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Alejandro Jiménez

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Un emblema de la ciudad de Córdoba en un mundo comandado mayoritariamente por hombres. El motociclismo es, sin duda, un deporte complicado en todos los sentidos en los que puede serlo: físicamente desafiante, mentalmente agotador y económicamente exigente. Sin embargo, en este contexto, un equipo cordobés y, en especial, una piloto cordobesa ha logrado destacar sobre el resto. Pese a que no comenzó con la disciplina a muy temprana edad, el trabajo, el esfuerzo y la constancia puestas sobre la moto de la protagonista del Ateneas de este mes de junio la han llevado a ocupar un puesto en la parrilla de diversos campeonatos de motociclismo a todos los niveles.

Andrea Sibaja (Córdoba, 1992) fue la primera mujer andaluza y española en correr una carrera del Mundial de Superbikes. Sin embargo, su palmarés, como es lógico, no concluye ahí, sino que ha ido cosechando éxitos desde su debut con tan solo dieciocho años. Tras ser campeona de Andalucía en la categoría de 600 centímetros cúbicos en 2013, la cordobesa cosechó dos subcampeonatos de España en 2015 y 2016. Sin embargo, en los últimos tiempos, la mala suerte se ha cebado con ella en forma de caídas fortuitas y lesiones, lo que le ha llevado a un dilema en el que, pese a sentirse técnica y mentalmente mejor que nunca, el físico no le acompaña tanto como le gustaría para poder mostrar su mejor versión.

Unos inicios sufridos, pero con mucho apoyo

Lo cierto es que, como se ha comentado con anterioridad, sus inicios no fueron los más convencionales. En un deporte donde prácticamente todos los pilotos comienzan a montarse en sus motos a muy temprana edad, Andrea Sibaja no pudo hacerlo hasta la edad de los 18 años, comenzando así con una desventaja clara con respecto a sus competidores. “Normalmente, los niños empiezan muy jovencitos en esto, pero bueno, cuando tienes pasión y ganas por este deporte, vas recuperando ese tiempo perdido con mucho trabajo”, confiesa la piloto cordobesa, que se recuerda un poco “como la 'vieja' de la categoría” en estos inicios.

El sufrimiento estuvo ahí desde un principio, ya fuese en forma de caídas, en forma de organización de tiempo o en forma económica. Sin embargo, su pasión, inculcada por su padre, “el típico rutero de los domingos con el que yo salía de ruta a veces”, tal y como afirma ella, le hizo no rendirse y pelear hasta el final. “Sentí las ganas de probarlo como fuera, pero nunca me había montado en una moto, por lo que no sabía cómo iba a ir. Probé, me caí dos veces en el primer día de prueba, y se me hizo muy difícil porque me di cuenta de que era mucho más complicado de lo que parecía”, recuerda Sibaja. Pese a ello, el veneno ya estaba inyectado en sus venas. “Si cuando lo pruebas, te entran esas mariposas en la barriga, te puedo decir que tienes un problema”, comenta entre risas.

Poco a poco, “a base de caídas, de mucho esfuerzo y de mucho trabajo, y a base también de lagrimas”, tal y como ella asegura, fue alcanzando más y más confianza y experiencia encima de la moto, lo que provocó que se fuesen consiguiendo muchas más cosas. Sin embargo, el mundo del motociclismo no es un mundo barato. Pese a que su familia y equipo financiaron parte de sus inicios, pronto tendría que entrar un patrocinador que apoyase la carrera de la prometedora piloto cordobesa. Ahí entraría en juego Deza, que como recuerda ella, “confió en un plan muy serio que le planteamos de manera muy profesional, pero que realmente no tenía ni experiencia ni palmarés ninguno. Sin embargo, confió, le llamó la atención lo diferente que era una chica en un mundo de hombres, y la verdad es que luego yo creo y espero que se habrá sentido orgulloso ya que como hemos podido ir demostrando, hemos conseguido muchas cosas a pesar de los muchos infortunios que he tenido”.

Primeros recuerdos, primeras caídas y primeros problemas

Pese a que en su primera jornada con una moto sufriese dos caídas, lo cierto es que a Andrea Sibaja le podían más las ganas que el miedo. “Lo único en lo que estaba pensando era en levantarme corriendo y seguir, que no se notara mucho no fuese a ser que no me llamasen más”, rememora. Y es que, en esos momentos, cada vez que se montaba en una moto era “una oportunidad de hacerlo bien para demostrar que podía seguir ahí”. La presión era alta, sobre todo la propia, y eso hizo que no “fluyese bien”. Sin embargo, cuando logró relajarse, todo comenzó a ir sobre ruedas.

El tema de las caídas es uno de los más recurrentes entre los pilotos de motociclismo. Es un riesgo grande el que cada uno de los motociclistas aceptan cada vez que saltan al circuito a disputar una carrera, pero eso no significa que el miedo les nuble la vista. “Cuando vas cogiendo un poco más de ritmo con los campeonatos y demás, empiezas a tomarte las caídas de otra forma, sobre todo con las motos más grandes. Te afectan un poco, y es complicado a veces de digerir, pero no porque tengas miedo, porque opino que cualquier piloto cuando tiene miedo tiene que parar; sino más por una cuestión de que si te lesionas debes parar y puedes perder oportunidades”, admite. Pero, poco a poco, se va desarrollando esa mente de piloto en la que se empieza a perder el miedo a esas caídas, pero no a las lesiones.

“Es parte del juego y hay que saber gestionarlo, llevarlo, trabajar en ello y continuar”, explica Sibaja sobre las lesiones, aunque no es fácil. Por ejemplo, en la última carrera disputada por la cordobesa, que suponía la vuelta a la competición después de varios meses, no pudo mostrar su mejor versión por esto. “La cadera se me quedó bastante bloqueada hasta el nivel de que no pude luchar y no pude hacer lo que podía hacer”, expone, mientras que afirma que “llegas a ese punto en el que, ahora, la mente la tienes muy puesta en el sitio y súper arriba. Salía a la carrera a por todas, a comerme el mundo y sin que me importase sufrir y que me doliera, pero se me quedó bloqueada la cadera, no podía mover la moto, y aunque trataba de luchar contra mi cuerpo no podía. Le pides solo unas vueltas más a tu cuerpo, pero es muy frustrante”.

Una lucha interna entre cuerpo y mente

Y es que, como se ha comentado con anterioridad, la mala suerte ha acompañado en estos últimos tiempos a Andrea Sibaja, sobre todo en el ámbito de las lesiones. “Si no ha sido porque me han tirado, me he caído por razones ajenas a mí, que son cosas que pasan en el motociclismo, pero es frustrante”, manifiesta. A lo vivido el pasado fin de semana se suma lo ocurrido el verano anterior, cuando Sibaja estaba en su mejor momento y, en una caída, se rompió por quinta vez el pie y se lesionó la cadera. O cuando una mala operación le obligó a pasar por quirófano tres veces más.

“Llega un momento en el que cuando consigues, después de mucho trabajo, tener la mente y la técnica en el sitio en el que tienes que tenerla, estando súper motivada, pero el cuerpo no te responde… Llega un momento en el que te quema un poco por dentro”, reconoce. “En muchas ocasiones he corrido con mucho dolor, con lesiones bastante jodidas, y mentalmente me han tenido que recoger de la moto, pero en el momento, la adrenalina y la motivación te hacen que puedas con lo que sea. Pero hay lesiones que por mucho que tu mente le pida al cuerpo, si el cuerpo por la lesión que tenga no puede, pues no puede y punto, y esto te da una impotencia bestial”, añade la cordobesa.

Sin embargo, la mala suerte no dura eternamente. “Mientras sigas teniendo esas mariposas en el estómago y la motivación, pasas el cabreo como puedas y empiezas a trabajar en la siguiente carrera, ya que sabes que tienes mucho más que sacar”, reafirma, apostando por superar esta mala racha. Y esto se debe a que, en un deporte de equipo como el motociclismo, la mente juega un papel clave en los éxitos. Los mecánicos, los técnicos, el físico y la mente conjugan una cadena de trabajo engrasada en la que ninguno funciona sin el otro. Sin embargo, la mente es la que es capaz de dar ese plus. “Hay veces que tienes un problema físico o mecánico en la moto, porque pasa, y si mentalmente estás fuerte pones el resto y terminas la carrera, siempre que sea posible, claro. La mente para mí es, de todos esos elementos que forman el equipo, súper importante”, afirma, poniendo en relieve su mentalidad ganadora.

Mentalidad ganadora en un mundo “difícil para las mujeres”

Una de las principales dificultades que se ha encontrado la cordobesa en su ascenso hasta la élite del motociclismo nacional ha sido la gran carencia de mujeres que hay en este mundillo. “Ahora se empiezan a ver niñas pequeñas entrenando y corriendo en moto, pero claro, empiezan ahora”, explica, añadiendo que “el problema es no empezar y no hacer lo mismo que hacen los chicos”. El trabajo físico es una de las grandes diferencias, ya que, para poder estar “igual que otro chico encima de la moto, yo tengo que hacer unas siete veces el trabajo que puede hacer él, y esto hace que sea más complicado”. Sin embargo, eso no le ha llevado a recibir ningún tipo de comentario o acto despectivo, sino que siempre ha “sentido bastante apoyo y calor, pese a ser en muchas ocasiones la única chica de la categoría y del campeonato”.

Cabe recordar, para los menos puestos en el tema, que en el mundo del motociclismo profesional a nivel mundial existen dos vertientes: la MotoGP y las Superbikes. Mientras que las primeras se tratan de motos prototipo, las segundas emplean motos derivadas de las de calle, haciendo este campeonato mucho más accesible que el primero. Sibaja se encuentra enrolada en esta vertiente, aunque finalmente ambas alas acaban convergiendo en lo mismo. Primero son las minimotos en los campeonatos de minivelocidad, tanto autonómicos como regionales y nacionales. Tras ello, se pasa al Campeonato de Andalucía, al Interautonómico y, finalmente, al Nacional, que en el caso de España es uno de los más potentes de todo el mundo, y que es donde se unen los caminos de MotoGP y Superbikes.

El trabajo previo, el gran olvidado del motociclismo

Pese a lo que muchas personas puedan pensar, el trabajo de un piloto de motociclismo no inicia cuando los semáforos se apagan, sino que lo hace mucho antes. “Hay muchísimo trabajo con el equipo técnico de puesta a punto, de reparaciones y de todo. Al final es un trabajo que desde que llegas al circuito hasta que sales y no paras. Incluso cuando acabas la carrera ya estás pensando en lo siguiente”, explica Sibaja durante la entrevista, poniendo en valor todo estas horas invisibles para el gran público. Además de ello, hay que sumar la innumerable cantidad de horas empleadas en trabajo físico y recuperaciones. “Llevo un año de trabajo incansable, de tratamientos y de infiltraciones semanales que es lo que no se ve”, reconoce. “Ves una foto o un post en el podio, pero hay tanto detrás que no se ve ni un tercio de todo lo que hay, y esto te hace que luego, los buenos momentos te sepan muy bien. Es un deporte muy sufrido. Un buen momento te sabe impresionantemente bien, pero frente a ese buen momento tienes diez malos momentos y de sufrimiento, pero tiene algo que engancha tanto que mientras estás pasando esos malos momentos, solo estás pensando en cómo te vas a sentir cuando llegue ese buen momento”, añade.

Una vez se cumple todo eso, toca el turno de montarse en la moto. Multitud de rituales se han visto en el mundo del motociclismo y del automovilismo antes de ponerse a más de 200 kilómetros por hora, desde bailes hasta ejercicios de activación. Sin embargo, en el caso de Andrea Sibaja, se limita a ponerse “algo de música con los cascos antes de salir a pista”. “Son momentos de muchos nervios siempre, así que hay veces que tratas de pensar en algo, aunque al final te acaban viniendo muchas cosas a la mente que son difíciles de ordenar. Pero bueno, al final siempre sueles pensar en el planteamiento que tienes para el inicio de carrera, o yo por lo menos trato de concentrarme en eso: repaso las marchas que tengo pensado meter, si entrar por dentro o por fuera, veo cómo están colocados los rivales, y un poco eso, el planteamiento, aunque muchas veces en 0,2 segundos se va todo al garete”, matiza.

Vuelta a los circuitos en busca de asentar las buenas sensaciones

Volviendo a la actualidad, Andrea Sibaja apuesta por recuperarse de cara a la siguiente cita que tiene anotada en el calendario. Será ya en el mes de septiembre cuando la cordobesa vuelva a montarse encima de su motocicleta para afrontar un total de tres carreras en dos fines de semana: una del Campeonato de Andalucía, y una cita doble del Campeonato de España Femenino. El objetivo no será otro que “seguir luchando contra esta suerte y poder sacar a relucir lo que sabemos que tenemos”. Y es que, pese a la caída, lo cierto es que esta primera carrera sirvió para que en el equipo se diesen cuenta de que no están “tan mal, a pesar de todos estos infortunios. Volvimos a rodar muy rápido, y el único problema que tuvimos fue la impotencia funcional del cuerpo, pero volví a rodar rápido y a estar mentalmente muy fuerte a los dos minutos de la caída”.

Por lo tanto, se descarta, al menos de momento, una nueva participación en el Mundial de Superbikes. La razón es muy clara: “las cosas hay que hacerlas bien, y como nos está pasando todo lo que nos está pasando últimamente, creo que vale más que podamos hacer bien el primer objetivo, que no es otro que sacar lo que sabemos que podemos sacar, antes que meternos en un proyecto más grande, más bestia, con muchísima más visibilidad y con muchísimo más nivel y complejidad”. Por lo tanto, tanto Andrea Sibaja como el Deza Box 77 se centrarán en “estar bien en el sitio y tenerlo todo más controlado, y poder mantener un poco la constancia y la línea, ya que sabemos que podemos hacerlo muchísimo mejor. Vamos a trabajar porque salga y porque no pasen más cosas, y entonces nos lo plantearemos”.

“Me veo montada en moto hasta que me bajen porque no pueda seguir”

Por otro lado, en lo que al futuro a medio plazo se refiere, no queda otra que “disfrutar del momento y pelear todo lo que podamos, tal y como hace Rafa Nadal. Hay que pelear cada objetivo que vayamos teniendo a corto plazo y hay que disfrutar, porque me he dado cuenta de que al final las cosas pasan, por lo que hay que ir disfrutando del camino y no mirar solo el objetivo final”. El motivo es el mismo mencionado con anterioridad, y es que Sibaja recuerda que “últimamente he tenido una lucha interna porque he visto como técnica y mentalmente me he sentido cada vez mucho más fuerte, impresionándome a mí misma, pero he visto que el físico, en cuanto a lesiones y en cuanto a físico en sí, me ha privado de mucho.”

Esa frustración, unida a que su propio médico le dijo hace algún tiempo que no podría seguir haciendo ejercicio por su lesión en el pie, no le ha llevado a querer dejar el motociclismo. “Yo me veo montada en moto hasta que me bajen porque no pueda seguir. Y, por supuesto, trabajando también en el mundo de la moto porque cada día lo disfruto más, quiero aprender más y me siento mejor en él”, confiesa. “Puede llegar un momento en el que lo sientas -el retiro- si sigue pasando el tema de lesiones y se complica muchísimo, pero es algo que hay que sentirlo. Mientras tanto, solo queda mantener la motivación de continuar, de seguir y de intentarlo. Y, al final, a día de hoy las lesiones tienen que ser muy extremas para que te paren al completo”, culmina.

Por último, cuestionada sobre si es justo el motociclismo, la respuesta es clara y contundente: “no es nada justo”. “Considero, y no porque sea yo, pero que el trabajo que he hecho a nivel físico y a nivel de lesiones, operarte una vez tras otra, recuperarte, correr llorando de dolor… Obviamente no es nada justo”, matiza. Sin embargo, hay algo mucho más poderoso que todo ello, y no es otra cosa que esos buenos momentos “que te llenan tanto de algo que ni puedo ni explicar, pero que hace que te enganches de esa manera”. En su caso, aunque en algún momento esa mala suerte le ha desesperado muchísimo, “siempre me ha durado muy poco y me ha podido más la motivación por volver a ese buen momento”. Un buen momento que, tarde o temprano, volverá a llegar y servirá para despejar toda la frustración, el estrés y el cansancio acumulado. Al final, la dedicación, el esfuerzo y la perseverancia tendrán sus frutos, y Andrea Sibaja volverá a tener esa suerte que tanto busca y merece. Una de las atletas más representativas del panorama cordobés que brilla con luz propia cada vez que se monta en una motocicleta.

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