Alberto Aguilar también dice adiós al fútbol
“Adiós, fútbol, por muchos rivales que te salgan, eres el deporte más bonito del mundo”. De tal forma acaba una misiva que contiene la despedida del que es uno de los jugadores más comprometidos con cada una de sus causas deportivas con acento cordobés de los últimos tiempos. La carta la firma Alberto Aguilar, quien a sus 37 años y próximo a los 38 decide colgar las botas. Sucede en el capítulo de despedidas a la anunciada unas semanas atrás por Álvaro Cejudo. Y al igual que el pontano lo hace con un escrito publicado en redes sociales y antes de un último encuentro, esta vez de relevancia. El centrocampista natural de Benamejí, ex del Córdoba entre otros clubes, pone punto final a su carrera justo antes de luchar por el ascenso con el Antequera y tras una trayectoria realmente amplia.
Ha sido el propio futbolista el que ha expuesto su adiós, como hizo antes Cejudo, y con un mensaje muy emotivo hacia el deporte que desarrolló durante una amplísima trayectoria. “Hoy anuncio mi retirada del fútbol. Este domingo pondré fin a mi carrera deportiva, fin a un sueño que ha durado 24 años”, ha indicado de entrada en un texto compartido en redes sociales. “Desde que me fui de casa con una maleta cargada de ilusiones, a día de hoy el sueño ha sido mucho mayor de lo que nunca pude imaginar, un camino muy duro en el que había muchas piedras”, ha proseguido Alberto Aguilar. “Pero con humildad y trabajo he podido conseguir apartarlas poco a poco. No tengo palabras para agradecer a toda esa gente que me ha ayudado durante estos años: mi madre, mi mujer y dos hijos, hermanos, amigos, compañeros, entrenadores, fisios, médicos, directivos”, ha querido expresar.
Para Alberto Aguilar Leiva (Benamejí, 1984) acaba un periplo de más de dos décadas, con muy diferentes experiencias en muchos clubes. De ahí que haya mostrado su satisfacción por tantos años de dedicación a lo que ha sido su pasión. “Me siento un privilegiado de haber jugado en todas las categorías del fútbol español y en países como Australia y Chipre. Casi 500 partidos en los que he aprendido que sin humildad, constancia, pasión y entrega no tiene sentido el deporte”, ha apuntado. “El destino ha querido que mi último partido sea una finalísima por el ascenso, rodeado de mi gente, defendiendo a un club humilde como es mi Antequera ante el club que me lo dio todo, que me hizo hombre y futbolista, mi Málaga”, ha continuado.
“Entrenadores como Manolo Canillas, Pepe Sánchez, Antonio Tapia me formaron para ser lo que hoy en día soy, un humilde deportista que, a pesar de tener muchas limitaciones, ha sabido pelear con los más grandes y nunca darse por vencido”, ha agregado en relación a su despedida. “A todos los clubes que confiaron en mí para poder defender su escudo, estaré agradecido de por vida”, ha recalcado antes de no obviar que “esta temporada ha sido la más dura en lo deportivo” de su carrera. “He estado muchas veces a punto de tirar la toalla, pero el fútbol me ha enseñado a pelear hasta el final y me tenía guardada esta sorpresa, en forma de final. Ascendamos o no, es el orgullo personal de llegar siempre de pie hasta el final lo que te hace grande”, ha asegurado.
Y justo después, ha llegado la frase más emotiva de todas. “Siempre he tenido miedo de que llegara este momento, pero no hay vuelta atrás”, ha afirmado. Alberto Aguilar cierra su ciclo deportivo después de militar durante tres temporadas en un Antequera al que espera dejar en Segunda RFEF, para lo que su equipo ha de vencer al Atlético Malagueño en la final del play off del Grupo IX. Formado precisamente en la cantera del conjunto de La Rosaleda, el de Benamejí llegó a jugar en Primera tanto con el propio Málaga como con el Getafe. También actuó en Segunda con el filial blanquiazul o con el Alabacete -tras paso por el Granada 74, también en categoría de plata-, antes de recalar en el Córdoba. La elástica blanquiverde la defendió durante tres campañas con cerca de un centenar de encuentros disputados en una etapa difícil, como lo fue la de transición de propiedad en 2011. Tuvo la fortuna de disfrutar de la histórica fase de promoción a Primera con Paco Jémez en el banquillo. Después compitió también con la Ponferradina y el Cartagena antes de recalar en su todavía actual club. Además, sumó experiencias en el extranjero con el Western Sydney Wanderers en Australia y con el Anorthosis Famagusta de Chipre.
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