¿Con qué cara saldrá a El Arcángel?
Cuando un cordobesista escucha que su equipo lleva diecisiete partidos sin ganar en las matinales de los domingos no puede evitar que se le escape una mueca de resignación. Sea eso una estadística o una casualidad, lo cierto y verdad es que el equipo está en una tesitura en la que lo más procedente es abstraerse de todo y enfocarse en lo esencial: ganar. Y como sea. “No pienso en otra cosa”, dijo esta semana el capitán, José Manuel Fernández, que apeló a la unión con la grada para empezar a reaccionar. Admitió, no obstante, que la solución al problema “está en los jugadores” porque “somos nosotros los que salimos al césped”.
La hinchada, muy revolucionada por la marcha deportiva y otros asuntos -relacionados con la animadversión, creciente y fundada, hacia los González-, aguarda acontecimientos. Mientras tanto, tiene previsto expresar su malestar con una serie de coreografías -rodear el estadio en los prolegómenos, no cantar el himno...- que está difundiendo a través de las redes sociales. El ambiente se prevé caliente. Pero el fuego real estará en el verde. ¿Cómo afectará al grupo el despido de Juan Merino y la llegada de Jorge Romero? De momento, se eliminaron las sesiones dobles y los discursos de corte militar. Al linense no le funcionaron en absoluto: ni en resultados (3 puntos sobre 21, ninguna victoria en 7 partidos), ni en sensaciones (hubo periodos francamente ridículos), ni en imagen (cambios contínuos de sistema, bloque roto y desnortado).
Después de entrenar los últimos días a puerta cerrada, todo apunta a que Romero buscará los puntos poniendo el acento más en la creación que en la destrucción. La primera misión será sustituir al Córdoba agazapado, esperando el golpe de suerte o el chispazo salvador de Guardiola, por un equipo más atrevido y con mayor presencia ofensiva. Ahora bien. Los problemas de atrás siguen siendo la tara principal y hará bien Romero en fijar bien las consignas en la retaguardia, donde recupera -tras cumplir su partido de sanción- al portugués Joao Afonso.
La rehabilitación de Javi Lara -defenestrado por Merino- como una de las referencias ofensivas -en el balón parado y pases largos, principalmente- se da como una de las primeras medidas del joven entrenador cordobés, de 32 años, que afrontará este domingo el primer partido de su trayectoria en un banquillo de una categoría profesional. “Mi idea es ganar. Hay que salir como hay que salir”, deslizó ante los periodistas en la visita que la plantilla hizo este jueves al Hospital Reina Sofía. Se detecta rabia, sangre caliente. No es mala señal. “De verdad, les pedimos por favor a los aficionados que nos animen, que les necesitamos más que a nada. Y si tienen que criticarnos y ponernos la cara colorada, que sea al final”, apuntó Fernández.
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