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Antonio Raíllo, junto al Mallorca pase lo que pase

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Cristian López

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Hay relaciones que van más allá de los números. Rendimientos que superan cualquier estadística. Y el de Antonio Raíllo parece ser uno de ellos. El defensa cordobés seguirá vinculado al RCD Mallorca hasta el 30 de junio de 2024, después de que la entidad insular anunciara este martes dicho acuerdo, mediante el que el jugador amplía su vinculación con el club tres temporadas más, hasta la finalización del curso 2023-24. Una muestra de confianza por ambas partes, en medio de un periodo convulso para la entidad, que se encuentra en plena lucha por la salvación en Primera División. Sin embargo, pase lo que pase finalmente, el central continuará como referente en la zaga rojilla.

En efecto, son 29 los puntos que acumula a día de hoy el Mallorca, los cuales le dejan en la décimo octava plaza, la primera que otorga billete para Segunda División. Y la empresa para los de Vicente Moreno no se antoja fácil, pues tiene cinco de distancia con su más inmediato predecesor en la tabla, el Celta de Vigo, a falta de 15 puntos por disputarse. Se antoja, sin duda, un desenlace de infarto, por lo que la entidad se ha querido asegurar la confianza en un punto clave de su plantel, dando además el primer paso del proyecto de la siguiente campaña, sea cual sea la categoría en la que compita.

Y es que Raíllo es ya toda una institución en Mallorca, donde acumula hasta 133 partidos oficiales con la camiseta bermellona, entre los que ha marcado un total de 6 goles. Un futbolista que comenzó a destacar en su juventud en los escalafones inferiores del Pozoblanco y en la propia primera escuadra de la entidad vallesana. De hecho, fueron sus actuaciones en el club de Los Pedroches las que le valieron el salto al filial del Real Betis, desde el que aterrizó después en el del Córdoba. Sin embargo, en El Arcángel no gozó de la confianza esperada, por lo que salió a buscarse la vida lejos de casa. Eso fue lo que le llevó a pasar por clubes como Espanyol o Ponferradina, justo antes de aterrizar en el Mallorca en el curso 2016-17, a partir del que se fue abriendo hueco desde Segunda B hasta alcanzar Primera División.

Es más, su llegada a la isla le hizo vivir el descenso a la categoría de bronce, a partir del cual se fue rehaciendo junto a la entidad, que hoy por hoy ya compite con los mejores. Y Ahora piensa seguir luchando en las seis jornadas que quedan para lograr el sueño de la permanencia. “Ese cariño que nos tenemos dentro del vestuario hace que las renovaciones sean más fáciles, incluso en los momentos difíciles como el de ahora. Si me tengo que ir a la guerra, sea en Primera o en Segunda, voy a ir junto a mis compañeros”, afirmaba el futbolista en los canales oficiales del club.

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