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Entrevista N&B
Fátima Ouhaddou: “Quiero hacer historia en el atletismo”

Entrevista N&B a la atleta Fátima Ouhaddou

Alejandro Jiménez / FOTOS Y VÍDEO: ÁLEX GALLEGOS

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Una historia de superación, de confianza, de fe, pero, sobre todo, de ilusión. Crecer en el mundo del deporte no es sencillo, y menos aún en una disciplina tan exigente como el maratón. Zancada a zancada, kilómetro a kilómetro, tu único rival es el cronómetro, mientras que tu propio cuerpo es el que te pide, una y otra vez, que pares de avanzar. Pero, pese a todo ello, la ilusión y las ganas de seguir, el amor y la pasión por el deporte, y las ansias de seguir mejorando, seguir corriendo, y alcanzar la línea de meta pueden con todo ello. Y es que, cuando una persona se propone algo, hay pocas cosas que puedan impedirlo.

La protagonista de este N&B no descubriría su pasión y su sino hasta los veinte años de edad. Siempre había estado interesada en el deporte, y siempre había probado diferentes disciplinas, pero ninguna logró engancharle tanto como lo hizo el mundo del maratón. Nacida en Jamisset, una pequeña localidad de Rabat, Marruecos, a los ocho años se asentó en España, primero en Casariche y luego en Aguilar de la Frontera. Comenzó en el atletismo participando en prácticamente todas las carreras populares de la provincia, pero, un día, mientras veía los Juegos Olímpicos de Tokio con su marido, supo que ella estaba realmente hecha para ello, y que pelearía por lograr estar en las siguientes Olimpiadas.

Así, comenzó a trabajar, a profesionalizar su carrera, y, de manera fugaz, llegaron los resultados. Dice que tanto su fuerte como su debilidad es que siempre quiere más, y a veces no sabe cuándo frenar. En lo referente a su ascenso, este tampoco supo cuando parar. Elegible por España desde el año 2022, en su debut en un maratón profesional, logró establecer la tercera mejor marca de la historia de una atleta española. Sería en Rotterdam, y, además de ello, su marca de 2 horas, 26 minutos y 44 segundos le serviría para marcar la mínima para el próximo Mundial de atletismo, que tendrá lugar este mismo verano en Budapest. Pese a ello, sus objetivos son mucho más amplios, ya que es consciente de su potencial, y no se pone una meta clara a corto plazo.

Soy andaluza, soy hispano marroquí y estoy orgullosísima de lo que soy

PREGUNTA. 2 horas, 26 minutos y 44 segundos. Vaya pasada, ¿no?

RESPUESTA. La verdad es que sí. Es indescriptible, un sueño hecho realidad. Ves el fruto de tanto trabajo, de tanto sacrificio, y te ves, por fin, debutar y que salga una marca tan buena, es todo alegría y felicidad.

P. Justamente esa es la siguiente pregunta. ¿Qué fue lo que sentiste cuando viste la marca?

R. Sentí tanta alegría que no paraba de llorar de felicidad. No me lo podía creer. Me dije a mí misma: “por fin. Por fin soy maratoniana. Por fin estoy consiguiendo todo”, y yo creo que es la chispa que me faltaba para para creer aún más en mí, creer en que no tengo límite, y creer en que puedo llegar donde yo quiera y seguir el camino.

P. ¿Era el objetivo final, o el principio de algo más ambicioso?

R. El principio, y la verdad es que es un buen principio para llegar aún más lejos.

P. Volviendo a los inicios, ¿quién es Fátima?

R. Pues una chica normal a la que le gusta el deporte. He practicado todo tipo de disciplinas deportivas, y, a los 20 años, quise probar este mundo maratoniano a raíz, sobre todo, de mi sobrina. Cuando comencé me enganché, y es el único deporte que me ha enganchado tanto. Siempre lo he practicado, pero nunca a nivel profesional ni nunca tan en serio. Tengo mi familia, mi casa, mi trabajo, mis estudios, y la verdad es que nunca había pensado en dedicarme a esto ni vivir de esto al cien por cien. Todo cambió con las Olimpiadas de Tokio, cuando vi a Lamdassem, un amigo nuestro, ahí en la lucha por los primeros puestos y obtener la quinta plaza. Ahí recuerdo que dije: yo quiero que estar en las siguientes Olimpiadas. ¿Por qué no, si todo el mundo puede si se lo propone? Yo creo que sí, yo creo que puedo”. Así empecé, pensando en por qué yo no me voy a poder llegar.

P. Naciste en Rabat, Marruecos, donde viviste ocho años. ¿Cómo los recuerdas?

R. La verdad es que bien. Es un pueblo de Rabat, Jemisset, y lo recuerdo muy agradable y acogedor. Mi infancia ha sido la de una chica normal de pueblo, y aún más cuando he venido a España, que ha sido más de pueblo aún -ríe-.

El atletismo para mí es todo, y sin él no soy capaz de vivir

P. ¿Notaste mucho cambio de vivir en Marruecos a vivir en Casariche, en Sevilla?

R. Sí, sí. Noté el cambio de venir desde Marruecos hasta aquí, al no conocer el idioma y tener empezar desde cero. Como comenté otras veces, fui la primera chica marroquí en aparecer en mi colegio, y entonces era la novedad. Casariche era entonces un pueblo de entre 4.000 y 5.000 habitantes, y la verdad es que era la novedad como te he dicho, y entonces todos me acogieron de la mejor manera posible, por lo que es verdad que no noté mucha diferencia. Lo que he notado es mucho cariño de la gente hacia mí. Y yo noté las ganas de aprender, de aprender a hablar español, de hacer amigos, de crear una nueva familia, y es verdad que lo he conseguido en muy poco tiempo, por lo que estoy súper contenta. Yo siempre le he dicho. Soy andaluza, soy hispano marroquí y estoy orgullosísima de lo que soy.

P. ¿Hubo algún otro deporte, aparte del atletismo?

R. Sí. Me encanta el deporte. O sea, yo he practicado baloncesto, balonmano, baile, fútbol... He probado todo, y nunca me he enganchado como en el atletismo.

P. ¿Qué significa entonces el deporte para ti, en general?

R. Es vida. Creo que todas las personas deben de practicarlo a su modo. Siempre hay algún deporte que te pueda enganchar, da igual que sea petanca, que sea fútbol o baloncesto, pero hay un deporte que te puede aficionar y es algo sano. Puedes encontrar amigos, puedes pasártelo bien, ser feliz, y serlo de la mejor manera posible.

P. ¿Y qué significa el atletismo?

R. Para mí, todo. Para mí, es vida. A mí, me ha juntado con mi entrenador, marido y el padre de mi niña. De hecho, mi hija también practica atletismo y mi familia también. A mí me ha dado vida, me ha dado un mundo que desconocía. Yo creo que, sin él, no soy capaz de vivir. Lo practicaría más o menos, pero me he dado cuenta cuando me he lesionado. Al estar dos meses sin poder correr, es cuando más falta me hacía salir, aunque fuese a un ritmo de siete minutos el kilómetro. El primer día que lo hice tras la lesión, lloré porque por fin me veía respirando aire puro, por fin notaba mis pulmones abriéndose y cómo estaba sudando, y por fin sentía la gloria de saber que estaba haciendo algo que me encanta y que se me da bien.

Al principio, no podía ni completar una vuelta a la pista de atletismo

P. ¿Quién te inyecto el veneno maratoniano?

R. Al principio nunca imaginé lo que era el maratón. Quería debutar, pero más tarde. Yo creo que el día que se me iluminó el camino fue cuando vi a Lamdassem en Tokio y noté que yo quería eso, que yo iba a ir por el maratón porque, ¿por qué no? Y la primera persona que ha estado siempre ahí es mi marido, Brahim Boualla, que es quien siempre ha confiado en mí, a veces incluso más que yo.

P. ¿Qué es lo que más recuerdas de esos inicios?

R. Lo que más recuerdo es que, al principio, no podía dar ni una vuelta a la pista de atletismo, pero es verdad que pronto noté que mejoraba muy rápido, que siempre quería más, y que no me frenaba con que, por ejemplo, hiciera cinco kilómetros a un ritmo de cinco, sino que ya al día siguiente quería hacer los cinco kilómetros, pero a 4,50, y así día tras día. Era muy ambiciosa, y creo que eso es lo mejor de mí.

P. ¿Qué le dirías esa Fátima de 20 años que estaba empezando?

R. Pues que hubiese empezado antes -ríe-, que esto se me da bien, mejor de lo que yo pensaba. Que hay que aguantar, que ningún deporte es fácil, pero que conseguir un sueño, si te lo propones, se puede lograr, da igual quien seas. Solamente hay que creer en ti, hay que luchar por ello al cien por cien, y que lo consigues.

P. Lo has mencionado antes. Brahim: entrenador, marido y padre. ¿Cómo os conocisteis?

R. Pues en una carrera. De hecho, fue en la primera edición de la Media Maratón de Lucena. Yo iba con mi primer club, y yo quería mejorar como te dije anteriormente, por lo que buscaba un entrenador y me habían hablado muy bien de él. Él comenzó siendo mi entrenador, y pues bueno, el roce hace el cariño.

Quiero ser el objetivo y el referente de mi hija

P. ¿Qué supone tener la figura de Brahim al lado tuya?

R. ¡Uf! Es todo. Me da vida, me da confianza, cree en mí, es mi psicólogo, es mi fisio, es mi entrenador, es mi marido... es todo. Es todo para mí, aunque no se lo suelo decir mucho. Pero es verdad que me conoce mejor que yo, me conoce porque sabe mis mejores y mis peores facetas, y yo creo que si estoy consiguiendo lo que estoy consiguiendo, es por él. Porque el empujón, en todo, ha sido por él. El primer paso ha sido suyo, diciéndome “tú puedes, inténtalo, cree en ti”. Y es un poquito borde en verdad, porque es mi entrenador también, pero él siempre he tenido esa faceta separada. Es mi marido en casa, y fuera de casa es mi entrenador, y yo lo he entendido siempre así. Yo creo que por eso he crecido, porque nunca he juntado las dos facetas. Lo he tenido que respetar como un entrenador, he tenido que creer en él al cien por cien como un entrenador, y por eso.

P. Todo se intensifica cuando tenéis una hija, que ya tiene cuatro años. ¿Qué significa para ti?

R. Ser el objetivo de ella, ser el referente de ella. Creo que, si consigo mi sueño, le estoy enseñando el mejor camino para que ella consiga el suyo. Ella ve lo que mamá entrena, lo que mamá sufre, y de hecho ella me acompaña en casi en todos mis entrenamientos, entonces lo está adquiriendo de pequeña para que cuando ella sea grande, me da igual en qué disciplina o ámbito, pero que lo intente, que nada es fácil, pero que todo se puede lograr.

P. ¿Cómo compaginas los entrenamientos con la vida cotidiana?

R. La verdad es que es un poquito caótica mi vida a veces. Al principio era duro. Cuando me quise profesionalizar, fue un cambio muy grande porque cambió mi vida por completo. El descanso, la alimentación, los entrenamientos... Yo soy una persona muy activa y tenía que encauzar toda la energía que tengo solamente en los entrenamientos, mientras que el resto del tiempo tenía que descansar lo máximo. Mi familia lo está entendiendo y me acompaña y me apoya en todos los ámbitos. De hecho, mi marido me intenta ayudar en todo lo que puede para que yo pueda estar descansando lo máximo posible. A veces, hace horas extra para poder venir conmigo y tener días sueltos, porque cuando tengo tiradas o entrenamientos más duros, él me acompaña o viene de viaje hasta donde estoy de concentración para estar un fin de semana y acompañarme. Creo que el apoyo fundamental es de mi familia: tanto mi madre como mi suegra han venido muchas veces a la concentración para estar con mi hija. Ellos son los que han hecho de que yo pueda conseguir esto, porque yo sola creo que no podría.

P. ¿Cuál es tu preparación para una maratón?

R. Mi preparación va dependiendo. Para debutar esta última vez, ha sido muy poco tiempo, y es verdad que no hemos ido con ningún objetivo. Al principio, empezar y salir de la lesión, y siempre tener una cosa clara: mejorar cada día. Cada día se podía cambiar porque dependía de como yo estaba físicamente por la lesión. Esta segunda vez, que me estoy preparando para el Mundial de Budapest, la estamos enfocando de otra manera. Tengo más tiempo y estoy más concienciada. Además, no es lo mismo entrenar en invierno que entrenar en verano. La mayor complicación son las primeras semanas porque tengo que trabajar más kilómetros. Son semanas de carga de 200 kilómetros aproximadamente. Entonces, son los peores. Luego hacemos una bajada que es importante para llegar al maratón, pero también especificamos mucho los entrenamientos. Va a ser un poquito diferente la anterior preparación a esta.

Con siete meses de embarazo completé la carrera de diez kilómetros de Aguilar de la Frontera

P. ¿Cuál consideras que es tu fuerte? ¿Y tu debilidad a la hora de afrontar una maratón?

R. Creo que mi fuerte es mi debilidad a la vez, y es que siempre quiero más y a veces no sé frenar. Creo que mi anterior lesión vino de que estaba concienciada de que no tenía que salir tan rápido en la Media Maratón de Valencia, pero yo soy muy ambiciosa, iba con muchos kilómetros y ahí empezó la lesión. Pero bueno, también es verdad que de los errores aprendo y esta vez lo llevo de diferente manera. Soy muy ambiciosa, pero ya he aprendido a frenar un poquitito.

P. ¿Qué carrera es a la que le tienes especial recuerdo?

R. En especial recuerdo sí, la verdad es que Rotterdam, pero te voy a decir otra. Mi mejor carrera fue, con siete meses de embarazo, correr la carrera de Aguilar de la Frontera, la de octubre de diez kilómetros.

P. ¿Y cómo se hace eso?

R. Es verdad que llevaba mucho tiempo parada, y pasé un poquito regular el embarazo con lo típico, por lo que no podía entrenar en los mejores momentos, a partir del cuarto mes, quinto y sexto. Entonces, cuando empecé a mejorar físicamente y mi cuerpo quería y podía, a los siete meses, se celebró la carrera de Aguilar y llevaba siete meses sin competir. Fue un sueño correr con mi hija dentro y yo creo que nunca se me olvidará ese momento.

P. ¿Y alguna carrera para olvidar?

R. Ninguna, porque de todas he aprendido algo.

P. ¿Cuál fue ese punto de inflexión en el que tú te diste cuenta de que, de verdad, te podía dedicar a los maratones de manera profesional?

R. Fue en el sofá, mi marido y yo, viendo la maratón que yo creo que es la reina de todo el atletismo. Es un sueño para todo atleta el debutar algún día en un maratón. Yo no sabía cuándo lo iba a hacer, pero es verdad que vi la luz ese día, y bendita luz.

Voy a ir a por todas al Mundial de atletismo de Budapest

P. ¿Cómo viviste ese cambio de correr en carreras populares a ser profesional?

R. Muy duro, y no solamente en los entrenamientos. Yo, antes, todos los fines de semana competía, y pasé a tener que ir eligiendo con pinzas a qué carreras presentarme, y centrarme solamente en los entrenamientos. Ha sido muy duro.

P. La pandemia por la Covid-19 también supuso un punto de inflexión muy importante para ti, ¿no?

R. Sí. Siempre he sido, como has dicho antes, de carreras populares. Nunca me habría imaginado esto. Me han comentado alguna vez que era buena, y que por qué no lo intentaba si tenía un buen ritmo. Me intentaban incitar a federarme y correr en alguna carrera federativa, ya sea pista o cualquiera a nivel autonómico, pero nunca me he decidido, aunque eso sí, siempre he estado federada por si me ocurriera algo o lo que sea. Pero decidí, al no haber carreras, probar la pista. Decidí probar en un Campeonato de Andalucía, buscar una mínima. Y he conseguido cosas en todo lo que he ido intentando: en mi primera competición de pista conseguí mínima, en mi segunda competición de pista, medalla a nivel andaluz, y ahí era cuando me decía que no se me daba tan mal. Aunque digo otra cosa, la pista no es lo mío, pero gracias a ella también he aprendido que soy buena, que no se me da tan mal y que puedo conseguir todo lo que yo quiero.

P. Volviendo a la pandemia. Eres una chica a la que le gusta mucho la naturaleza. ¿Cómo llevabas el estar encerrada en casa?

R. Horrible. Esa es la palabra, horrible. Lo pasé fatal. Soy muy activa y cariñosa, y el estar encerrada y sin poder contactar con la gente me hizo pasarlo fatal. Ha sido muy difícil, muy difícil estar encerrada entre cuatro paredes. He intentado practicar deporte de mil maneras, y una de ellas era hacer diez kilómetros en la azotea de mi casa. Terminé con dolor de cabeza por dos días. Cuando nos dieron libertad, fui de esas que no se salía del campo.

P. A partir de 2020 se rompieron los límites en tu vida y comenzaste a despegar.

R. Sí, y de hecho ahí yo tenía una cosa clara. Cuando decidí profesionalizarme, lo iba a dar todo. Todo lo que me han enseñado lo he llevado a rajatabla, y lo he intentado respetar de la mejor manera posible. Aunque han sido cambios muy duros y muy drásticos en mi vida, si no hubiera sido así, no habría llegado a donde estoy. He podido lograr todo lo que yo lo que he logrado porque tengo un equipo muy grande detrás. Tengo a Johny -Ouriaghli-, a Miguel Mostaza, a mi marido y a mis compañeros de entrenamientos. Creo que ese es también un gran empujón para mí.

Debutar con la selección española sería un sueño hecho realidad

P. ¿Cómo fue el camino hasta Rotterdam? Aquella lesión trastocó todo.

R. Yo quería debutar en la Maratón de Valencia, pero no he llegado por lesión. En noviembre me lesioné cuando estaba de concentración para esa preparación y no pude terminar. Estuve dos meses lesionada porque primero tenía una fractura, y luego vimos que era doble. Entonces, teníamos que estar más tiempo parados, y aunque he vuelto, he tenido más molestias y he tenido que recaer un poquito. Me he puesto en mano de profesionales, he tenido que ir a Mallorca con mi entrenador y con su equipo, y es verdad que Johny es un encanto. Me han tratado súper bien y he mejorado mi forma física mucho y he trabajado mucho.

Mi entrenador, entonces, me dijo: “vamos a olvidarnos del maratón y vamos a comenzar desde el principio y lo que tu cuerpo diga”. Él tenía un grupo de China y me fui con ellos de concentración. El primer día de salir a entrenar y volver al hotel, ya le comenté a Johny que quería debutar, que quería intentarlo. Había averiguado que el último día para que la selección elija a las personas que van al Mundial era el día 14. Me puse en contacto con Miguel Mostaza, y le dije que me buscase una carrera para uno de los últimos días, porque aún no estaba físicamente bien, a lo que me propuso Rotterdam. Se lo dije a Johny. Le dije que iba a intentarlo, que creía en mí al cien por cien. Así, él me dijo que íbamos a ver, dependiendo de cómo evolucionase cada, lo que íbamos a hacer. Me apunté, pero lo dejamos en secreto, porque no teníamos nada claro. Es verdad que cada día era un mundo, una mejora, una alegría y cada día le decía que sí, que podía lograr ir al Mundial, que sí, que podía lograr la mínima olímpica, que sí, que podíamos hacer historia.

P. ¿Esperabas entonces establecer esa marca?

R. Sí. Ya en los últimos entrenamientos sí. Faltaba que también el día acompañara. Tenía tres objetivos: mínima mundial, mínima olímpica y récord de España. Conseguí dos de tres, pero mejor imposible.

P. Es la tercera mejor marca de la historia de España.

R. Sí, sí, sí. Mola, mola mucho.

P. ¿Qué ha supuesto para ti? Entiendo que habrán cambiado algunas cosas en tu vida.

R. Pues mira, yo creo que no ha cambiado mucho, porque lo que he hecho es creer más en mí. Solamente han cambiado cosas en ese aspecto. En que yo puedo, y que no tengo límite. Pero nada, porque pasados dos días de felicidad, en esa misma semana ya me puse con el siguiente entrenamiento, ya que quería empezar porque sé que puedo conseguir más. Así que yo creo que mucho no ha cambiado. Lo que quiero es debutar con la selección española, y eso es un sueño.

Todo en mí cambio cuando vi los Juegos Olímpicos de Tokio en 2020

P. ¿Dónde está el límite?

R. Yo, por ahora, no pongo límites. Quiero, como te he dicho, debutar con la selección, y voy a ir a por todas al Mundial. Lo máximo lo voy a dar, y si no se puede en este Mundial, iré a las olimpiadas con más energía y más fuerza, ya que con cada caída voy a superarme más. Creo que me merezco una medalla algún día.

P. Sí que hay un límite: el físico. ¿Cómo lo llevas?

R. Ahora me conozco más. Ya se frenar cuando mi cuerpo me dice basta. Antes, lo que ponía en los papeles del entrenamiento lo tenía que llevar a rajatabla aunque me molestara. Es verdad que me ha hecho madurar mucho esta lesión. Tanto, que estoy aprendiendo más que nunca a conocerme, y yo creo que he mejorado tanto por la lesión, porque ahora, si estoy mal o me molesta algo, podemos cambiar el entrenamiento, mientras que antes no.

P. ¿Cómo te cuidas para evitarlas?

R. Sobre todo, con el tema de mis descargas y de mis masajes. Es verdad que tengo unos muy buenos fisios, tanto mi marido en descarga, como la clínica Daniel Gallegos de aquí de Puente Genil. Es verdad que me han llevado muy bien, y también tengo al doctor Méndez que siempre que hay algo más de lo normal, acudo a él y es verdad que me atiende con frecuencia.

P. Finalizando ya la entrevista, me has comentado que el objetivo a corto plazo es debutar con la selección. A medio plazo, ¿cuál es el objetivo?

R. No sé, yo creo que mi objetivo a medio plazo es hacer historia. Superarme, sobre todo, y creo que lo puedo conseguir. Creo que, en cada maratón, lo que voy a intentar es que sea mejor que el anterior.

¿Por qué no iba a poder estar en las siguientes Olimpiadas?

P. Primero, el Mundial de Budapest. ¿Cómo lo ves?

R. Ya hemos empezado con la preparación. Este Mundial me lo quiero tomar con mucha cabeza, como te he dicho anteriormente. Lo planteo con grandes profesionales que me llevan en este mundo. Me voy de concentración unos dos meses en altitud para este objetivo. Y nada, cuidándome mucho la alimentación también, que es fundamental.

P. ¿Nervios, o ilusión?

R. Más ilusión que nervios. Antes sí eran más nervios, pero yo creo que ya debuté y ya me relajé un poquito.

P. ¿De quién te acordarás cuando estés allí, cuando salgas?

R. Primero de mi marido, porque fue con él la charla. Luego, por supuesto, de mi madre y de mi hija, que yo creo que son mis grandes apoyos y siempre me acompañan en todas las carreras.

P. El año que viene también son los Juegos Olímpicos. ¿Qué piensas? ¿Qué te viene a la mente?

R. Quiero ver los aritos. Es verdad que es un sueño. Yo iré a saco. Primero quiero debutar con la selección, y luego optar a los primeros puestos para ir directamente a la plaza de las Olimpiadas, que es mi principal objetivo. Ya al tener esa plaza, estaré un poquito más relajada para preparármela con más tranquilidad. Si no la consigo, es verdad que ya tendría que ver si ir al Campeonato de España para irme directamente con la plaza, o qué va a hacer la selección. Pero bueno, debutar en unas olimpiadas son palabras mayores. No sé cómo iría. Estoy súper feliz y emocionada.

P. Y después, ¿qué?

R. Después la siguiente carrera. Y si no consigo una medalla, me voy a la siguiente o a la otra.

P. Justamente la siguiente pregunta era sobre eso. ¿Dónde te ves de aquí a diez o quince años? ¿En otras Olimpiadas?

R. Por supuesto.

P. Y ya, la última para terminar. Me has comentado que tu hija ya está también empezando a entrenar. ¿Quieres inculcarle también esta pasión por el maratón?

R. No. La verdad es que yo nunca he tenido esa obsesión de que mi hija sea como yo. Tampoco me he guiado por nadie y he encontrado mi mundo descubriéndolo yo. Entonces quiero que siga mis pasos hasta que ella vea que si es su mundo o no, pero mientras que sea chica... pues ¿por qué no?

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