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El Córdoba, aferrado a la épica

Javi Lara, en el duelo del sábado ante el Sporting | LOF

Rafael Ávalos

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De golpe y porrazo, el optimismo se tornó en dura dosis de realidad. Tras la goleada al Reus (5-0), que sirvió para cerrar el pasado año de manera un poco más agradable, la sensación era mucho más positiva. Tanto en el vestuario como entre la afición. Si bien se sabía de lo complicado del reto, la esperanza naciente permitía pensar que no era imposible sumar e incluso ganar en Gijón. Pero la debilidad defensiva acabó con un Córdoba que ahora vive aferrado a la ilusión de una remontada épica. La permanencia en Segunda A pasa por ser, cada vez más, una hazaña en toda regla. Ahí están los números, que hablan por sí solos al final de la primera vuelta. El cuadro califal requiere nada más y nada menos que 34 puntos para alcanzar los 50 que siempre se tienen como referencia para conseguir la salvación.

Ya tiempo atrás resultaba sencillo mirar a temporadas anteriores para buscar una que tuviera similitudes con la actual. Ésa era y es la 2004-05, que terminó con el descenso del Córdoba a Segunda B. Entonces, el conjunto blanquiverde cerró un primer tramo de campeonato aún peor que el actual: finalizó con 12 puntos. La continuidad en la categoría de plata empezaba a tomar tintes de milagro. Sin embargo, el cuadro califal logró reaccionar, docena de fichajes mediante, y acarició la permanencia. Se escapó casi en el último suspiro. Lo cierto es que el equipo entrenado por Crispi y después por Juan Carlos Rodríguez realizó una segunda vuelta de ascenso.

Curiosamente, aquel equipo sumó 34 puntos. Los mismos que ahora empieza a tener todo el mundo en mente para las cuentas de seguridad. Aunque las vibraciones son diferentes desde la llegada al banquillo de Jorge Romero, la realidad difiere poco de la precedente. El Córdoba es antepenúltimo, apenas acumula 16 puntos y está a siete de la salvación. Las matemáticas establecen la dificultad del reto. Para llegar a los 50 hay que obtener la mencionada cifra. Y eso significa, por si es necesario aclararlo, sellar más del doble de la puntuación que posee el equipo ahora mismo en su casillero. El desafío es, por tanto, de primer orden.

Vistos los guarismos actuales de los rivales, es probable que la permanencia pueda estar al final en torno a los 47 o 48 puntos. Pero a largo plazo, con el fin de no rebajar lo más mínimo la exigencia propia, el pensamiento ha de ser el de alcanzar los 50. Un objetivo que significa cerrar entre nueve y once victorias. Llegar a menos supone tener la obligación de empatar mucho más: con ocho triunfos se requiere una decena de duelos en tablas. Eso es un margen de error de tres choques. De ahí que tanto desde el club como, y mucho más, en la grada miren al mercado de invierno como un clavo ardiente al que aferrarse. No queda otra que tirar de épica.

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