acondicionarlo y esperemos que para primeros de curso podamos llenarlo de actividad.

La burocracia es tremenda y ha venido no para quedarse sino para crecer

P. A veces nos enfrentamos a un exceso de burocracia. No sé si desde la Universidad se puede estudiar algo para acabar con ese exceso de administración que también sufre.

R. La sufre, la sufre. Y la sufrimos. La burocracia es tremenda y ha venido no para quedarse sino para crecer. Cada vez son más normativas las que hay, locales, autonómicas, nacionales europeos... Cada vez es más compleja la burocracia. Lo que tenemos que hacer es que esos procedimientos que hay que cumplir tengamos herramientas que nos faciliten su gestión. Con la administración electrónica hemos hecho un avance sustancial en la mejora de esos procedimientos, pero tenemos que seguir mejorando para intentar que no haya tanto papel y que todo sea en una sola dirección. Pero es muy complicado. Las leyes que hay parten de la desconfianza del administrado. Eso hace que se tenga que justificar todo de una manera excesiva. Desde la Conferencia de Rectores, ese lobby del que hablábamos, estamos pidiendo cambios legislativos para que se nos deje trabajar. Nuestra forma de trabajar necesita más agilidad de lo que nos permiten ahora las leyes. Ojo, con todas las garantías, con toda la rendición de cuentas, con toda la transparencia, pero con una flexibilidad como la que hay en la Unión Europea.

P. Rapidez a la hora de tomar decisiones. Estamos hablando del Cuex, que es un proyecto del principio del mandato.

R. Sí, sí. Cuatro años.

P. Desde que tienes una idea hasta que la puedes poner en marcha...

R. Sí, sí. Cuesta trabajo, mucho trabajo. Es un problema. Muchas veces cuando dicen que la Universidad es lenta... el resto de las administraciones es un auténtico calvario...

P. Y si tenemos la mala suerte de toparnos con la Justicia, eso ya es infinito.

R. Bueno, con la Ciudad de la Justicia esperamos que se consiga todo lo que están pidiendo el presidente de la Audiencia, el juez decano, de lograr esas mejoras que necesitan.

Hemos tenido que reforzar mucho nuestra seguridad informática. Estábamos en una situación de cierta vulnerabilidad

P. Tenemos una Ciudad de la Justicia muy moderna y lo primero que vemos cuando entramos allí es que aquello está todo lleno de papeles, como si siguiéramos en el siglo XIX.

R. Alguna vez lo he hablado con amigos jueces el problema de la justicia es la seguridad. Los sistemas informáticos no son seguros, como todos sabemos, y el papel es un poco más seguro. Imagino que habrá trámites que se puedan hacer...

P. Y ellos que son de natural desconfiado (risas).

R. Creo que ahí la seguridad es clave. Cualquiera puede hackear ya casi cualquier cosa. Si lo hicieron con Sony, con la Fiat, lo pueden hacer con todo el mundo. Es lógico que los jueces tengan precaución a que eso no pase. Yo lo entiendo.

P. Antes los presos se fugaban de la cárcel haciendo un túnel y ahora me imagino que hackean el juzgado y cambian sus sentencias (risas).

R. ¡Libre y además indemnizado! (risas) Nosotros hemos tenido que reforzar mucho nuestra seguridad informática. Estábamos en una situación de cierta vulnerabilidad. Ahí ha habido una apuesta importante por la seguridad sabiendo que no somos seguros. Cualquiera que tenga un poco de habilidad se mete dentro casi seguro. Pero hay sistemas que nos dan tranquilidad.

P. ¿Se pone fecha de caducidad?

R. Sí, 2022. No puedo repetir, ni quiero.

P. Que es una cuestión legal.

R. Sí, tenemos los mandatos limitados. Cuando se modificaron los estatutos hubo quien planteó eliminar los mandatos de un máximo de dos de cuatro cada uno, pero no se hizo. Yo soy más partidario de un único mandato de seis o siete años, creo que sería más ágil y se podría trabajar mejor. En cualquier caso la limitación a dos mandatos es la adecuada.

P. ¿Echa de menos las clases?

R. Sigo dando clases, pero muy pocas. Doy 15 horas de clase al año en grado, que es donde están las caras jóvenes. Cuando las doy es un balón de oxígeno. Puedo darlas porque tengo un departamento que es una maravilla, con unos compañeros que son estupendos, y con mi agenda me pueden cubrir si alguna clase no la puedo dar. Pero sí, echo de menos las clases y el laboratorio, y escribir trabajos.

P. Es una conexión con la realidad.

R. El día que yo vuelva a clase le puedo decir al rector cara a cara lo que no funciona (risas). Sí, y sobre todo es un balón de oxígeno.

Echo de menos las clases y el laboratorio

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