Continuidad a modo de supervivencia
La situación no sorprende. Más que nada porque sucede como hecho a una intención clara desde poco después de cerrarse la anterior temporada. Además, se adapta a la idea de la afición incluso antes de que la campaña 2020-21 terminara. Y es producto, todo ello, de un campeonato desastroso, cuyo desenlace fuera el descenso a Tercera RFEF. De ahí que la profunda reconstrucción del Córdoba sea sólo la confirmación de un secreto a voces. Quizá es menos esperado, eso sí, el alcance de la remodelación de la plantilla. Resulta normal si es así pues el conjunto blanquiverde encara el curso 2021-22, ya en pleno período de preparación, con la continuidad estricta de sólo cinco futbolistas. Se cuentan en este caso a los jugadores de la primera plantilla, a los que se suman Luismi Redondo y Carlos Puga.
Tras la pérdida de categoría, para caer a la cuarta después de 36 años, el club había definido perfectamente su plan para el próximo ejercicio. Éste no era otro que efectuar una importante reforma de su primer equipo. Curiosamente, la entidad califal optó por no variar dos puestos esenciales: la dirección deportiva y el banquillo. Ahí prosiguen Juan Gutiérrez Juanito y Germán Crespo con un objetivo, que es el afianzamiento del proyecto a largo plazo. Y esto es, en la medida de lo posible, de su estructura a pesar de lo que ocurra en la competición. En cualquier caso, el encargado de confeccionar el plantel se puso de lleno manos a la obra para una reconfiguración que finalmente es mucho más profunda de lo previsto inicialmente. Ocurre por el incremento de las bajas mediante rescisión en las últimas semanas.
Así, la continuidad en el Córdoba cobra sentido de supervivencia en esta ocasión para quienes también van a estar en la temporada 2021-22. Estrictamente, en efecto, son apenas cinco los futbolistas que prosiguen en El Arcángel. Lo hacen Bernardo Cruz y Samu Delgado con total seguridad desde el principio al tener contratos en vigor. Más incertidumbre hubo en los otros tres casos pues Javi Flores y Willy Ledesma tuvieron que renegociar sus emolumentos y Miguel de las Cuevas hubo de renovar tras acabar su vinculación el 30 de junio -en realidad es un nuevo acuerdo-. Aunque el primero, canterano y convertido en una suerte de Pepín Calzado del siglo XXI al renunciar a Segunda A en 2019 para bajar a la B, tenía muy claro que deseaba mantener su compromiso con la entidad. Tanto él como Bernardo, también formado en el club, deben ser estandartes en el curso venidero.
Cierto es que puede tomarse la cifra como ligeramente mayor, tampoco demasiado. Porque Luismi Redondo y Carlos Puga siguen en el conjunto blanquiverde respecto del pasado ejercicio. Sin embargo, existe un matiz fundamental para excluirlos de la lista de supervivientes. En la campaña 2020-21 militaban en el segundo equipo y no en el primero, en el que sí es verdad que gozaron de cierta presencia. Sobre todo el extremo, que llegó a participar en 11 encuentros de liga y otros dos de Copa. Ahora sí son miembros de pleno derecho del principal plantel de los blanquiverdes. Lo cierto es que, bajo las premisas indicadas, de los 20 jugadores con que cuenta actualmente el Córdoba sólo una cuarta parte -o un 25%, como se prefiera- estaban en el vestuario del anterior curso.
La reconstrucción llega a tal nivel después de determinadas bajas mediante rescisión de contrato que no entraban en el plan. Aunque es verdad que todas resultaban más o menos previsibles. Son los casos, por ejemplo, de Edu Frías y Djak Traoré, que fueron precisamente los dos últimos en abandonar la disciplina califal pese a tener vínculo. El guardameta lo hizo, por si fuera poco, semanas después de extender por un año más su relación con la entidad. Su renovación entre comillas, puesto que no fue tal sino un nuevo acuerdo, se produjo en la misma fórmula con que se dieron las de Javi Flores y Willy Ledesma. Con anterioridad, bastante además, se produjo otra salida no deseada, como fue la de Manu Farrando. El zaguero solicitó la ruptura de su vinculación y el conjunto blanquiverde, dadas las circunstancias, accedió. Igual que pasó con Mario Ortiz y Nahuel Arroyo, dos despedidas que se intuían después de la pasada campaña. También se aguardaban las de Djetei y Alberto del Moral tras el crecimiento de los dos en las temporadas precedentes -la más reciente en cuanto al centrocampista- en El Arcángel. Y porque la aparición de ofertas importantes para ellos se hacía inevitable.
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