Kieszek, atrapado en sus redes
Los números son lo único objetivo. Cuando menos, las cifras son las descriptoras de la situación en cada momento. Y no engañan. El Córdoba es el equipo más goleado de Segunda. Tras la decimosegunda jornada, el conjunto blanquiverde acumula la friolera de 25 tantos en contra. Una circunstancia ésta que conlleva, si uno no marca mucho más, un estado comprometido en la tabla. Pawel Kieszek vive horas bajas en el cuadro califal.
El guardameta polaco es hoy por hoy uno de los más frágiles de la categoría de plata. Un hecho que, sin embargo, no le resta ventaja respecto de Stefanovic, dado el rendimiento del serbio en el comienzo de su etapa en el Nuevo El Arcángel. Pero sí que es dura para el cancerbero la dinámica actual. Más si cabe después de que el pasado curso el suyo fuera uno de los nombres más destacados del Córdoba. Al final del ejercicio liguero contabilizó 46 dianas en contra en 38 encuentros. Es decir, un promedio de 1,21 goles por partido. Sin embargo, esa estadística no refleja en su totalidad la actuación global del portero, que con sus intervenciones permitió al cuadro califal sumar y caminar hacia su permanencia.
Una lesión provocó que el meta arrancara el curso fuera de juego. Es así como llega la oportunidad de Stefanovic, quien después de una pretemporada digna de resaltar cerró participaciones discretas. Tanto es así que ahora se ve relegado a la suplencia. La gota que colmó el vaso para la decisión de Carrión en su momento fue la goleada que encajara el Córdoa en el Mini Estadi ante el Barcelona B. Cuatro tantos de los cuales alguno bien pudiera haber evitado. A partir de ahí, Kieszek entró de nuevo en escena como portero titular. Crecieron las esperanzas a nivel defensivo, pero éstas se rompieron poco a poco con el paso de las jornadas.
A día de hoy, el polaco suma un total de 17 dianas encajadas en ocho duelos ligueros. Esto se traduce en una media de 2,125 goles por choque. Más allá de los números, las actuaciones del guardameta están ensombrecidas por alguna que otra acción negativa. Un ejemplo es el penalti que cometiera ante el Gimnàstic de Tarragona hace dos jornadas y que supuso el 1-3, aunque no de forma directa, de un doloroso 1-5. El muro se resquebraja, si bien no sólo es responsabilidad suya ya que es patente la debilidad en labores de contención de todo el equipo. La solución soñada hoy por hoy no lo es, ni siquiera tras el relevo en el banquillo. El cancerbero acumula tres tantos recibidos en los dos últimos encuentros. Kieszek está atrapado en sus redes.
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