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ÁLEX GALLEGOS / Redacción Cordópolis

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Pepe Espaliú ( (1955-1993) vive en la memoria de miles de personas gracias a la fotografía. La más famosa de todas, aquella en la que aparece tomado, llevado en brazos, y que, bajo el título Carrying, planteaba un grito visual contra el tabú que suponía el sida, aquella otra pandemia, la que se silenciaba, la que se llevó a unos cuántos de los buenos, como al propio Espaliú.

Esa imagen, aunque icónica, es solo una de las que hay del artista cordobés, que siempre tuvo muy presente la fotografía en su trabajo desde sus inicios. “Sus primeras obras conocidas eran fotografías de una serie de acciones que a mediados de los años setenta realizó en Barcelona. En ellas no sólo documentaba las intervenciones en el espacio público, sino que ya comenzaba a indagar sobre la construcción de la imagen y la identidad en esa suerte de autorretrato múltiple y cambiante que puede ser Última cena”, explica Jesús Alcaide en la hoja de sala.

Alcaide es el comisario de Pepe Espaliú. Retratos, la exposición incardinada en la 17 Bienal de Fotografía de Córdoba, y que constituye la primera investigación que aborda la relación del creador con la fotografía y en particular con las representaciones que de él fueron apareciendo. 

La muestra está ubicada en el Centro de Arte Pepe Espaliú, donde permanecerá hasta el 23 de mayo y permite contemplar la imagen de si mismo que proyectaba en catálogos, publicaciones y revistas a lo largo de su trayectoria, y con la que fue construyendo “un repertorio icónico secretamente entrelazado con los ardides de la imagen que cuestionaba en sus obras”.

Así, a partir de las imágenes que de él realizaran Atín Aya, Eduardo Trías, Frank Martin, Jesús Uriarte, Luis Pérez Mínguez y Ricardo Iriarte, entre otros, podemos conocer algunas de las cuestiones que orbitaban en el trabajo de Espaliú desde mediados de los años setenta hasta su fallecimiento a causa del Sida en 1993.

Al igual que ocurrió con el proyecto Pepe Espaliú. Barcelona-L’Hospitalet. Tres temps. 1975-1988-1993, esta exposición sirve para dar a conocer una faceta poco conocida del trabajo del artista cordobés. 

Además, se ha construido de una manera viral, insertando las fotografías en el discurso de la propia colección del Centro de arte Pepe Espaliú y en relación al material de su Biblioteca y Archivo, haciendo que las fotografías y las obras se soporten como esas muletas que aparecieron al final de su trayectoria, produciendo nuevas relaciones y lecturas sobre la propia colección, y revelando nuevas interpretaciones sobre la trayectoria de un artista cuyo paradigma, durante muchos años, ha girado en torno a aquella icónica imagen.

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