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Rafa Berges y una conquista todavía única

Rafa Berges, de pie a la derecha, en los Juegos de Barcelona

Rafael Ávalos

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Su logro aún permanece en los anales de la disciplina en el país. También del deporte en general, en realidad. Destaca más si cabe en días como los actuales, cuando está cerca repetir el éxito y finalmente no se alcanza. Ésta es la segunda vez en la historia reciente del mayor evento deportivo del planeta en que España acaricia la victoria en la modalidad reina aunque en otras citas. Porque la selección de fútbol -que es sub 23, cabe recordar- ha de conformarse, como si fuera poco, con la plata en los Juegos Olímpicos de Tokio. Una segunda posición en el torneo que significa, de nuevo en lo que va de siglo XXI, la confirmación de que su triunfo tiene un enorme valor. Nadie es capaz de repetir, como nadie lo consiguiera antes, el oro de Rafa Berges con la Quinta de Cobi -la presea es del equipo, no sólo suya- en Barcelona 1992.

Aquella es una conquista todavía única, de ahí que deje una huella tan profunda en los amantes del deporte rey. Y de ella participó el que fuera, sobre todo pero no tan sólo, lateral del Celta -tras dar el salto del Córdoba al Tenerife-. Rafa Berges formó parte de una generación brillante en la selección, con edad sub 23 además, tal y como quedó patente en los Juegos Olímpicos que aún muchos recuerdan como los mejores de la historia reciente. Son los de Barcelona 1992, cuyo final en fútbol llegó en el Camp Nou -y no en el Olímpico de Montjuic-. Fue el 8 de agosto de aquel año de éxtasis para el país, que lo apostó todo en el evento en la Ciudad condal y la Exposición Universal de Sevilla para su desarrollo. Este lunes hace 29 años y un día que sucedió. Casi tres décadas transcurrieron ya, por tanto, del día en que Ferrer, Abelardo, Lasa, Guardiola, Kiko o Alfonso se impusieron a Polonia y subieron al primer cajón del podio.

Rafa Berges, que a día de hoy ejerce de entrenador en Indonesia, estuvo en el once de aquel encuentro inolvidable para quienes lo vivieron y para quienes lo recrean. Lo curioso es que probablemente muy pocos recuerden que la consecución del oro no fue sencilla. De hecho, España comenzó por debajo en el marcador y no resolvió hasta el último suspiro con un tanto de Kiko. Pero poco importa, lo que queda de ese choque es el 3-2 definitivo y la felicidad que se bordeó unos años después pero aún no se ha dado otra vez. Menos de una década hubo que esperar para que la selección entrara en una final olímpica y la sensación es que en ésta también podía registrarse un éxito como el de Barcelona. No ocurrió lo último. Porque el combinado nacional, entonces con jugadores como Albelda, Capdevila, Puyol, Xavi o Tamudo, cayó en los penaltis.

Curiosamente, la final de Sídney 2000, en la que España se enfrentó a la Camerún de un jovencísimo Samuel Eto’o, comenzó de manera opuesta a cómo lo hizo la de ocho años antes. España se adelantó a los dos minutos con un tanto de Xavi. Es más, logró colocarse con dos dianas de ventaja al marcar Gabri en el 45. Pero en la reanudación el panorama se ensombreció y entre el 53 y el 58 la selección africana igualó. Resultó imposible mover el 2-2 y se hizo necesaria la prórroga y después la tanda de penaltis. Fue ahí, desde el punto de pena máxima, donde los Leones se llevaron el ansiado oro. Una medalla que volvió a estar muy cerca el sábado, con un combinado esta vez a las órdenes de Luis de la Fuente y una pléyade de futbolistas que ya sobresalen en primer nivel. Bastantes de ellos, de hecho, estuvieron un mes atrás en la Eurocopa.

En Tokio se dio un inicio similar al que vivió Rafa Berges, junto con sus compañeros, en Barcelona 1992. Brasil, que era el rival y es el nuevo campeón olímpico de fútbol, se adelantó en el tanteador. Un golazo de Oyarzabal sirvió para equilibrar la contienda, cuyo marcador no varió hasta la prórroga. Otra vez hubo que recurrir al doble período de añadido, que no consiguió superar en esta ocasión una España para la que volvió a desvanecerse, 21 años después, el sueño de su segundo oro en la disciplina. Hasta los Juegos de París en 2024, la conquista del cordobés y la Quinta de Cobi va a tener rango de inigualable. Y de única, ya que con anterioridad la selección jamás alcanzó el primer cajón del podio en una cita de este tipo aun cuando estuvo muy cerca. Hace poco más de un siglo, 101 años para ser más exactos -aunque todavía no se cumplió la efeméride-, el combinado nacional obtuvo la plata en Amberes. Sucedió en 1920, en efecto, y la verdad es que en ese evento no luchó por el primer puesto. El formato era diferente al actual, con un segundo torneo de consolación, en el que los españoles se alzaron vencedores -curioso, ganar para ser segundo- ante Países Bajos (1-3). Era la única presea hasta que en el Camp Nou llegó la victoria.

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