La irregularidad blanquiverde, también en el banquillo
Con la temporada finalizada, es hora de analizar qué ha sucedido y por qué el equipo ha llegado a esta situación. Y es que el Córdoba, tras una temporada muy mala en cuanto a nivel deportivo se refiere, ha descendido a la cuarta categoría del fútbol español, iguala el peor registro de su historia y estará dos escalones por debajo de las divisiones profesionales. Debido a esto, la directiva califal deberá saber cuáles han sido los errores para saber subsanarlos antes de que comience el próximo curso regular. Además de acusar la falta de previsión a la hora de planificar el plantel, la dirección deportiva tampoco ha sabido manejar los tiempos a la hora de sustituir al entrenador de la primera plantilla e incluso los sustitutos que eligieron no han surtido el efecto esperado. Tras la rescisión de Juan Sabas, Pablo Alfaro no mejoró los resultados con el paso de las jornadas, aunque tuvo el mejor inicio que un técnico ha cosechado en la entidad cordobesa. Aun así, el maño no consiguió el objetivo y dejó paso a un Germán Crespo que le dio otra cara al equipo, pero no fue suficiente para evitar el descenso a Segunda RFEF.
Juan Sabas y su corto camino en el Córdoba
Tras no poder debutar al frente de la primera plantilla blanquiverde debido a la llegada de la Covid-19 a la sociedad española y a la posterior cancelación de todas las competiciones deportivas, el madrileño Juan Sabas fue renovado por una directiva que quería darle un voto de confianza al técnico, ya que tenía por delante varios meses para planificar y entrenar a la plantilla con vistas a una temporada que se planteaba mucho más dura que en otras ocasiones. La Real Federación Española de Fútbol decidió permutar el formato de todas las categorías del fútbol modesto, dejando una nueva Segunda División B donde los clubes que querían aspirar a ascender a Segunda División debían terminar la primera fase entre los tres primeros de su subgrupo, asegurándose una plaza en la nueva Primera RFEF -una especie de categoría intermedia entre Segunda B y Tercera División-. Por ello, el plantel cordobés se preparaba bajo las órdenes del madrileño con la intención de asaltar la segunda parte del curso con opciones de participar la próxima temporada en el fútbol profesional, aunque pronto vio que era más complicado de lo que parecía.
Y es que a pesar de que debutó con una doble victoria ante el Lorca Deportiva en El Arcángel (1-0) y el Yeclano Deportivo en el Estadio Municipal de la Constitución (1-3), el conjunto blanquiverde no daba la impresión de ser un equipo sólido y con ambición. De hecho, los pupilos dirigidos por Juan Sabas se sentían mejor sin balón que con él, característica extraña debido al perfil de la plantilla cordobesa. Por ello, el Córdoba fue de más a menos con el madrileño en el banquillo y, aunque consiguió un empate frente al UCAM Murcia (0-0) donde mereció más, la derrota ante el Sevilla Atlético (1-2) dejó en el limbo la continuidad de un entrenador que firmó su rescisión el siguiente fin de semana cuando el Linares Deportivo fue mucho mejor que los califas en el Estadio de los Linarejos (2-0), dejando a la entidad califa instaurada en la zona media de la tabla clasificatoria.
Y llegó Pablo Alfaro para aliviar la situación momentáneamente
Cuando la situación deportiva era casi insostenible, la dirección deportiva decidió cambiar por primera vez de entrenador tras pasar únicamente las primeras ocho jornadas del tramo regular. La dureza de la competición liguera y el poco tiempo para maniobrar que ofrecía la primera fase hicieron que el Córdoba optara por permutar en el banquillo, trayendo a un Pablo Alfaro que le avalaba su buena experiencia en el Ibiza. Por ello, el técnico maño se puso al frente de una plantilla que no conoció la derrota en las cuatro próximas jornadas -ante Real Murcia (0-1), El Ejido (4-0), Betis Deportivo (0-0) y Lorca deportiva (0-1), e incluso consiguió pasar dos rondas de la Copa del Rey después de vencer a Albacete (1-0) y Getafe (1-0) en El Arcángel. Sin embargo, la dura derrota cosechada en el feudo califal ante el Yeclano Deportivo (1-2) hizo mucho daño a un plantel que perdió la confianza en su juego, obligando a cambiar su filosofía y convirtiéndose en un equipo que volvía a estar más cómodo sin balón que con él. Debido a esto, el club cordobés encadenó tres partidos sin conocer la victoria -frente a UCAM Murcia (1-1), Recreativo Granada (1-1) y Sevilla Atlético (1-0), haciendo muy difícil el acceso a los tres primeros puestos antes de que terminase la primera parte de la temporada.
Aunque finalmente se llegó a la última jornada con todo por decidir. El técnico Pablo Alfaro, a pesar de que no consiguió el mismo juego que el desplegado en sus primeras jornadas como entrenador de la plantilla cordobesa, logró darle un nuevo aire fresco al equipo y la sufrida victoria ante el Linares Deportivo (2-1) le devolvió la confianza a unos jugadores que vieron cómo era posible clasificarse a la siguiente fase entre los tres primeros de su subgrupo después de ganar a El Ejido (0-1) y empatar ante el Murcia (2-2). Aun así, el Córdoba no consiguió vencer al Betis Deportivo en la cita que cerraba la primera parte de la temporada (1-2) y les dejaba en una segunda fase donde debían pelear por conseguir acceder a la Primera RFEF. Para ello, el conjunto blanquiverde debía alcanzar una de las dos primeras posiciones del nuevo grupo y empezaron esta nueva aventura con buen pie. Tanto fue así que el equipo califal venció en el Estadio Juan Guedes al Tamaraceite (0-1), pero las dos derrotas consecutivas ante Balompédica Linense (1-2) y Cádiz B (2-0) le dejaba casi sin opciones de lograr este objetivo, haciendo que la directiva rescindiese el contrato de Pablo Alfaro para dar un nuevo giro de guion para las últimas tres jornadas de la campaña.
Germán Crespo fue la revolución, pero sin tiempo de maniobra
El técnico granadino promocionó después de su gran temporada al mando del filial y tenía el difícil objetivo de revivir a un equipo que no tenía la confianza necesaria para conseguir el acceso a la Primera RFEF. Por ello, Germán Crespo debutó pocos días después de aceptar su nuevo rol ante el Tamaraceite en El Arcángel. A pesar de todos los condicionantes externos, la plantilla dio otra imagen totalmente distinta, aunque el empate cosechado frente al equipo canario (1-1) le dejaba en un mal lugar de cara a acceder a la tercera categoría del fútbol español. Aun así, el primer plantel logró dos victorias consecutivas en las últimas jornadas de la temporada regular (frente a la Balompédica Linense (0-5) y Cádiz B (2-1), pero no fue suficiente para lograr el ansiado objetivo. Sin embargo, Crespo consiguió el mismo número de puntos en sus tres primeros partidos como técnico cordobesista que sus antecesores, cosechando siete puntos de nueve posibles. Una cifra que, a priori, es muy decente, pero que con el paso de las citas no se ha mantenido.
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