¿Quién es el piloto aquí?

Para entender la situación del Córdoba en la actualidad es suficiente con recordar el deseo que expresó Rafa Navarro en las vísperas del viaje a Las Palmas. El entrenador blanquiverde, abatido, dijo que si se consumaba el descenso en el Gran Canaria le gustaría “darle a un botón” y que “fuera ya el 30 de junio”. Hubo derrota y el equipo es ya de Segunda B. Los días posteriores a este episodio están transcurriendo en medio de un ambiente de abatimiento general, focos de indignación puntuales -los comunicados de las peñas, las reuniones de cordobesistas ilustres, las tertulias encendidas...- y un puñado de preguntas que se resumen en una fundamental: ¿quién es el piloto aquí?

Jesús León, presidente y máximo accionista, sigue sin aparecer en la escena pública. Por más que se le reclama -desde la trinchera mediática, desde el colectivo de peñas, desde el cordobesismo de base...-, el empresario montoreño permanece enfrascado en la misión de conseguir liquidez para dar respuesta a las reclamaciones de los sueldos por parte de la plantilla y el personal no deportivo del club. A los profesionales del plantel se les adeudan tres mensualidades -ya hubo un comunicado de la AFE exponiendo la grave situación-, mientras que el personal no deportivo empezó a cobrar una mensualidad -alguna más los sueldos más bajos- con transferencias procedentes de la cuenta de Grucal Properties, una las empresas de León.

Fuentes del club aseguran que el presidente quiere poner al día a todos los trabajadores antes de comparecer ante la opinión pública para dar respuesta a los interrogantes que se le plantean. Más allá de explicar los motivos del desastre global, y tras el fuego cruzado de demandas con ex del club, interesa saber cuál es su intención con respecto al futuro del Córdoba CF. Si va a seguir, si tiene un plan, si su intención es vender... Aunque antes -el plazo expira el 31 de julio- tendrá que pagar a Carlos González (Azaveco) los 4'5 millones de euros que faltan para cerrar la operación de compraventa.

Al director general y el director deportivo si se les pudo ver después de la debacle firmada en Las Palmas. Alfredo García Amado llegó con la expedición cordobesista y apareció al mediodía del lunes en El Arcángel cuando los futbolistas, recién llegados de la capital canaria con escala en Málaga, llegaron a El Arenal para recoger sus vehículos. El alto directivo, puesto en la picota en algunos foros, consume sus últimos días en una entidad en la que -según fuentes del club- no tiene contrato firmado y presta sus servicios facturando como autónomo. Rafael Berges, responsable de la dirección deportiva, estuvo este martes en la Ciudad Deportiva presenciando el primer entrenamiento a puerta abierta de la primera plantilla después del descenso. El oro olímpico cordobés tiene un año más de contrato en la entidad y se desconoce por completo su porvenir en la misma. Sigue en el tajo y preparando informes para construir el grupo deportivo del futuro, sea con él o sin él.

En similar tesitura está Rafa Navarro, que firmó hasta el final de la temporada con el resto de arrancar un equipo que no lo había hecho antes con Sandoval ni con Curro Torres. Su llegada no supuso un revulsivo y el equipo terminó de hundirse a velocidad de crucero. Este martes, el grupo se entrenó en la Ciudad Deportiva sin despertar el más mínimo interés entre los aficionados. Acudieron cinco y no estaban precisamente contentos. El plantel se ejercita para abordar el domingo un partido cuyos alicientes son tétricos: se enfrentan dos equipos ya descendidos a Segunda B con el desafío de evitar quedar los últimos de la clasificación. El club no ha realizado ninguna promoción especial de entradas en esta oportunidad. Quienes asistan al partido -domingo, 20:00 horas- no irán seducidos por el atractivo deportivo ni las posibilidades matemáticas. No hay nada de lo uno ni de lo otro.